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La Modernidad líquida

Somos la generación light, viviendo en la modernidad líquida. Una comunidad saturada de informaciones con escasa empatía hacia otro ser humano, intereses que quedan a un nivel superficial, inmersa en el materialismo, la permisividad y el hedonismo. Todo cambia tan rápido que no sabemos a qué atenernos, atrapados en un mundo lleno de información en el cual se perdió la capacidad de maniobra y de asombro.

Por otra parte, las conquistas por los derechos humanos han traído algunos logros: la revolución informática, los avances de la ciencia, la inclusión de los grupos vulnerables y de las minorías, la equidad de género y la democratización de muchos países. Pero ahora resulta que la democracia no resultó ser lo que esperábamos, la gran decepción es el Presidente de Estados Unidos. Se confirma lo que dijo, el otro Presidente, Thomas Jefferson “la democracia es el gobierno de las masas donde el 51 por ciento puede lanzar por la borda los derechos del otro 49 por ciento». Eso es lo que estamos viviendo y sufriendo con un presidente tan impopular, interesado en darle más poder económico a los ricos. Quiere negar el mundo de la globalización, esa que su país ha impulsado tanto. En la modernidad líquida, según el sociólogo Zygmunt Baumann, forma de organización social en la que estamos inmersos, en donde nada permanece y todo es fugaz, incompleto, indefinido, los puntos de referencia sólidos se desvanecen en el aire. Es el espacio en el cual algunos mostramos una preocupación profunda por la pérdida de la ética pública, en donde se pierde el sentido de misión colectiva, incluso el cambio de poder.

El poder ya no está en manos de la política, emigró a otras instancias sin ética, sin moral. El materialismo se liberó del control del estado y ahora el poder lo ostentan los mercados del neoliberalismo mientras las redes sociales se volvieron la zona de confort en donde los internautas debaten con quienes piensan igual que ellos. En las redes sociales pueden agregar amigos, borrarlos, sienten que controlan con quién se relacionan. Pero no podemos dejar de lado que el hombre light se siente abandonado, solo, tiene miedo, está ansioso por los grandes temores de estos tiempos: la guerra económica, la guerra de poder de los países que con las armas aumentan sus ganancias, la inseguridad que causa el narcotráfico y los desastres por el cambio climático. Incluso la crisis de los refugiados, la incertidumbre de los migrantes y el rechazo al muro. Con tanta información se perdió el interés colectivo, la individualización es parte de la modernidad líquida y las redes sociales se utilizan para encerrarse en su zona de confort, para sentir que tienen el control de sus emociones, criticar sin comprometerse, liberar el odio y la inconformidad de no tener un gobierno que resuelva los problemas. Algo salió de bueno para los mexicanos con el rechazo a Trump, nos sacó de la zona de confort, el Presidente Peña Nieto metió el primer gol, con el rechazo a la invitación y a pagar el muro, el gran negociador perdió la negociación incluso antes de haber tenido la reunión. Hoy el mundo ha visto al Presidente de México enfrentarse al gran negociador y darle su primera derrota, a pesar de que muchos no lo creen.

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