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Jonhen J. Rivas R.

La belleza de la crisálida

Son incontables la cantidad de culturas en las que las mariposas son consideradas seres de gran belleza y gracia, son la inspiración de cientos de sonetos, son musas para pintores y diseñadores, músicos y orfebres, ¿pero…cuantas veces ha dominado la pasarela un vestido con estampado de orugas y crisálidas en un desfile de alta costura? La moda, así como una mariposa plasmada en un capullo sin desarrollar, en las últimas décadas, parecía haberse estancado. Nos habituamos a una sola concepción de belleza femenina, idealizamos a nuestras mariposas como rubias de bronceado idóneo, ojos azules y proporciones 90-60-90, con una piel impoluta y sonrisa de galardón, y en los concursos de belleza de otrora parecía haber estallado una fotocopiadora de féminas. No obstante, en los últimos años la moda, el arte y la mismísima conceptualización de la belleza femenina y estética se han revolucionado a sí mismas, suceso que no gozó siempre de la aceptación del público. Recordamos los delicados y sencillos vestidos monocromáticos de Chanel en su lucha por desplazar los corsés y los polvorientos sombreros con plumas y complejos tocados.

Diana Vreeland, quien fue editora en jefe de Vogue en los 70’s fue famosa por su frase ‘el ojo debe viajar’ haciendo referencia a la expansión de la mente, y cualquiera que ojee hoy en día una revista de moda le dará la razón. Desde las pasarelas de Milán hasta New York, muestran una gama de modelos cada vez más amplia, con todas las tonalidades de piel, tallas, estilos de cabello y tendencias imaginables. Donde antes se estilaban los bucles dorados cromados en laca, ahora se muestran tendencias neo-grunge, góticas, post-punk, reminiscencias de los hippies de Woodstock, reinvenciones de los kimonos japoneses y los saris hindúes, referencias a los cómics (como la colección Otoño-Invierno de The Blonds, 2014) o una sátira al consumismo (Moschino, primavera-verano 2015). Se hacen presentes en todos los desfiles y editoriales del mundo y nos damos cuenta que estamos admirando la belleza no solo de las mariposas, sino también de las polillas, las escolopendras, las orugas y de las humildes y fascinantes crisálidas, alternativas a una belleza antaño estática y absolutista. El abanico de la moda se ha expandido de manera considerable.

Una de las mayores iniciativas del mundo de la moda ante el prospecto de ampliar su sentido de la estética es el de incluir modelos con diferentes condiciones físicas. Un ejemplo de esto es Winnie Harlow, una modelo canadiense con vitiligo en todo su cuerpo, cuya piel marmoleada crea un contraste entre los atrevidos estampados que lució en la pasada semana de la moda; otro caso de maravillosa y aplaudida inclusión es el de Madeline Stuart, la primera modelo profesional con síndrome de Down, cuyo debut a los 18 años dejó al mundo de la moda impactado por su iniciativa y dedicación como modelo. La lista sigue con la miríada de modelos ‘Plus Size’ que han mostrado su curvilinea figura con orgullo en un sinfín de publicaciones y sesiones fotográficas, la expansión de nuestros ojos al mundo de la belleza no se detiene, hoy en día se aprecia mucho más la figura completa de una mujer, y para muestra un botón de nuestra querida región sudamericana, el cuerpo de la mujer latina se ha convertido en un sinónimo de belleza y sensualidad, desde Patricia Velazquez, pasando por Salma Hayek hasta la despampanante Sofia Vergara. El concepto de lo que hace a una mujer hermosa ya no es el mismo que el de hace una década.

Pero el diseño de modas y los concursos de belleza no son las únicas grandes influencias en el sentido de la estética mundial. La fotografía, arte cuyo ascenso continua sin obstáculos, se muestra flexible como nunca ante la inclusión de nuevas alternativas de lo que es considerado ‘hermoso’. La Revista Dark Beauty nos muestra pálidas y cadavéricas modelos en escenarios vampíricos, ninfas del bosque, reinas de la oscuridad y diosas egipcias con un talento que deleita a quienes revisan sus páginas. Otro fotógrafo que tiene los ojos del mundo admirando su trabajo es Michael Stokes, quien se ha dado a la hermosa tarea de idealizar el cuerpo de los profesionales de disciplinas deportivas como la esgrima, el tenis y la lucha libre, adicional a eso Stokes muestra en su portafolio una nueva faceta del cuerpo humano en todo su esplendor: fotografías de personas con miembros prostéticos o carentes de alguna parte corporal. Algo nunca antes visto en revistas deportivas o editoriales de moda y belleza, el trabajo de este fotógrafo es retratar a atletas, soldados y modelos que por una u otra razón (sean veteranos de la guerra en oriente medio o de nacimiento) no poseen alguna extremidad, y siendo francos, hay mariposas que aun sin alas logran cautivarnos.

La moda y la belleza ya no son cosas exclusivamente asociadas al género femenino, las mariposas ya no son las únicas criaturas que embelesan nuestros sentidos, vemos viriles y musculosos escarabajos y abejorros, la idealización de la uber-masculinidad, la predilección por lo ‘lumbersexual’ y la fascinación de los grandes diseñadores y fotógrafos por los especímenes barbudos y con un sentido de la estética que se define como ‘al descuido’ es algo que simplemente no puede ser ignorado en la caja entomológica de la belleza.

Si la ciudad es una jungla de concreto, dejemos entonces que el mundo sea nuestro zoo, deleitémonos ante la gama de colores, formas y estilos que se presentan desde lo cotidiano hasta lo extravagante. La belleza es algo que se encuentra ya sea en una delicada mariposa de alas iridiscentes, en una vaporosa polilla nocturna, en un fornido escarabajo Goliat, en una elegante araña de alta costura… o en una crisálida, símbolo de transmutación y diversidad.

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