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Internet ha muerto

En su tiempo, Nietzsche proclamó la muerte de Dios y eso causó gran polémica, como casi todo lo referente a religión. En ese caso, según él, nosotros éramos los asesinos.

En el último mes del 2017, no fue dios quien murió, sino la libertad del Internet tal como la conocemos hasta ahora. Esta vez los verdugos han sido los integrantes de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés) de la administración Trump, quien ha derogado leyes a una velocidad increíble o ha promulgado otras que relentecen la aplicación de algunas que entraron en vigencia durante la administración de Obama.

 

¿Qué es la Neutralidad de Internet?

El centro de la neutralidad del Internet o net neutrality yace en el tratamiento de velocidad que reciben los contenidos digitales para llegar al consumidor. Hasta ahora, todo el contenido debía procesarse sin preferencias, es decir que, por ejemplo, tanto Facebook como el blog de cualquier persona o las plataformas de streaming tenían derecho a poder llegar al consumidor sin enlentecimientos intencionales por parte de los proveedores de servicio de Internet (ISP).

 

Según la FCC y los ISP…

Para los ISP, esta neutralidad constituía una “pérdida” porque hay plataformas que consumen gran parte de la velocidad del tráfico de banda ancha, tales como los gigantes digitales Google, Facebook, Youtube y Netflix, a quienes no les podían cobrar extra por este consumo.

Por su parte, Ajit Pai, director de la FCC, argumenta que la normativa que había estado vigente hasta ahora desalentaba la inversión e innovación en nuevas tecnologías de banda ancha, dado que no había una forma rápida de recuperar esta inversión.

 

El resto del mundo

Para los demás, incluyendo las grandes compañías de internet ya mencionadas, significa que los ISP serán quiénes dictaminen el contenido que tendrá prioridad para navegar a mayor velocidad y cuál podría ser restringido o bloqueado. Los que reciben en mayor medida el impacto de esta ley son las nuevas propuestas y el consumidor.

Las primeras tendrán dificultades para poder expandirse en sus inicios al no poder disponer del capital necesario para pagar las tarifas que los ISP impongan para poder acceder al canal de mayor velocidad.

Pongámoslo así. Imaginemos Internet como una autopista. Hasta ahora, toda la información podía circular por canales de la misma velocidad. Con esta ley, habrá un canal lento por el cual todos se verán obligados a circular a menos que paguen la tasa exigida para poder ir por un canal más rápido, mientras que los demás quedan atascados en el tráfico.

Por su parte, el acceso a cierta información también podría quedar restringido de acuerdo al poder adquisitivo del consumidor, dado que habría paquetes con accesos más amplios que otros, tal como sucede con la televisión por cable.

Pensar que esto lo hacen en pro de alentar la inversión en la ampliación de la banda ancha es ser bastante ingenuo y caer en la trampa del paternalismo de Estado, que justifica tratos de dudosa apariencia para “proteger” los intereses de su pueblo. En este caso, cabe agregar que ni el pueblo americano ni la mayoría de los congresistas de ambos partidos están de acuerdo con esta medida.

 

¿Nos importa a todos?

Creer que este tema no nos va a afectar porque no vivimos en Estados Unidos, que es el ámbito geográfico de aplicación de esta ley, es olvidarnos del concepto más básico y trillado de Internet: “La aldea global”. Significa que a pesar que nuestros ISP y nosotros seamos de otros lugares, el acceso a las páginas cuyos servidores estén en Estados Unidos también se verá afectado. Esto sin contar que sienta un precedente para que en otras Administraciones Públicas se tomen medidas similares que atentan la libertad de elección.

Sólo nos quedan dos cosas por hacer: esperar que lo peor no pase o que algo mejor que Internet sea inventado. Suena pesimista, pero no creo que algo bueno pueda resultar de entregarle el control de “la tierra de nadie” a corporaciones. La privatización de los derechos es un negocio altamente peligroso y que pocas veces da buenos resultados.

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