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Aladar Temeshy
viceversa mag

La jaula del ser

Nos dejó Zaha Hadid la maravillosa arquitecto de las perspectivas múltiples de la geometría fragmentada. Su diseño con poder operativo marca con ondulante curvatura el espacio y nos obliga a reflexionar sobre la relación de la realidad entretejida de la arquitectura y del ser humano en nuestro mundo transnacional. Identidad, espacio y tiempo están bajo la lupa de las imbricaciones de imágenes físicas y sensuales. La revolución de las masas – Ortega y Gasset – por la defensa natural obligó al ser pensante guardar y cuidar sus valores principales y su propio criterio en su jaula del ser. La repetida pregunta por siglos todavía está abierta: ¿dónde estamos y adónde vamos, la relación natural del ser, su existencia y actividad diaria está verdaderamente concordante con el ambiente construido? 

El espacio, tiempo y percepción ha sido analizada por Franz Brentano, Henry Bergson y Julián Marías y su proyección dentro de los cambios continuos de la existencia. Nuestros conocimientos sobre el cuerpo físico humano están distanciando por día de la anatomía de Henry Gray, pero no así las medidas básicas. Los griegos y romanos definieron que la longitud del paso humano es de dos pies y todavía sigue siendo de dos pies. Nuevos materiales, nuevas posibilidades estructurales, cambios sociales y comportamientos, edificaciones afroditas o dietas de multa – vitamínicas no cambiaran, ni alternarían  las escalas de la morfometría humana gravada y guardada en su subconsciencia. La presión de la comunicación social, la competición masiva, factores sociales y económicos están cambiando los patrones de comportamiento,  pero nunca alternaran las medidas naturales del ser que están bien gravadas en el diseño arquitectónico como norma permanente.

Arquitectura es el arte de la creación de espacios y, su medida es el hombre donde su paso es de dos pies de largo. Largos corredores lo afectan con su efecto de túnel y causan claustrofobia a pesar de estar colgados como hamacas urbanas entre edificios sobre calles y avenidas. El ser humano reacciona sobre el ambiente circundante según su escala personal y sensibilidad de su jaula del ser. La forma y tamaño  es su territorio personal donde las subyacentes implicaciones sean natas o estudiadas, pero nunca alejadas de su mundo construido.

Mirando afuera de la ventana de su cuarto en el piso ciento setenta y cinco de la mega estructura el ser está perdido ya que no está ni aquí, ni allá. Está solo en la admirada altura. En los años treinta del siglo pasado un joven explorador conquistó el Matterhorn de los Alpes de 14.692 pies de altura y cansado se sentó sobre la roca conquistada y entendió en su soledad desesperada, que su única posibilidad que le quedaba era escupir en la circundante nada.

Es triste que la altura y soledad de Matterhorn estén creciendo y encerrando la persona más y más en su propia jaula del ser. El Alfa Animal de las masas en las alturas de la tecnología está alejándose de la arquitectura donde él en su jaula es la medida. Cubrimos el enceramiento con fantasmagóricas sueños fortificados con análisis cuantitativo reforzado por multi – fuentes lineales interconectadas.

¿El ser en su jaula autoconstruida tendrá espacio para dar un paso de dos pies de largo?

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