Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
gabriel jaime caro

IXCANUL, Guatemala, de Jayro Bustamante, 2015

Una película de culto, desde antes de nacer. Un lenguaje casi mágico, atrae los repliegues de un largo poema.

El guión no da concepciones (Jayro Bustamante), 1977, el director y su Ópera Prima, el fotógrafo tampoco (Luis Armando Arteaga), ni su escenografía, ni imaginarnos una tragedia en las laderas del volcán (IXCANUL, 2015),  ante los ojos inimaginables de la actriz, María Mercedes Coroy (María), que nos mira escrutadoramente, con ese silencio que antecede a la huida, o muerte ante la vida, la costumbre de sufrir.

El idioma, el Kakchikel del quicheano (Maya), el español apenas es un intruso y ladrón, cuando de amores se trata, suena lindo, contra el grito de la serpiente, prima del Dios Quetzalcoatl, que proporciona el drama in gente. El cultivo del café en esas laderas del volcán Pacaya, con todo contacto, naturaleza, ellos (María y Pepe), tocados por un Eros, son impotentes a la hora de las decisiones, que corren por cuenta del capataz del cultivo.

No llegó a Romeo y Julieta la corta historia de amor, estaba de por medio un viaje a la USA, y la completa soledad de María, a punto de abortar. El volcán, Ixcanul, se ve peligroso, una tierra negra llena de minerales, donde solo se cultiva el café, lejos de las carreteras, han vivido los indígenas y los intrusos, los Mayas todo lo redondeaban para el rito sideral, y de pronto el rey ha muerto, se ha ido hacia el centro de la Tierra.

María, comprometida con dote enviada por el prometido, se entrega en sexo con Pepe borracho. María embarazada tiene que abortar pero no puede, según los dioses no quieren que muera expulsado con bebidas y saltos en las rocas volcánicas, y decide tenerlo.

No la relacionamos con ningún otro filme, quizás de Guatemala, que no conocemos, por ser la primera película de su país en el Festival de Berlín, por ejemplo, y Bustamante un autor joven; lo que si veo es que ya Ixcanul es un filme de culto, de imaginación, CONCIENCIA Y DENUNCIA a partir de la cámara del autor estudioso.

Y que le quita el primer lugar que venía teniendo Amores Perros, de González Iñárritu, desde el 2000, como el más innovador filme para esta década del milenio, manía en el cine latinoamericano. Espero no equivocarme. Lo cortés no quita lo comercial. Es placentero saber que es un cine para cinematecas.

Tenemos una lista interesante en estos últimos 5 años que ha marcado el cine hispano de autor, ficción, desde la Patagonía hasta California,  sobre el documental: El Club, de Pablo Larraín, El Clán de Pablo Trapero, Desde allá de Lorenzo Vigas, El abrazo de la serpiente de Ciro Guerra.

 

II

El final que comienza muy temprano en Ixcanul, pone al descubierto planes espeluznantes con los niños recién nacidos en los hospitales de la meseta guatemalteca, el tráfico de niños, la complicidad, mente canalla; y del por qué un ambientalista, naturalista que también se entera de esto es asesinado. Guatemala era considerado el país más hermoso de América latina en los 70s y 80s.

Ixcanul inaugura entonces una nueva era en el cine latinoamericano, tiene el visto bueno de los extramiticos. Subamos a ese volcán y tirémonos como el filósofo Empédocles se lanzó al volcán Etna, digo yo emocionado, calculando metamorfosis, y de lo difícil de esta puesta en escena.

Los cerdos, no está prohibido asesinarlos en cámara, al menos son acariciados en su agonía, y sirven de mito a la fecundación. El cuento es con la madre de María, Juana, coprotagonizada por la actriz María Telón. Soberbia actuación, la que nos conecta con el filme, la historia de una vida. Tiene el don del amor y la sabiduría en una lengua que no entiende en español, la lengua de los tramadores, de la corrupción y la del cinéfilo.

Uno siente al final de Ixcanul, que el director Jayro B. le dice a la actriz que abra los ojos cuando le colocan el velo nupcial arrugado como de mesita de noche, para la toma final y hagan los críticos sus apuestas, más chamanes en el cine.

A A.López

Hey you,
¿nos brindas un café?