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La manosfera

Sorprende ahora que los blancos parecieran necesitar llamarse blancos. Antes su supremacía no les requería distinguirse, pues eran los más y los que mandaban y desde allí señalaban a los negros, latinos y otras “especies” que merecían su desprecio. Las previsiones son que en una o dos décadas serán minoría. Me gustaría decir que es un buen signo pues muestra que las cosas ya no están del todo garantizadas a su favor y por eso necesitan nombrarse. Pero resulta que en esa necesidad de distinguirse y nombrarse, va también lo peor.

La necesidad de muchos de expresar su contrariedad ante los resultados electorales en USA, está llena de señales que podemos entender como esperanzadoras: manifestaciones en todo el país, declaraciones de los famosos, y más aún, el aumento en las contribuciones a muchas organizaciones que tienen que ver con la equidad de género, de raza, entre ellas el Planned Parenthood… Lo peligroso es contentarse demasiado, dejarse cegar por el optimismo y regodearse en la coincidencia con los que expresan opiniones similares y actúan en consecuencia. El otro lado de la moneda, la otra mitad, la que faltaba, acecha con fuerza.

¿De qué sirve saber que estás de acuerdo con los que piensan igual que tú? No sólo es discriminatorio sino también tonto. Creo que en este momento es necesario, saludable y responsable, saber de qué está hecho lo que piensa el que piensa distinto. Y no es difícil enterarse, justamente porque es el momento en que los nudos se desatan, el silencio se rompe y deja salir los demonios. Por todas partes circulan las más inesperadas confesiones de arte y parte, de los que antes del triunfo estaban callados y ahora se sienten apoyados para darle rienda suelta a sus razones muchas veces furiosas.

Y así es que descubrimos que el que pensábamos que estaba de acuerdo pues no lo está, y de razones que van más allá de lo imaginado. Y fue así, al calor de ese caldo que se cocina a todo fuego, que me topé con la “manosfera” (The Guardian, “We need to talk about the online radicalisation of young, white men”. Abi Wilkinson, Noviembre 15).

La «manosfera» es una subcultura que se nutre de blogs, foros, subreddits y publicaciones de medios alternativos en línea, que se centra en el odio, la ira y el resentimiento contra el feminismo específicamente, y contra las mujeres en general. Tan increíble como cierto.

Una tendencia expresamente ligada al «alt-right» que está sonando mucho en estos días, luego de que el presidente ejecutivo de uno de sus medios de comunicación más populares, Breitbart, fue nombrado jefe de estrategia de Donald Trump; y el jefe de la oficina británica, Milo Yiannopoulos, también también vino corriendo a reunirse con el presidente electo. O sea que la cosa va en serio. Estas personas son ahora parte del paisaje político.

Lo que piensan está en la web, en el espacio de la “manosfera”. Abundan los foros donde se pueden leer largos e iracundos manifiestos que expresan su creencia de que las mujeres son todas “putas”, que «se montan en el carrusel del falo», que duermen con una serie de «machos alfa», en un periplo sexual que termina cuando se deciden por una “verga beta” por establecerse con la seguridad financiera que les brindan esos betas. No son pocos los que piensan que a las mujeres opinadoras, feministas y similares, hay que ponerlas en su sitio con la técnica de la «violación correctiva».

También tienen lugar en la “manosfera” los hombres parte del movimiento que se distingue porque deben evitar cualquier clase de relación romántica o sexual con las mujeres pues ellos sólo quieren hacer lo que les da la gana, por decirlo de alguna manera (“men going their own way”). Y los defensores del «matrimonio tradicional», que aconsejan casarse con mujeres muy jóvenes, porque son más fáciles de controlar. También tienen su espacio los involuntariamente célibes («incel» ) y su resentimiento, y los que deliberadamente evitan la actividad sexual («volcel»), incluso la masturbación, con la creencia de que la eyaculación agota su testosterona y los despoja de poder masculino… Simplemente espeluznante.

Los individuos que componen la “manosfera”, generalmente usan seudónimos; sin embargo se estima que son sobre todo jóvenes y blancos, en promedio. Se reparten entre los socialmente incómodos, los amantes de videojuego, los divorciados amargados, los que sienten que las mujeres no les dan el respeto y la admiración que merecen, los racistas que denuncian que los hombres negros están «tomando a nuestras mujeres». Incluso los que dicen ser muy exitosos en atraer a parejas sexuales, pero que de todas maneras odian a las mujeres, tienen su espacio en la “manosfera”. Por eso los neofascistas expresamente utilizan la “manosfera” para reclutar adeptos entre los jóvenes frustrados y furiosos.

No quiero decir que los 60 millones de personas que votaron por Trump (entre las que se cuenta el 53% de las mujeres votantes), son de esta calaña. Lo que sí podemos asegurar es que los del “alt-right”, y “manósferos”, están de su lado y más, pues están siendo llamados a instalarse en el gobierno.

Si antes de la elección, los miembros de la comunidad en línea de “alt-right” aconsejaban a muchos mantener el secreto de su simpatía por Trump para evitar ser «estigmatizados» por sus pares más liberales, ahora ya no hay nada que esconder. Están celebrando abiertamente la posibilidad de las deportaciones masivas, quitarle el apoyo al Planned Parenthood, la construcción del muro… celebran la victoria como un avance contra el feminismo y el multiculturalismo. Están contentos de que los hombres blancos estén de nuevo en control. Se sienten reivindicados porque las cosas volvieron a su lugar.

Según Wilkinson, es posible trazar la trayectoria que lleva a los “manosferos” a adherirse a una ideología cohesiva de la supremacía blanca y la misoginia. Y tiene que ver con la insatisfacción con la situación social y el éxito sexual. Freud pareciera seguir teniendo razón, el sexo es el combustible último que nos define y nos mueve.

Pero… ¿cómo se sana lo que proviene de la insatisfacción amorosa? ¿Con presupuestos y programas sociales…? ¿Cómo se combate un fenómeno como la “manosfera”?

Los componentes de este malestar general que se supone fue lo que llevó a Trump a la presidencia, se vislumbran cada vez más complicados. Cada vez hay más pistas que llevan a pensar que existe un vínculo entre el odio en línea de los “manosferos”, el resentimiento de las mujeres y el auge del neofascismo. Un coctel nada sencillo y de efectos desconocidos. Es muy difícil predecir hasta dónde pueden llegar las esquirlas.

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