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Justicia por su propia mano

Cada época tiene sus neurosis y la era tecnológica no es la excepción. La aparición de las redes sociales nos ha atrapado en una adición conductual difícil de controlar. Estamos saturados de noticias, de manera que los videos con información valiosa pasan desapercibidos y por el contrario llaman más la atención las comunicaciones falsas. Las imágenes atrapan: sexo, violencia, linchamientos, despiertan el morbo, el chisme, la curiosidad. Es poco lo que sabemos sobre el efecto psicológico que deriva del mirar imágenes y videos, a partir del periodismo ciudadano. Sin embargo los psicólogos contemporáneos han descubierto la influencia que ejercen y la adicción que despiertan en el área de recompensa del cerebro, al igual que cualquier otra adicción. La falta de criterio de la mayoría para identificar una noticia falsa de otra verdadera está causando muchos problemas; en la India, por ejemplo, asesinaron a varias personas a raíz de la circulación de mensajes falsos que advertían de la presencia de secuestradores de niños. Una familia pasaba por una aldea cuando los pobladores, pensando que se trataba de los secuestradores, los agredieron y, a partir de este crimen, se multiplicaron varios más provocados por la difusión de noticias falsas.

El gobierno de la India amenazó judicialmente a whatsapp y pidió una oficina local para reportar y no depender de Facebook en Estados Unidos, que es propietario de la red. India con más de 200 millones de usuarios es el primer mercado mundial de la red. Tras la llegada de los Smartphone y de internet en los móviles, los falsos rumores se multiplicaron en las redes con consecuencias negativas ya que los usuarios están poco habituados a las noticias falsas. En otro incidente, unas 2000 personas atacaron salvajemente a un joven de 27 años creyendo que se trataba de un supuesto secuestrador de niños. Whatsapp decidió limitar su uso y frecuencia para evitar más homicidios. Una de las medidas que tomaron fue que un mensaje puede ser reenviado solo cinco veces. Whatsapp ofreció también 50 mil dólares a las autoridades para hacer frente al problema.

En México estamos viendo lo mismo, justicia por su propia mano. Varias veces recibí un mensaje que denunciaba el robo de niños para vender sus órganos. En mi lógica no cabe que alguien pueda llegar al hospital y pedir que realicen un trasplante con un órgano en sus mano. Son pocos los hospitales que tienen el equipamiento y escasos los médicos especialistas en trasplantes. Es de sentido común entender que una información de esa naturaleza es falsa. Sin embargo, el mensaje sigue circulando. Los usuarios le dan más importancia al compartir que al evaluar la veradicidad de una noticia.

En nuestro país, pobladores de una comunidad en el estado de Puebla lincharon y quemaron vivos a dos campesinos que confundieron con secuestradores, enardecidos los golpearon y les prendieron fuego; a los pocos días sucedió lo mismo en otra comunidad. Esta violencia salvaje es muy preocupante, tiene que ver con la falta de confianza en las autoridades y con la impunidad del sistema judicial en nuestro país. Hemos asistido a tanta violencia sin castigo, a tantos muertos y desaparecidos que los impulsos sádicos de ciudadanos comunes se salen del control de la consciencia moral. En lugar de avanzar como sociedad humana retrocedemos como especie depredadora. No es la ley de la selva, porque hasta en la selva los animales respetan su territorio.

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