La historia de Venezuela en los últimos veinte años puede resumirse en una frase: «de la euforia a la hecatombe». De aquel entusiasmo porque un militar golpista dirigiera el nuevo rumbo del país, a la situación actual, no ha ocurrido sino eso, de cómo un país inmensamente rico fue llevado a la quiebra total.
El termino hecatombre viene de la antigua Grecia para calificar temas de como llevar al sacrificio a una población, a desgracias humanas y materiales producto del engaño, el encubrimiento del hambre y del descalabro general. Es lo que ha ocurrido en Venezuela, durante lo que dio por llamarse la era del chavismo, el socialismo del siglo XXI. Dios libre a cualquier otro país de la América Latina de caer en manos de un régimen semejante.
De la misma forma que los Castro en Cuba, después de cincuenta y nueve años de revolución han admitido su más rotundo fracaso, el Nicolato ha admitido que Venezuela está en la ruina. Basta analizar las frases de los personeros de la dictadura en estos días. Maduro: «Los modelos productivos que hemos ensayado han fracasado»; «Las empresas del Estado están en rojo». Fredy Bernal dice que basta de echarle las culpas a la cuarta república y al imperio. Los ex-ministros Izarra y Giordani piden cambiar el gobierno. El prófugo Rafael Ramírez afirma que las medidas de Maduro equivalen al maquillaje de un muerto. Jaua, Ministro de Educación, admite la migración de los profesores universitarios a otros países. Como dice Stephen Crane: «Los lamentos son el lenguaje de la derrota»
Quieren encubrir la gravedad de PDVSA con el racionamiento de la gasolina a través del carnet de la patria. Nueve militares de la armada, fueron presos por intentar un golpe. Suman ya 154 militares detenidos acusados de conspiración contra la dictadura. Maduro es investigado por lavado de dinero por la Corte Federal de Miami. Suiza y Canadá siguen emitiendo listas de funcionarios acusados de corrupción con dinero depositado en bancos extranjeros. Veinte ex Jefes de Estado de América Latina piden aislar la tiranía venezolana. Y el Secretario General de la OEA Almagro dice que «crímenes cometidos en Venezuela no quedarán impunes».
Mientras tanto la situación se agrava cada día. Crece el sarampión y la difteria; en Lara llega a 43% la desnutrición infantil; el Zulia es el Estado más golpeado a todos los niveles; sin electricidad estuvo el 90% de Caracas en un día; la industria del aluminio paralizada; los atletas venezolanos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe lucían desnutridos; 55.000 pacientes con cáncer no tienen medicinas; el cambio de la moneda se espera con un gran desconcierto; las farmacias denuncian que les están vendiendo medicamentos vencidos. No hay efectivo en los bancos y el transporte público en las ciudades es muy escaso.