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La mente y el cerebro

De manera cotidiana confundimos la mente con el cerebro. La mente es un cúmulo de experiencias subjetivas ocasionadas por dolor, ira y otras emociones como placer, tristeza y amor. El cerebro es una red material de neuronas, de sinapsis neuronales y una fábrica de sustancias bioquímicas. Todavía no se tiene muy claro cómo los miles de millones de neuronas generan experiencias y sensaciones como dolor y placer. En algunos casos millones de neuronas disparan señales eléctricas, y, de pronto, ante un cierto contexto sentimos dolor, al mismo tiempo, con un patrón diferente y solo con pensarlo, sentimos amor. 

Las investigaciones del cerebro están avanzando de prisa gracias a la ayuda de microscopios electrónicos, escáneres cerebrales y poderosos computadoras. Estos dispositivos detectan cambios bioquímicos y eléctricos en el cerebro, pero no dan pistas acerca de las experiencias subjetivas como el estado de ánimo. Estamos tan acostumbrados a los reportes clínicos de laboratorio que, cuando la persona se siente deprimida, sufre ansiedad o es agresiva quiere un resultado clínico que demuestre cuál es el factor físico que le está causando ese estado de ánimo. Para diagnosticar una depresión a la fecha no hay un reporte de laboratorio clínico que explique la causa. La depresión constituye una de las grandes epidemias de la sociedad moderna. La causa puede venir de dos áreas: la exógena y la endógena. La exógena puede ser más fácil de detectar. Generalmente deriva de acontecimientos pasados como abuso sexual, abandono o actuales como un duelo por un familiar fallecido, incluso por la pérdida de una mascota o también por situaciones como quedarse sin empleo, por un robo, por conflictos de pareja y tras otros más graves como un secuestro o el dolor por un familiar desaparecido. La endógena es causada por enfermedades como diabetes, cáncer, las autoinmunes como artritis, lupus, alergias e incluso por las que están relacionadas con mala digestión como el colon irritable. 

Existen varios circuitos neuronales implicados en la depresión como los monoaminérgicos: serotonina, dopamina y noradrenalina, pero no se ha demostrado que estos circuitos causen degeneración o disfunción responsable de la sintomatología. Degeneración que, sí sucede en el cerebro a raíz de enfermedades como Alzheimer y Parkinson. 

La depresión es un trastorno de la tristeza en el cual convergen infinidad de síntomas: pena, abatimiento, apatía, falta de placer por actividades cotidianas y del deseo de vivir, ideas de suicidio, problemas de sueño, falta de concentración, atención y pérdida de energía. Los métodos para detectar el estado de ánimo tienen que ver con “test” cuestionarios, preguntas de patrones recurrentes ya establecidos. Pero, es muy importante el ojo clínico, la observación, la empatía con la persona que sufre, lo que se adquiere con la experiencia de los que nos dedicamos a la salud mental. En ciencia cuando se investiga un fenómeno concreto, se tiene que hacer de manera directa. En cambio, los antropólogos hacen uso de las fuentes secundarias y la observación directa. Es un hecho la observación de sí mismo nunca ha sido fácil y con el tiempo resulta más difícil. 

Es importante estar atentos, es mejor que seamos nosotros quienes comprendamos nuestra mente antes de que los algoritmos lo hagan por nosotros. Un algoritmo, es un conjunto ordenado de operaciones sistemáticas que permite hacer un cálculo y hallar la solución de un tipo de problemas. Cada vez resulta más difícil saber quiénes somos en verdad, ya que, cuando intentamos observarnos, lo que encontramos son relatos prefabricados, prejuicios, juicios morales de cada región donde habitamos. 

La exploración libre y abierta resulta peligrosa y amenaza con socavar el orden social, pensar diferente se vuelve un problema delicado. En el futuro cercano, los algoritmos podrán engañarnos y será cada vez más difícil para la gente observar la realidad sobre sí misma. Los algoritmos van a decidir por nosotros y van a decirnos lo que debemos saber sobre nosotros. Es el gran peligro de la inteligencia artificial. 

Tenemos unos años quizás una década todavía para elegir, podemos investigar quienes somos en realidad o dejarnos llevar por los relatos que compartimos. También es cierto que la manera más fácil, la que no nos complica es seguir haciendo lo que hace el rebaño. No olvidemos que la maestría domina las partes, si queremos crecer necesitamos informarnos, buscar el conocimiento; el pensamiento holístico va de la mano con la salud, las relaciones humanas, el patrimonio personal y la felicidad.

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