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La controversia sigue

En su tradicional conferencia de prensa de fin de año, la Canciller de Guyana Carolyn Rodriguez-Birkett, recordó que después del incidente del buque Teknik Perdana, apresado por la Armada venezolana en octubre del 2013, Guyana y Venezuela  firmaron un comunicado conjunto donde “acordaron  explorar mecanismos en el marco del derecho internacional para abordar el tema de la delimitación marítima  y que en los próximos cuatro meses un equipo técnico se reúna para intercambiar  opiniones al respecto”. Manifestó que en 14 meses sólo hubo una reunión, evidentemente sin resultados concretos. Además refiriéndose a la reclamación venezolana del Esequibo afirmó que: “Han pasado más de 20 años desde el proceso de buenos oficios (1989). Si en dos décadas no se tiene el progreso que quieres ver y ha habido (temas) que lo han complicado, hay que revisar otras opciones“. Agregó además que su Gobierno ya ha solicitado la asesoría de expertos internacionales y mencionó el arbitraje y la Corte Internacional de Justicia como alternativas.

Recordemos que, en estos meses, Guyana ha reactivado  su solicitud a la ONU de ampliar la plataforma continental de 200 a 350 millas, incluyendo en la misma no sólo la fachada atlántica que proyecta la zona en reclamación del Esequibo, sino la del estado venezolano Delta Amacuro, cercenándonos, potencialmente, centenares de miles de kilómetros cuadrados de áreas marinas y submarinas, ricas en hidrocarburos y pesca, privando además a Venezuela de su salida libre al Atlántico. También ha seguido dando concesiones a transnacionales petroleras tanto en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del Esequibo como en la ZEE del estado Delta Amacuro. La Cancillería venezolana en el comunicado del 30-12-2014 reitera que el mecanismo de los buenos oficios “sigue siendo la vía jurídica y políticamente adecuada para solucionar el diferendo limítrofe” y solicita que se nombre rápidamente de común acuerdo un nuevo buen oficiante.

Después del incidente del Teknic Perdana, Guyana creía poder negociar sólo una línea de delimitación marítima, entre la zona en reclamación y el estado Delta Amacuro, dejando de lado la negociación sobre la zona en reclamación, prevista en el Acuerdo de Ginebra de 1966. El gobierno venezolano, presionado también por los medios y expertos en la materia, no aceptó seguir en ese camino y Guyana entonces plantea, por primera vez en años, buscar una solución definitiva a la reclamación y, dado que los buenos oficios no han funcionado, sugiere el arbitraje o la Corte Internacional de la Haya.   

Venezuela debe aprovechar el nuevo e intenso interés de Guyana en ampliar “su” plataforma continental y en las inversiones de transnacionales en “su” territorio en general,  para replantear la negociación prevista en el Acuerdo de Ginebra.  El hecho que el “status quo” ya no satisface a Guyana puede favorecernos si sabemos utilizar inteligentemente la oportunidad. Insistir simplemente en los buenos oficios cuando Guyana ya los descarta, no es una opción. Guyana en el marco del Acuerdo de Ginebra puede solicitar unilateralmente al Secretario General de la ONU de proceder a escoger la mediación como mecanismo de solución de la controversia. 

Mientras tanto, frente a la nueva posición del gobierno guyanés Venezuela debe:

a) Reafirmar públicamente que la salida libre al Atlántico no es negociable.

b) Mantener el patrullaje tradicional de la Armada en nuestra fachada atlántica.

c) Nombrar, con urgencia, un negociador-facilitador por Venezuela a tiempo completo. El actual encargado, el embajador Roy Chaderton, tiene otros cuatro cargos que atender. El nuevo negociador además debe ser apoyado por un pequeño equipo de funcionarios y tener también acceso a expertos nacionales e internacionales.

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