Whatsapp se ha vuelto una herramienta de producción importante para los que hacemos teatro independiente. Se acuerda por chat el lugar y la hora de ensayo, logística de lleva y trae de elementos de utilería, vestuario, se notifican los retrasos o necesidades, olvidos de última hora, quién lleva el reemplazo del bombillo que no prende, la telita para tapar la inexactitud, si va a llover o hay tráfico… pero en Caracas esos chat adquieren el tono de la resistencia, la urgencia, la toma por asalto, metodología de guerrilla.
– ¿Nos vemos por fin a las 12:30?
– Depende de cómo vaya la cosa…
– Yo pasé por ahí temprano y estaba tranquilo, lleno de policías y guardias pero tranquilo…
– Me acaba de llamar Jacinto que dice que ya montaron un tarantín frente a la sala…
– ¿El va para la marcha?
– Sí, los pacientes de diálisis van a marchar porque no les están llevando los insumos para la diálisis.
– Parece que la cosa está candelita ya…
– Entonces, ¿le damos o no?
– ¿Qué dice el director?
– Creo que es una decisión personal. No les puedo pedir que no marchen ni que se arriesguen…
– Díganme porque si no, yo voy para la marcha.
– Vete para la marcha, tranquila… y cuídate.
– ¡Pero si yo prefiero ensayar!
– Bueno entonces ¿qué dicen? ¿le damos?
– Pues yo diría que sí. Déjame avisar a ver si nos pueden abrir.
– Avisa porque nos va a tomar un rato llegar, con las calles como están.
– Cualquier cosa nos metemos en casa de los chinos.
– Dale.
– Nos vemos a las 12:30 entonces…
– Dale.
– Saliendo. Anoten este teléfono 04123456789 porsiaca… es mi cacharrita porque el inteligente se queda en la casa. Y en este no tengo chat…
– Yo también soy inteligente y dejo el iphone en la casa, así que a partir de ahora es sin chat, por teléfono 04140987651… por si cualquier vaina.
Amor al Arte, compromiso, hacer historia, insistir en construir país en el país que se deshace impunemente frente a nuestros ojos… ¿cómo se llama eso?
Cuando simplemente acordar un ensayo suena a plan de asalto, como si de la instalación de una bomba se tratara, o de la construcción de una barricada, o de un atentado de gran peligrosidad o ¿será que son una partida e’malandros planeando un robo?… o es el plan de escape civil en territorio de guerra desigual… En realidad el chat sólo insiste en juntar los talentos y la fe para la producción de un espectáculo en circunstancias tremendamente adversas, y por eso allí queda desnudo el esfuerzo en sus verdaderas dimensiones: es un robo, sí, pues se le roba el arte a un gobierno sin espacio para la cultura; es barricada que permite resistir el descrédito y la pérdida de fe; un atentado al estado de obediencia que se intenta implantar; una bomba de tiempo que se siembra en el corazón de los espectadores que acuden ávidos de esperanza; los artistas, son sospechosos, tratados en consecuencia, como una partida e’malandros… están cavando una ruta de escape a la guerra desigual, que quedará abierta para todos los que son más y van sin armas, para los muchos que quieran transitarla… a tal hora, en tal teatro, con tal elenco, bajo la dirección de tal director… la producción, un esfuerzo común y enorme.
Es verdad que hacer teatro independiente, donde sea y siempre es un sacrificio, que se paga contante y sonante. ¿Cómo se explica que tantos artistas estén siempre dispuestos? Porque lo que cuesta es apenas equivalente al privilegio del placer del ejercicio de este oficio que es el oficio más feliz del mundo. Tanto es así que los teatreros no sólo estamos dispuestos a hacerlo sin paga sino que pagamos por trabajar. Pero en el caso de Venezuela hacer teatro es aun más: es una militancia que tiene que ver con arriesgar la vida, tomar posición frente a la historia, no quedarse callado a pesar de las amenazas, las represalias, la represión, la persecución…
El riesgo de buscar aire ante la asfixia impuesta, es asunto de valientes. Los teatreros de Venezuela son unos valientes a toda prueba que merecen el aplauso de la historia. Vayan estas líneas en reconocimiento a los guerreros de las tablas de mi tierra.