La cuerda que cuelga es corta
usa una promesa como contrapeso
Flexionar las rodillas, impulsarse hacia adelante,
dejarse a la Fe
Las puntas de los dedos, ahora y por siempre, suspendidas en el intento
El espinazo afilado,
la ausencia de eco confirma el disparo
otro, otra
Morderse la rabia
paladar de oxido y hierro
cambiarle el nombre
Cerrar los ojos,
perder la cuenta
hundir las uñas en los muslos,
adaptarse
De noche todos carne de cañon,
de día todos cooperantes.