Juan David Aristizábal tiene 27 años. Es sin lugar a dudas un catalizador nato. Encuentra en potenciar a los otros y en su entorno, la clarísima vocación de sus energías. Recibió por Twitter una felicitación del presidente Juan Manuel Santos cuando la revista Forbes lo incluyó entre las 30 personas menores de 30 años que pueden cambiar el mundo, así se enteró de la noticia. Actualmente cursa una maestría en Columbia University. Aun en Nueva York, a miles de kilómetros de su natal Pereira, nos encontramos a una compatriota suya en la acera que le preguntó inmediatamente: ¿Juan David, ya cambiaste el mundo?
¿En qué momento nace “Buena nota”?
Nace en el 2006 cuando tenía 17 años, con Juan Manuel Restrepo quien tenía 19 años. Yo creo profundamente en el trabajo en equipo. El liderazgo implica impulsar a la gente a que dé lo mejor de sí, potenciarlos. Sin necesidad de estar en la pelea de quién tiene el título de presidente líder.
¿Cuáles fueron los primeros propósitos de la organización?
Buena nota tuvo dos años dedicada al tema de investigación y difusión. Teníamos periodistas ciudadanos en todo el país. Después nos dimos cuenta de que teníamos que dar herramientas a las personas. Para ello creamos una incubadora de líderes sociales y emprendedores. Dábamos formación, buscábamos voluntarios. Acompañamos a instituciones y entidades públicas a tener planes de acción en las comunidades, asistiéndolos en sus proyectos y procurando innovación social en los barrios.
¿Cómo tenían noción de los emprendedores que tenían que promover? ¿Ellos los empezaron a contactar a ustedes?
En todos los rincones de Colombia hay alguien decente que está haciendo algo, y esa persona decente, conoce a otra en otro Municipio que está haciendo lo mismo. Los jóvenes en América Latina y Colombia lo que necesitan es una oportunidad. Yo vengo de una ciudad que tiene el 10% de adictos a la heroína en Colombia. Hay que abrirle oportunidades a la gente.
Y además esas personas se convierten instantáneamente en…
Multiplicadores, totalmente. Es algo muy poderoso. Hay una enfermedad que tiene cura: se llama ignorancia. Es fácilmente tratable. Hace falta que la gente tenga acceso a la educación de calidad. Por eso los últimos 6 meses nos hemos dedicado a un proyecto en Colombia llamado “Todos por la educación”. Nació como un movimiento ciudadano, hay 7 temas puntuales que se tienen que hacer en la educación en el país.
¿Qué incluyen?
Desde la primera infancia: aumentar la inversión, la calidad de los maestros, mejorar su pago.
Lanzamos un pacto ciudadano con estos puntos, lo han firmado 20 mil personas, incluidos todos los candidatos presidenciales. El presidente Santos lo firmó con un compromiso de presupuesto importante. Santos podría cumplir más lo que dice, en este momento está incumpliendo con su palabra de campaña. Lo que dijo que iba a hacer lo comprometió con la ciudadanía en público. Colombia necesita aumentar la inversión en educación, nosotros somos un país exageradamente inequitativo. Frente a esa inequidad en un país con todo el contexto de conflicto y violencia que tiene, la educación debería ser un motor. Tenemos que construir un país con una paz sostenible, una paz duradera.
¿Y todos anteponen la educación?
El enfoque es poner a la educación como prioridad para el Estado y como prioridad a la gente. ¿Y qué nos encontramos? Que para la gente no es una prioridad… ¿Pero por qué no es una prioridad para la gente? Pasa una cosa que es extrañísima, las encuestas que se les hace a los ciudadanos, revelan que el 70% se siente satisfecho con la educación de los hijos. Cuando uno se siente satisfecho con los resultados de una calidad evidentemente mala, hay un problema de valoración. La percepción versus la realidad tienen una gran lejanía y cuando eso pasa es difícil movilizar y hacer que los ciudadanos exijan políticas públicas para eso. No hay que culpar a la gente, tenemos que explicarles y usar la narrativa, la historia, el lenguaje para que la gente entienda que la educación de calidad es una responsabilidad de todos, no sólo del Estado. Que los papás participen más de lo que sucede en las aulas, estén informados, para hablar de básica y media que son primaria y bachillerato. Hoy en día tenemos el 60% de los niños de 0 a 5 años sin ninguna atención.
¿La pobreza es un factor determinante en el acceso a las vías de instrucción?
Cuando hay un país con la inequidad que tiene Colombia, hay una fórmula. La fórmula es: llevar instituciones. Sí. Pero no hay nada más poderoso que el acceso al conocimiento desde chiquitos. Que puedan soñar con ser mejores personas, con desarrollar sus talentos, con entender su entorno. Entonces el reto que hoy tiene la sociedad colombiana es la educación. Que todos los colombianos tengan acceso a una educación de calidad. Para que eso suceda hay que convertirlo en una prioridad de la gente. Aun no lo logramos. Ese es el reto en el que estoy metido hoy en día.
En Colombia hay mucha innovación en materia de medio ambiente. Se están buscando nuevas formas de desarrollo sostenible. ¿Cómo has visto ese progreso en zonas rurales?
Colombia está viviendo un auge minero energético importante. Tenemos unas de las democracias más antiguas de la región pero no nos ha permitido reducir las muertes violentas, ni la inequidad. A nosotros no nos ha servido de nada la democracia ni el desarrollo económico por sí solo. Seguimos matándonos, seguimos deforestando. Nos matamos y matamos el medio ambiente. El país debe dividirse en 4 indicadores: número de muertes violentas, número de personas que salen de la pobreza, el coeficiente de Gini para medir nuestra inequidad y si estamos reduciendo la deforestación anual. Si en las 4 cosas logramos avanzar, Colombia tiene un gran futuro. Creo que son las 4 patas del desarrollo que debe tener el país. Al lado viene una base fundamental para la equidad que es la educación. No hay mejor herramienta para formar la cultura ciudadana y la cultura política para cuidar el medio ambiente. Nosotros podríamos ser exportadores de innovación, vamos a ser exportadores de energía para América Latina en 10 años. Yo espero que el costo no sea la destrucción del medio ambiente y las reservas naturales que tienen países como Venezuela y Ecuador.
¿Cuál ha sido la respuesta de la empresa privada acerca de estas iniciativas de conservación?
Juan Manuel Restrepo y “Ciudad verde” han impulsado esos temas. La respuesta ha sido muy positiva. Yo creo que siempre habrá una tensión entre cuándo hay que tener desarrollo y cuándo hay que tener protección del medio ambiente. Tú notas la discusión, pero creo que el país va en una línea de todos los sectores hacia el cuidado del medio ambiente, aunque a veces el tema les puede sonar aburrido, trillado.
Porque hasta hace poco no había propuestas concretas…
Creo que todavía no se han “bajado” a la gente esas propuestas. El tema es la corresponsabilidad. Mi país es un país que tiene una constitución espectacular, tiene unos derechos súper claros, pero yo creo que falta incluirle los deberes de los ciudadanos, el tema de la corresponsabilidad con el Estado, el Estado es casi todo. Sí, aun teniendo educación de calidad tienes que participar en las reuniones de familia, ir a las reuniones de padres. Y eso es una mentalidad distinta. El tema del medio ambiente es igual. ¿Pero cuáles son las soluciones? Las soluciones son concretas y existen pero no se han difundido desde las corresponsabilidades como reciclar, apagar la luz. Creo que los países de América Latina deberíamos hacer una gran inversión juntos para transformar nuestras fuentes de energía.
¿Cómo le das a entender a un muchacho de Pereira o de cualquier otra zona de que él es parte de la solución?
Los problemas se vuelven problemas para la gente cuando la gente entiende que son problemas humanos. Cuando uno le explica a la gente que corrupción es robar un examen, cuando uno le explica a la gente que cuando el papá se pasa el semáforo y le da plata al policía, es corrupción, la gente empieza a entender que la solución está conectada a los humanos. A los jóvenes y a los niños hay que mostrarles que la mayoría de los problemas que tenemos fueron creados por la humanidad y pueden ser resueltos por la humanidad. Cada ser humano viene equipado con las herramientas que necesita para que desde sus talentos y sus vocaciones, pueda aportar algo en algún lugar, en algún momento a una solución del planeta. No me gusta meterme tan en la intimidad de una persona para decirle que tiene un talento, pero yo creo en eso. Creo que cada persona tiene un talento que puede desarrollar.
¿Imaginar les permite concebir otras realidades, mejores?
Claro, es mostrarle el sueño que se puede lograr. Ahí viene un tema clave: ¿Cómo hacer que los jóvenes se crean que son la solución? Hay que ponerlos a jugar con la creatividad y la imaginación… ¿Cómo lo sueñan? si usted puede soñar ese mundo, es porque en usted está la solución para llegar a ese mundo. Esa es una herramienta que yo creo que no hemos usado en América Latina, la de la gente permitiéndose imaginar una América Latina que nos pertenezca. Que no le pertenezca a la visión que alguien nos imponga. Yo creo que tenemos a veces problemas para definir nuestra propia identidad. Tenemos un conflicto: no sabemos qué queremos ser ni qué somos.
El lenguaje nos puede permitir sacar cosas de adentro y ponernos a reflexionar en ese país y en esa América Latina que tenemos. A ese joven de 11 años que se pregunta cómo es parte de la solución le digo: “Cuéntame cuál es el sueño de sociedad que quieres, cuál es la ciudad que te imaginas”. Yo creo que los niños tienen las respuestas de cómo quieren las ciudades, cómo quieren el mundo. La imaginación es la herramienta más poderosa.