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Azucena Mecalco
ViceVersa Magazine

La hipotiposis en la era del emoticón (Parte II)

La hipotiposis en la era del emoticón (Parte I)

Con la reciente popularización de las redes sociales el concepto de comunicación ha mutado de manera radical. Ahora basta con un símbolo (emoticón), imagen o gift para transmitir una serie de ideas que en épocas anteriores debían ser descritas con palabras. El uso del lenguaje escrito ha dejado de ser primordial en el establecimiento de interacciones sociales e incluso comunicativas.

La imagen suplanta al texto dejando de lado el proceso cognitivo que obligaba al cerebro a: «pintar las cosas de tan vivos colores, que no parece que se estén oyendo ni leyendo, sino viendo [1]». La hipotiposis se transforma en un proceso cognitivo arcaico para las nuevas generaciones que encuentran en la comunicación fugaz, a través de medios audiovisuales, los recursos para entablar relaciones sociales, ayudados por las múltiples herramientas como los smart phones, que logran una traducción completa al idioma deseado en tiempo real, o te permiten mostrar una imagen como respuesta a una frase, opinión, texto, video, etcétera. Aunque quizá en términos menos dramáticos, la hipotiposis se ha transformado y se requiere una nueva forma de expresión para llamar al proceso de cognición que logra que el interlocutor perciba un sentimiento o lo asocie a un estímulo visual, ya no sin necesidad de conocer un idioma extranjero, sino incluso el propio.

Cierto es que la hipotiposis ha generado controversia, y aunque autores como Juan Antonio González de Valdés y hasta Hermann Parret han coincidido en la caracterización de su definición, no deja de ser ésta subjetiva al no contar con parámetros exactos para su medición, cuándo una descripción logra generar el proceso en el que apreciamos cada detalle de manera vívida, ¿acaso depende ésta de la imaginación del lector, escucha o interlocutor?

En su ensayo Les semaphores sous la pluie, Umberto Eco destaca la trascendencia de la hipotiposis, asimismo revela el carácter circular de su definición lo cual produce confusión al momento de su análisis; pues de acuerdo con las palabras del autor italiano «definen a la hipotiposis como la figura mediante la cual se presentan o se evocan las experiencias visuales a través de procedimientos verbales»[2], pero nunca se logra crear una definición a partir de la cual surja un estándar para entenderla plenamente.

Hace algunos años leí Tokio Blues del considerado autor pop Haruki Murakami, quien logra consolidar imágenes vivas de las experiencias de sus personajes a través de distintas etapas de su vida, mediante descripciones físicas y psicológicas de los ambientes y personas. Más tarde, mientras aprendía el idioma japonés se presentó la oportunidad de leer el mismo libro en su idioma original y la diferencia resultó trascendental, mi curiosidad me impulsó entonces a buscar la obra en inglés con similares resultados. Mientras que en la traducción de Lourdes Porta se leía:

Para que no me estallara la cabeza, me encorvé, me cubrí la cara con las manos y permanecí inmóvil. Al poco se acercó a mí una azafata alemana y me preguntó si me encontraba mal, le respondí que no, que se trataba de un ligero mareo.

– ¿Seguro que está usted bien?
– Sí, gracias – dije.

La azafata me sonrió y se fue [3].

En su versión estadounidense ponían:

I bent forward, my face in my hands to keep my skull from splitting open. Before long one of the German stewardesses approached and asked in English if I were sick.

“No,” I said, “just dizzy.”

“Are you sure?”

“Yes, I’m sure. Thanks.”

She smiled and left, and the music changed to a Billy Joel tune [4].

En el original en japonés decía:

やがてドイツ人のスチュワーデスがやってきて、元気がわるいのかと英語に訊いた。大丈夫、少し目まいがしただけだと僕は答えた。

「本当に大丈夫?」

「大丈夫です、ありがとう」と僕は言った。

スチュワーデスはにっこりと笑って行ってしまい、音楽はビリー・ジョエルの曲に変わった [5]

Y aunque básicamente transmiten la misma idea, existe una diferencia notable: el uso del verbo SHIMAIMASU, que ni en español ni en inglés cuenta con una traducción; y que implica, sin embargo, una serie de conceptos y emociones asociadas a un sentimiento específico desarrollado tras una serie de circunstancias: desde la tristeza hasta la indignación. En el momento en el que uno lee el original se da cuenta de la desolación del personaje en cuanto la azafata se retira, en cambio en las dos traducciones presentadas se genera un vacío imperceptible para quien no tiene acceso al texto original, o para quien no conoce el idioma japonés.

Mas, como bien señala Hans-Georg Gadamer nuestra comprensión se realiza por medio de asociaciones, espirales de conocimiento que atan todos los fenómenos con otros de índole inferior o superior; las frases se transforman para que un idioma sea comprendido en otros países, así muchos elementos se pierden durante el proceso de traducción, haciéndola imposible en su totalidad. De esta manera en la traducción literaria se busca lograr la afinidad más intrínseca entre el texto original y el idioma que lo traduce. Y aunque no se complete totalmente la idea del autor, la hipotiposis se genera.

Por otra parte, en el año 2010, el director Tran Anh Hung decidió llevar a las pantallas de cine la misma obra, protagonizada por dos de las estrellas japonesas más importantes del momento. De esta manera la obra fue conocida por muchas personas únicamente en su versión fílmica, en donde los sentimientos y experiencias se apreciaban a través de las imágenes. Y como ocurre cada vez que se adapta una novela la opinión se polarizó; pues, de acuerdo con algunos seguidores del texto, la película dejaba de lado el romanticismo y nostalgia evocadas en la obra original.

¿A dónde va la hipotiposis cuando observamos un producto visual acabado, es decir cuando presenciamos ese mismo proceso pero visto a través de los ojos de un director, un guionista y todo un equipo técnico? Aunque desde luego este no es el problema; sino, ¿qué ocurre cuando trasladamos este fenómeno a términos reales? Dentro de una conversación cotidiana por ejemplo, a través de Facebook (la red social con más miembros en la actualidad, 1590 millones de usuarios[6]), la hipotiposis, si es que existe, es generada básicamente por medio de estímulos visuales que le facilitan al receptor de nuestros mensajes conocer nuestra ubicación, e incluso deducir nuestro estado de ánimo.

Ello puede parecer poco trascendente si pensamos que las redes sociales y la tecnología avanzan presurosamente, generando cada vez más formas de interacción inmediata; lo cual permitirá, en un futuro cercano, la aproximación con nuestros semejantes en muy diversas formas. Pero también surge un detalle imprevisto o poco atendido: el ser incapaces de llevar a cabo un proceso de cognición como la hipotiposis implica también una deficiencia nuestra para comunicar nuestras ideas mediante el lenguaje oral y desde luego escrito. Es así que surgen otras muchas consecuencias negativas asociadas al problema inicial. La primera de ellas es la falta de interés en la lectura, cómo podrían las nuevas generaciones sentir atracción por la lectura cuando ésta los obliga a hacer trabajar a su cerebro en pos de crear una imagen mental, cuando les resulta mucho más sencillo mirar una producción audiovisual.

El segundo problema es qué tan eficaz es el uso de las imágenes para transmitir una emoción o describir un paisaje. Bajo estos preceptos surge la frustración por la falta de entendimiento para con nuestro interlocutor, pues en ocasiones es mucho más sencillo enviar una carita feliz que relatar un suceso de la vida cotidiana, cuando en realidad la carita feliz ya ni siquiera cuenta con una connotación real de felicidad; sino que incluso puede fungir como evasiva para evitar ahondar en un tema que genera incomodidad. Existen desde luego muchas otras consecuencias, incluida la falta de interés en el aprendizaje de lenguas extranjeras a la cual se incorpora la mala orografía, la incapacidad de análisis y comprensión de textos cortos, la imposibilidad de interacción cara a cara, etcétera.

Los aspectos socioculturales y psicológicos alrededor de este tema son una prioridad en este momento de transición tecnológica, aunque como siempre lo más importante es que nosotros mismos comencemos a ser conscientes de este fenómeno para buscar aprovechar las consecuencias positivas de la interacción icónica y desechar aquello que resulte negativo de acuerdo a nuestra propia perspectiva.


[1] GONZÁLEZ DE VALDÉS Juan Antonio. Gramática completa grecolatina y castellana: combinada en caracteres latinos. Imprenta Real. Madrid, 1814, pp. 297.

[2] ECO, Umberto. Los semaphores sous la pluie. Centro de Estudios Semióticos y Cognitivos de la Universidad de San Marino. 1996

[3] MURAKAMI, Haruki. Tokyo Blues. Norwegian Wood. Tusquets Editores. México, 2005. Pp.7.

[4] MURAKAMI, Haruki. Tokyo Blues. Norwegian Wood. Vintage International. U.S.A. 1999. Pp. 9.

[5] 村上春樹。ノルウェイの森。株式会社講談社。日本。1987。Pp。8

[6] Trecebits.com. Facebook ya tiene 1.590 millones de usuarios . Por Manuel Moreno http://www.trecebits.com/2016/01/28/facebook-ya-tiene-1-590-millones-de-usuarios/ Fecha de publicación 28 de enero de 2016. Fecha de consulta 1 de octubre de 2016. 17:20 hrs.

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