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Ventana cuarentena covid19 fernando yurman

Historias de una pandemia. Kfar Saba (Israel) desde la ventana

 

Reflexiones, vivencias, aprendizajes, temores. Así vivimos el coronavirus en ViceVersa Magazine.

 

Fernando Yurman, psicoanalista y docente

Quizás nunca como en el momento actual, cuando una amenaza mortal se cierne sobre la humanidad entera, podemos ver cuán absurdas, innecesarias y cruentas son las guerras que desangran a las poblaciones y alimentan el poderío de sectores políticos y económicos. Esta crisis nos empequeñece, nos baja del pedestal de “dueños del mundo” en el cual nos sentíamos situados, y muestra la necesidad de construir un mundo que abandone los conflictos y busque la cooperación.

Lo saben árabes e israelíes quienes, a raíz de la llegada del coronavirus, han tenido que reajustar, como todos, planes y costumbres.

Nuestro colaborador Fernando Yurman, psicoanalista y docente, vive en Kfar Saba, una pequeña ciudad a casi una hora de Tel Aviv. Desde allí nos habla de sus rutinas, preocupaciones y reflexiones.En Israel las cifras indican que hay 12.591 contagiados y 140 muertos. Sin embargo, es muy posible que la cantidad de contagiados sea mayor ya que no se realizan muchas pruebas. Los fallecidos son en su gran mayoría personas de edad muy avanzada y muchos de ellos vivían en ancianatos. Lamentablemente aquí tuvimos un problema serio con las comunidades ortodoxas que se rehusaban a seguir las reglas del confinamiento. Ellos que generalmente tienen familias numerosas que comparten un mismo apartamento, mantenían sus rituales religiosos, rezos, funerales, celebraciones que aglomeran a muchas personas. No sentían ninguna preocupación por el coronavirus, en muchos casos por falta de información. La mayoría ni sabía todo lo que estaba pasando fuera de sus comunidades ya que no tiene acceso a la televisión, los periódicos y otros medios de comunicación. No usaban ni mascarillas ni guantes y por lo tanto representaban un peligro para todos.

Finalmente, el gobierno mandó el ejército para blindar la ciudad de Bnei Brak y el barrio judío de Jerusalém Mea Sharim, donde residen las comunidades más religiosas, y así obligarlos a la fuerza a respetar el confinamiento. Esa situación generó una fuerte irritación en muchos sectores de la sociedad que desde siempre no tienen simpatías hacia esas franjas extremas que son muy manipuladoras y además están fuertemente vinculadas con el gobierno. Tanto es así que el Ministro de Sanidad de Israel, Yaakov Litzman lejos de ser un médico o científico, es un judío ortodoxo y fue él quien permitió una gran tolerancia a esas comunidades hasta el momento en el cual la situación no permitió más dilaciones. Las medidas se volvieron mucho más estrictas y por ejemplo durante la pascua judía interrumpieron el transporte urbano para evitar que las familias trataran de reunirse como hacían normalmente, y decretaron un toque de queda. A pesar de esa situación y otras pequeñas excepciones, la gente está respetando la cuarentena y estamos asistiendo a cosas pintorescas. Por ejemplo, en el parque Yarkon, el más visitado de Tel Aviv, al retirarse la presencia humana, aparecieron unos chacales”.

Fernando Yurman sigue las terapias con sus pacientes a distancia, aun cuando el encierro lo ha obligado a cambiar algunas rutinas. “Lo más difícil ha sido dejar de ir a visitar a mi pequeño nieto en Tel Aviv. Con las otras hijas y nietos, quienes viven en diferentes países, estoy acostumbrado a comunicarme por internet, pero éste, al tenerlo cerca, lo visitaba personalmente muy a menudo. Ahora ya nos estamos acostumbrando a comunicarnos por internet y, como uno de nuestros juegos era el de bailar juntos, seguimos haciéndolo, pero a la distancia”.

 

fernando yurman

 

Yurman también dedica mucho tiempo a ver películas, escribir y leer. “Además de muchas noticias y ensayos sobre el tema del coronavirus, he vuelto a reencontrarme con autores que leí hace muchos años. Uno de ellos es Aldous Huxley, un escritor extraordinario. Y también el Boccaccio a quien había leído como un clásico y que ahora me parece un contemporáneo cuando narra la reacción de la gente de Florencia a la peste, y habla de los miedos de entonces que son muy parecidos a los de hoy”.

Yurman reflexiona sobre el impacto que tiene una pandemia mundial, “algo inesperado que te mueve todas las referencias de la cultura, de la tecnología, de la biología y alimenta muchos miedos y preocupaciones”. Su experiencia como psicoanalista le permite analizar los efectos sobre la psique de las personas.

“El aislamiento nos obliga a reflexionar, a pensar en el otro ya no desde el intercambio inmediato sino como una referencia general. Eso hace que la gente medite más sobre su lugar en el mundo, su relación con los objetos, con las cosas que hasta hace poco le parecían absolutamente necesarias. Al mismo tiempo crecen los miedos y puedo percibir a través de mis pacientes como reflotan miedos ya superados del pasado, de la infancia, de la adolescencia. Hay un cuestionamiento existencial frente a una situación de total incertidumbre. Muchas de las cosas que impulsaban nuestras acciones y movimientos pierden valor. Hay una mayor consciencia de la importancia de la colaboración. Árabes y judíos están luchando juntos en los hospitales, hay árabes trabajando en muchas farmacias y laboratorios, las distancias se acortan”.

Lamentablemente ese acercamiento entre árabes e israelíes quienes están luchando juntos contra un enemigo común, no se refleja en la política. “La política es muy maniobrera. A pesar de la colaboración médica entre árabes y judíos, que podría llevar a algún tipo de distensión, no son los sanitarios ni los expertos quienes aparecen en televisión. El gobierno aprovechó la oportunidad para aumentar la concentración de poder en sus manos y todas las conferencias sobre el virus la dan los ministros. Aquí la economía era muy próspera y casi no había desempleo. Ahora eso va a cambiar y todos entenderán que la solución a los problemas deberá ser global. Si por ejemplo se desatara una epidemia en Gaza o Cisjordania los efectos se repercutirían en toda la región y por lo tanto sería necesario colaborar”.

Como dijo el filósofo Yuval Noah Harari: En este momento de crisis, nos enfrentamos a dos elecciones particularmente importantes. La primera es entre vigilancia totalitaria y empoderamiento ciudadano. La segunda es entre aislamiento nacionalista y solidaridad mundial. “Sabemos que entre la salud y la democracia las personas optan por la salud y en este momento la respuesta china, elogiada por su eficiencia, ha sido posible gracias al totalitarismo con el cual ese país es gobernado. Las democracias son sistemas más frágiles porque requieren de una mayor consciencia ciudadana, un buen nivel de desarrollo y de sensibilidad social. El peligro de un reforzamiento de la demagogia con personajes atractivos a nivel de populismo existe y es real. Y, si la economía cae, como es de esperar, es difícil prever cómo reaccionará la gente”.

La ventana por la cual se asoma Fernando Yurman desde su apartamento en el quinto piso en la ciudad de Kfar Saba, da sobre un parque hermoso.

“Hace pocas semanas en ese parque iba mucha gente a pasear, trotar. Se sentaban a conversar, a leer. Hay dos espacios con juegos en los cuales se reunían los niños. Ahora el parque está lleno de cintas amarillas que impiden a la gente sentarse en los bancos y prohíben la entrada a los pequeños quienes ya no pueden jugar al aire libre”.

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