Un general japonés decidió atacar a sus contrincantes. A pesar de que sólo contaba con un soldado por cada veinte enemigos, estaba seguro de vencer. En cambio sus soldados abrigaban muchas dudas. Cuando marchaban hacia el combate, se detuvieron en un monasterio. Después de meditar, el general les dijo: “vamos a ver cuál será nuestro destino, voy a lanzar una moneda al aire, si sale cara, venceremos, si sale cruz, seremos derrotados”. Lanzó la moneda y salió cara. Los soldados se motivaron de tal manera que vencieron al enemigo.
Después del triunfo, el comandante le dijo al general: – Nadie puede cambiar el rostro del destino-. -Efectivamente- contestó el general y le mostró la moneda falsa que tenía cara por ambos lados.
Esta metáfora es un ejemplo del que podría ser el destino de México en los próximos seis años. Muchos no creemos que el cambio sea el paraíso que nos ofrece, ya saben quién. La pregunta al lanzar la moneda sería: ¿mejor o peor?. La deuda de nuestro país es enorme, se han despilfarrado demasiados recursos económicos y humanos. La estrategia que ofrecen los candidatos para combatir la inseguridad y la violencia es mínima. Mientras el vecino del norte siga comprando narcóticos y vendiendo armas no veremos cambios sustanciales, en cuanto a la delincuencia. La partidocracia ha cambiado radicalmente la política en nuestro país, del partido mayoritario, emergieron alumnos que superaron al maestro. Los partidos tienen dueño y reciben una cantidad de recursos de nuestros impuestos que se podrían destinar a otras áreas, despilfarran los privilegios en espacios públicos y en los medios. El árbitro, el Instituto Nacional electoral nos cuesta carísimo, mientras los partidos lanzan su moneda al aíre, dicen ser de izquierda y otros de derecha, pero los ciudadanos no vemos las diferencias. Las expectativas generadas en el 2000 por el triunfo de la derecha y de Vicente Fox pronto se vinieron abajo.
La democracia que inició en las urnas, hoy está encerrada entre el encono y la desesperanza. Sentimientos ampliados por el triunfo de Trump, quien agravó la ruptura social, racial, económica y cultural e intensificó una desconfianza entre los países y el mundo que será difícil de reparar.
Los enfermos de poder, los demagogos, como Trump y los candidatos quienes en nuestro país hacen campaña para llegar al poder, ofrecen el paraíso a cambio del voto. Las campañas dividen, entre los buenos y los malos, pero no vemos estrategias que puedan acabar con la violencia y mejorar la economía tan afectada por la crisis internacional, los terremotos y los despilfarros. Los ciudadanos están decepcionados, resentidos y desconfiados.
Esta metáfora ejemplifica los errores y horrores que se cometen cada sexenio. Unos cazadores alquilaron un avión para ir de cacería, el piloto al ver los animales que habían cazado, les aclaró: -El avión no puede cargar con los dos búfalos, solo llevaremos uno-. El cazador insistió. – El año pasado el piloto nos permitió llevar los dos búfalos en un avión igual que éste, te daremos una gratificación-. El piloto, acabó cediendo: – Está bien; si ya lo hicieron, supongo que también podremos hacerlo ahora-.
El avión inició el despegue, cargado con los tres hombres y los dos búfalos pero no pudo ganar altura y se estrelló contra una colina cercana. Los cazadores salieron a rastras del avión y miraron alrededor. El cazador le preguntó a su compañero – ¿Dónde crees que estamos?- El otro inspeccionó la zona y dijo: -Me parece que unas dos millas a la izquierda del lugar donde nos estrellamos el año pasado-.
En estas elecciones mantenernos neutrales no es una opción, debemos involucrarnos, la indiferencia ayuda al opresor, no a la víctima, el silencio da ánimo al enfermo de poder, tenemos que responsabilizarnos.