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La maldición de los recursos como el petróleo

El presidente López Obrador vive obsesionado con la bonanza petrolera que tuvo México, quiere sentirse como Lázaro Cárdenas. Se muestra orgulloso de haber comprado la refinería Deer Park en Texas. La holandesa Shell, no tenía en venta la refinería, ya que estaba considerada obsoleta por la cantidad de demandas por contaminación ambiental que tuvo que enfrentar. El ofrecimiento del gobierno de México para ellos fue como ganarse la lotería. Shell, ya tiene planes a futuro; convertirse en proveedor de energías limpias.

El presidente sueña, sin consultar, con ser autosuficientes en la gasolina que consumimos. Sin embargo el tipo de crudo que se extrae de aguas mexicanas es pesado y requiere de un proceso cada vez más costoso, de manera que la demanda ha perdido fuerza en los mercados internacionales. Mientras otros países planean invertir en energías alternativas para el futuro López Obrador sigue empeñado en mirar al pasado.

En la década de los setenta, el precio internacional del petróleo provocó, una acumulación excepcional de riqueza en los países petroleros. En 1973 el embargo árabe cuadruplicó el precio del crudo, de 3 a 12 dólares por barril. Luego por la guerra Irán-Irak se incrementó ulteriormente hasta llegar a 37 dólares por barril. Lo que significó ingresos por 300 millones de dólares diarios a los países productores. Las transferencias de dólares parecía que apuntaban a una era de progreso en países productores como México, Venezuela y Nigeria. Sin embargo, la bonanza se disipó en cuanto el precio empezó a caer. El PIB de Venezuela, el país con más petróleo en América Latina se redujo a la mitad. Mientras que el poder de compra de los países petroleros se reducía, el excedente en la balanza de pagos se convertía en un déficit, la deuda externa y la inflación se disparaban a dos dígitos. Las consecuencias del auge petrolero afectan a los gobiernos. Venezuela gobernaba como uno de los primeros sistemas democráticos de América Latina y al bajar el precio del petróleo el gobierno se desestabilizó.

¡Que paradoja!, la riqueza de recursos como el petróleo no se traduce en crecimiento económico y bienestar de la sociedad. Es la “Maldición de los recursos”. Nigeria es otro ejemplo: uno de los principales productores de petróleo ha obtenido más de 340 mil MDD en ingresos, sin embargo, el 70 por ciento de la población vive en pobreza, no cuenta con servicios sanitarios, agua potable y la mortalidad infantil es de las más altas del mundo. En cambio, países como Noruega y Botsuana, ricos en recursos naturales no renovables tienen un desarrollo exitoso. La riqueza que generan los recursos naturales subestima la necesidad de acumular capital humano para promover crecimiento económico.

En China la industria manufacturera, llamada inversión en capital humano se convirtió en una parte esencial de la creación de riqueza. El término: “El síndrome holandés” explica la correlación negativa entre riqueza de recursos naturales y crecimiento económico. Cuando el precio elevado de una materia prima proviene de los recursos naturales desata un auge de exportación, el ingreso abrupto y masivo de divisas lleva a una apreciación del tipo de cambio real. Esto, provoca una pérdida de competitividad en otros sectores exportadores, como el agrícola, el manufacturero, y termina por distorsionar la estructura de la economía. El síndrome holandés se debe a decisiones políticas, no es fácil entender los distintos niveles de desarrollo de naciones con abundantes recursos naturales como Arabia Saudita que han alcanzado niveles de bienestar mucho más altos que Nigeria.

Depender de un bien cuyo precio es altamente volátil dificulta la planeación de ingresos y gasto público. Los chinos planean y realizan obras pensando en el futuro, en los próximos años van a pasar de ser manufactureros y fábricas de bajo costo para occidente a desarrolladores de tecnologías de punta. Se están enfocando en la educación desde primaria hasta la universidad, en especial en áreas técnicas y científicas. Están aprovechando la posición de liderazgo que tienen junto a los otros tigres asiáticos.

Los países deben impulsar su desarrollo industrial basado en sus recursos. En Oriente su mano de obra, en Latinoamérica sus recursos naturales, agropecuarios, minería y las energías renovables. En México contamos con grandes recursos, excelente clima y capital humano, somos un gran país para que lo dirija un presidente tan ignorante que no escucha, no hace equipo y vive en el pasado.

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