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José Manuel Martínez Sierra

José Manuel Martínez Sierra: Cada uno debe dignificar su identidad cultural

 

Ideas para el futuro latino desde Harvard University

El profesor José Manuel Martínez Sierra ha trabajado durante muchos años en organizaciones internacionales y en proyectos relacionados con América Latina en diversos ámbitos del triángulo del conocimiento, el derecho y la política. Ahora lo hace desde Harvard University como afiliado al David Rockefeller Center for Latin American Studies y Director académico del Real Colegio Complutense, un centro universitario español de excelencia mundial afiliado a dicha universidad. 

Hoy nos habla del papel que ha jugado y puede jugar la comunidad latina en Estados Unidos antes y después de la Administración Trump.

 

José Manuel Martínez Sierra

 

José Manuel, cuéntanos tu aproximación al mundo latino.

Mi primera aproximación al mundo latino vino derivada de mi formación. No creo que se pueda entender la historia moderna, ni ciertamente entender el significado del mundo globalizado en el que nos ha tocado vivir, sin entender las contribuciones históricas de América Latina. Y, desde luego, no se puede entender el futuro del mundo sin comprender el impacto que tiene y va a tener la comunidad latina en Estados Unidos. En consecuencia, siempre me interesó el legado de la historia hispana en este país.

 

¿Qué elementos te interesan más de esta historia?

Estados Unidos, en su historiografía y en su sistema educativo, tiene establecida una historia oficial que es la historia del Plymouth, de los pilgrims y de la conquista del oeste desde Massachusetts, relegando la historia hispana incluso más que la vinculada a los propios native Americans.

Hablando de los native Americans me gustaría aquí recordar la historia de Gerónimo, un gran jefe indio que tenía tan claro que el futuro de este país pasaría por lo hispano, y que estuvo aprendiendo español durante mucho tiempo para poder integrarse en ese mundo que venía. Sin embargo, el cambio de rumbo de la historia hizo que esa inversión lingüística que hizo Gerónimo fuera menos transcendente de lo esperado.

 

¿Cómo crees que este potencial del mundo latino se puede desarrollar en Estados Unidos?

El elemento medular para conseguir que el potencial latino se desarrolle en Estados Unidos es precisamente la legitimación social de lo hispano y lo latino. Es imprescindible que la comunidad latina impulse una transformación del sistema educativo de los Estados Unidos en este sentido y la cultura comunicativa de este país.

 

¿Cómo se traduce eso en acciones concretas que podrían implementar cada uno de los ciudadanos y residentes en Estados Unidos para legitimar y dignificar social e intelectualmente la riqueza del mundo latino y la contribución de este mundo en Estados Unidos?

Creo que cada uno debe dignificar su identidad cultural y hacerlo demostrando que no es solo perfectamente compatible sino que enriquece el patrimonio socio-cultural y socio-político de Estados Unidos. Primeramente, deberían dar un paso adelante aquellas figuras latinas más reconocidas que tengan un papel claro y determinante como pueden ser, y lo digo como persona que se dedica al mundo académico e intelectual sin ningún complejo, los deportistas de élite de este país, los actores y los periodistas. En un segundo plano, cada uno, en el ámbito de las redes sociales, debería expresarse en su lengua materna haciendo así posible un bilingüismo enriquecedor. En un tercer plano, hay que incidir en el mundo de la educación, tanto a nivel del K12 como en el ámbito de la educación superior.

 

¿Qué medidas concretas has podido implementar tú en la línea que apuntas? ¿Has podido predicar con el ejemplo?

Bueno, la verdad es que lo he intentado y espero que algunas veces con éxito. Por ejemplo, soy, si no me fallan los datos, el único profesor que imparte en Harvard un curso en español que tiene que ver con la realidad socio-política y no con la lengua y la cultura. Esto me ha permitido poner mi granito de arena a la legitimidad del español como lengua académica y científica. Generalmente tengo en este curso más alumnos americanos de origen no latino que estudiantes latinos de Harvard, lo cual demuestra que estos estudiantes tan bien preparados y cualificados tienen ciertamente una sensibilidad a nuestra lengua y cultura.

Por otro lado, he tratado de construir proyectos estructurales que perduren en el tiempo, aunque sean muy trabajosos de conseguir. Así, por ejemplo, fui el ideólogo de traer a Harvard un observatorio de la lengua y la cultura hispana y latinoamericana en Estados Unidos que posteriormente se transformaría en el primer observatorio en esta universidad sobre esos ámbitos.

En otro nivel de actuación, he contribuido a la organización de actividades concretas en los distintos centros que tienen un interés específico en estos ámbitos como el David Rockefeller Center for Latin American Studies, del que tengo la suerte de ser miembro.

 

Veo en tu currículum que has tenido ocasión de participar en distintos órganos internacionales como la OCDE, la UE, la Secretaría General Iberoamericana o la UNESCO. ¿Qué perspectiva te ha dado sobre América Latina esa experiencia?

En primer lugar, y de forma inmediata, diría que los latinos no se han prodigado en su posicionamiento en organismos internacionales, lo cual responde, creo yo, a una doble dimensión. Por un lado, al compromiso que tienen muchos latinos que están formados al más alto nivel de retornar ese talento a sus países, participando en el desarrollo de su país. Por otro lado, a la falta de visión compartida por muchos países al no valorar el impacto que tiene disponer de una red de profesionales en estas organizaciones. No solamente porque esa presencia permite un nivel más elevado de interlocución y conocimiento de la realidad latina, sino también porque esta presencia ayuda a que las organizaciones internacionales entiendan mejor la realidad donde se van a aplicar sus políticas y acciones, evitando las miopías que a veces estas organizaciones padecen.

 

¿Cuál crees que es el horizonte para el tema que nos ocupa con la Administración Trump?

Considero que es un horizonte muy nublado. Sin embargo, yo procuro siempre mirar el lado positivo de las cosas, incluso en las circunstancias más complejas como es el caso que me planteas. Y al día de hoy vislumbro un horizonte que abre la posibilidad de unas nuevas sinergias que pueden ser positivas, e incluso muy positivas, a medio y largo plazo. Permíteme que elabore mi respuesta.

Es obvio que la candidatura que ha construido el Presidente electo Trump ya es, en si misma, un muro. Ha establecido una división entre aquellos que admiramos y respetamos el acervo hispano y consideramos que el mundo latino hace a los Estados Unidos de América un país más rico, más vivible y más digno de admiración, de aquellos que no respetan y no comparten esta visión.

Sin embargo, lo peor que ha generado es un ideario de simplificación y una munición de odio basada en esa simplificación. Trump ha hecho una caricatura de una minoría minoritaria, valga la expresión, de latinos que pueden no ser ciudadanos ejemplares. Con independencia de que los datos demuestran que la mayoría de latinos comparten los valores patrióticos y de respeto y apoyo a la construcción de este país o, al menos, así ha sido hasta la elección del Presidente Trump.

 

Cuéntanos más sobre estas nuevas posibles sinergias…

Trump, al generar esta división indignante, ha conseguido que muchas figuras intelectuales y políticas que mantenían una actitud de distancia frente a la realidad latina de los Estados Unidos hayan tomado una posición más activa de defensa de las contribuciones que el mundo latino realiza en Estados Unidos. 

Hasta el punto que se ha conformado un ejército de dignificación de lo latino en Estados Unidos mucho mayor al preexistente con anterioridad a la campaña de Trump. Y, a medida que esta administración intente acosar o atacar a residentes de origen latino, se va ir conformando una comunidad, cada vez más fuerte, compuesta por miembros cada vez más influyentes, que generará un discurso de dignificación que marcará, para bien, el futuro de Estados Unidos.

 

Que así sea.

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