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La Incertidumbre de la modernidad 

Vivimos de prisa. Son tiempos de incertidumbre. Habitamos en un mundo de profundos contrastes y saber adaptarse a los grandes cambios es la nueva condición de los seres humanos. Como sentenció Darwin: “no es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente. El que sobrevive es aquel que es más adaptable al cambio”.  

En tiempos de crisis, muchos se muestran indiferentes, otros se aferran al pasado y los ansiosos quieren ganarle al futuro. La violencia, la inseguridad, son noticias, hechos dramáticos de todos los días, que nos preocupan. Es tanta la información que recibimos que satura la capacidad de asombro. Como manera de sobrevivencia, utilizamos los mecanismos de defensa inconsciente, anestesiarnos para no sentir. Se percibe en la población un estado de aplanamiento afectivo y añoramos la “edad de oro”. Son muchos los acontecimientos que desestabilizan la seguridad y confianza en el presente y que amenazan los sueños a futuro. A veces nos gustaría decir como Mafalda: “Paren el mundo que me quiero bajar”.  

Es mucho lo que hemos cambiado en pocos años, pero el progreso no ha traído felicidad, nos genera apegos, necesidades que no llenan el vacío espiritual: la globalización, la tecnología, los adelantos de la ciencia hacen que el mundo se mueva a una velocidad que no habían visto las generaciones anteriores y lo hace además con grandes contradicciones ideológicas.  

La temperatura del planeta se ha elevado de manera alarmante, consecuencia de la irresponsabilidad de los países industrializados y de cada uno de nosotros, y la madre naturaleza nos está dando grandes sorpresas, muestra signos de enfermedad, aunque la naturaleza es tan sabia que utiliza mecanismos de autocuración para volver a su estado de equilibrio. El mundo no va a desaparecer, el hombre resultó su peor depredador y el planeta solo nos expulsa. Estorbamos el ecosistema. El Presidente Trump de manera irresponsable lo niega sin embargo las tragedias de estos últimos años son parte de la depuración del planeta: huracanes muy destructivos, como el de Puerto Rico, terremotos como el que acaba de sufrir nuestro país y del que todavía no se ha recuperado del todo, las erupciones volcánicas, como las de Hawái y la más reciente de Guatemala.  

Otro tema que nos mantiene en una gran incertidumbre es la economía. En México la inflación se dispara y las elecciones nos traen memoria dolorosa, como la que sufrimos en el 94. Los pesimistas dicen que vendrá otra una gran devaluación.  

Trump, todos los días avienta misiles a nuestro país, que afectan el precio del dólar y por más negociaciones que tratan de llevar adelante no logran concretar el tratado de Libre comercio.  

En política internacional hay grandes conmociones y sorpresas: la destitución de Lula como presidente de Brasil y su encarcelamiento, la destitución de Dilma y la de Rajoy, en España que es la más reciente. Sigue la violencia en Nicaragua, país en el cual un pueblo entero está luchando para destituir a su presidente, y continúa la tragedia que viven los venezolanos con el Presidente Maduro, que está apoltronado en el poder.  

En nuestro país estamos a unos días del cambio de gobierno y sigue la disputa por el futuro. La mayoría de la población espera una vez más que una persona, la que ocupe el cargo en la presidencia, les resuelva problemas que para su real solución requieren de la participación de toda la población.  

México necesita un cambio, pero no solo de partido, un cambio de sistema en donde el gobierno y la población trabajen juntos porque como dijo Ortega y Gasset “la vida es un conjunto de desafíos a los que respondemos con un conjunto de soluciones a las que llamamos “cultura” y puesto que muchas soluciones son posibles, lo son también muchas culturas”.  

México necesita, democracia con memoria, progreso con cultura y porvenir con pasado. La aldea global, la aldea local, requieren de compromiso, honestidad, menos ambición económica, más visión humanista y nunca olvidar que la tecnología es un medio, no un fin. Todos tenemos que ser fuente de responsabilidad social.

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