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Andrea Castro
viceversa magazine

La extrema derecha en la Feria del Libro de Gotemburgo

“Mientras grupos de extrema derecha participen de la Feria del Libro de Gotemburgo, no nos será posible hacerlo a nosotros. En vez, asistiremos a los eventos alternativos que se están organizando y que tendrán lugar durante los días de la Feria”. Este es el contenido del llamado firmado por más de 200 escritores y traductores suecos que fue publicado en el diario Dagens Nyheter en el pasado abril. A las 127 firmas iniciales se le fueron sumando otras que en el momento de la escritura llegan a 202 e incluyen escritores como Lars Norén, Johannes Anyuru y Ann Jäderlund y miembros de la Academia Sueca que otorga el Premio Nobel como Petter Englund, Anders Olsson, Sara Stridsberg, Klas Östergren.

El llamado es una intervención más en un debate que se inició el año pasado, cuando la Feria del Libro de Gotemburgo, uno de los eventos culturales más importantes de cada año en este país del norte, en manos del sector privado, alquiló un stand a la revista de extrema derecha Nya Tider. Entonces, la Feria reaccionó ante protestas en los medios sociales y de algunos participantes, anunciando que no alquilaría el stand a Nya Tider, decisión que tuvieron que revertir seguidamente debido a una cláusula en el contrato que ya había sido firmado. Consecuentemente, la Feria del Libro de 2016, que se celebró bajo el tema de la libertad de expresión, vio la presencia de esta revista cuyo redactor en jefe y otros de sus columnistas tienen claros lazos con el movimiento nazi en Suecia y con la organización Nordiska Motståndsrörelse (NMR, Movimiento de resistencia nórdico), que admira a Hitler y niega el Holocausto. Recientemente, uno de los redactores de esta revista participó en una película en internet en la cual se instaba a sus seguidores a silenciar a periodistas que investiguen a la extrema derecha y a las agrupaciones xenófobas y neonazis, visitándolos en sus casas y amenazándolos.

Durante los días de septiembre de 2016 que duró la Feria, Nya Tider repartió la revista en su stand pero también hubo individuos relacionados con la revista que circularon por la Feria, sacando fotos de gente que discutía cuestiones de inmigración y refugiados, amenazando con su presencia agresiva y cubriendo la información de otros stands con su propia propaganda neonazi.

Ya entonces, hubo escritores que habían elegido no participar. También hubo editoriales y revistas que si bien participaron, anunciaron a la Feria del Libro que no lo harían en 2017, si se volvía a alquilar el stand a Nya Tider o a algún otro actor de la extrema derecha. Una de ellas fue la revista cultural Glänta, que este año es una de las organizadoras de los eventos alternativos fuera de la Feria.

El debate entre qué es más correcto ante esta situación, si participar o dejar de participar, se inició en agosto de 2016, pero ha cobrado nueva vida a partir del reciente llamado de los escritores. Podemos decir que se ha convertido en un debate simbólico donde el argumento de la libertad de expresión ha jugado y juega un rol central. En Suecia no hay, como sí hay en Alemania, una legislación que prohíba negar el Holocausto. Sí la hay contra el discurso de odio (hets mot folkgrupp), pero esta parece ser difícil de aplicar, quizás porque los grupos más pulidos del movimiento de extrema derecha y neonazi, son hábiles para navegar dentro de los marcos de la ley.

Participar es no cederles el lugar, pero también defender la libertad de expresión. Participar es una forma de resistencia, dicen algunos. Dejar de participar es negarse a compartir un espacio que legitima su ideología, un espacio en el cual muchas personas se sienten (y son) expuestas a su amenaza. Y la libertad de expresión tiene límites, aún en una sociedad democrática, dicen otros. Pero hay otra disyuntiva: al querer excluir a estas agrupaciones de los espacios públicos y privados, se alimenta su deseada posición de ser anti-sistema, y les da material para reafirmar su idea de que son una fuerza necesaria en un mundo homogéneo en el que no se puede llamar las cosas por su propio nombre. Pero ignorarlas también las alimenta, porque les permite ir ocupando nuevas posiciones. Hasta el hecho de estar escribiendo esto, se puede cuestionar. Estoy brindando información de su existencia y de una realidad que a muchos nos asusta enormemente, pero a la vez, ¿les estoy haciendo un lugar en nuevos medios al difundir sus nombres?

Como se vio en la Feria del Libro de 2016, la entrada de Nya Tider no solo tuvo el efecto de legitimar la ideología de extrema derecha y neonazi, sino también le abrió las puertas a grupos menos cuidadosos de su imagen, por decirlo de algún modo. Nya Tider es una cabeza de lanza y se puede comparar con el partido de extrema derecha Sverigedemokrater (los Demócratas de Suecia). Este ya en 2010 superó el 4% de los votos logrando entrar al parlamento sueco. Desde entonces, el partido ha crecido y según las encuestas más recientes es hoy el segundo de Suecia después del partido Socialdemócrata. Paralelamente, crecen las agrupaciones más radicales, como NMR, que en su manifestación del 1 de mayo de este año en la ciudad de Falun, con permiso de las autoridades y bajo custodia policial, duplicó la cantidad de manifestantes en comparación con el año anterior.

Y así están las cosas. Por ahora, la Feria del Libro no ha cambiado su posición pero dicen seguir muy de cerca a los diferentes actores. Además, en los primeros días de mayo, se le negó la participación a dos nuevos actores de la extrema derecha: la organización Granskning Sverige y la editorial Runeskrift. A la vez, surgen nuevos eventos que le disputan a la Feria del libro su ya tradicional posición hegemónica en la esfera cultural sueca. Eventos que surgen de las bases de la esfera cultural. Mucho indica que llegarán para quedarse.

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