De pluma afilada, irónica, aguda, Guadalupe Loaeza comenta desde hace años la realidad mexicana con curiosidad de cronista y profundidad de columnista. Vive entre palabras. Lectora voraz y escritora prolífica, se expresa y se comunica a través de artículos, ensayos, novelas, pasando de la realidad a la fantasía, de la historia lejana a la actualidad, con un entusiasmo que ni el tiempo ni el oficio han podido opacar.
Se estrenó en la escritura siendo todavía una adolescente. Desde Canadá y Francia, países en los cuales transcurrió parte de esos años, enviaba cartas, que parecían cuentos, en las cuales describía al detalle cuantos hechos y personas encontraba en su camino. Volvió a México en pleno ’68 ignara de lo que pasaba a su alrededor, encerrada en un mundo dorado que la aislaba de la realidad.
Sin embargo Guadalupe es una mujer de armas tomar. Su energía arrolladora la ha llevado a cambiar totalmente vida llegando casi a los cuarenta, con un esposo acomodado, un trabajo de alto nivel como representante de la estilista Nina Ricci en México, y tres hijos a cuestas.
Cuando entendió que estar entre “Las niñas bien” –título de uno de sus libros- ya le quedaba estrecho, no tuvo dudas. Cambió radicalmente, y tras esa metamorfosis, la “niña bien” se transformó en una feminista, con gran conciencia social, dispuesta a luchar por los derechos no solamente de las mujeres sino de todas las minorías.
Lo hizo en un país, una época y una sociedad en los cuales había poco espacio para tales terremotos. Lo logró gracias a las palabras, fieles aliadas que nunca más la abandonaron y que llegaron a su vida de la mano de otra gran escritora mexicana, Elena Poniatowska. Fue en el taller de Poniatowska donde Loaeza descubrió su ser verdadero. Allí conoció a importantes escritores y periodistas, allí leyó a Cortázar, Virginia Woolf, Simone de Beauvoir, allí desaparecieron insatisfacciones y vacíos, allí encontró el valor de empezar el camino que la llevaría a ser una mujer libre y exitosa.
Apreciada columnista de ViceVersa Magazine, ha escrito y escribe para diferentes medios nacionales e internacionales y sigue con gran atención el acontecer político de México.
Sus primeros pasos en el mundo del periodismo los dio en el diario Unomásuno, medio valiente que, en una época en la cual la libertad de prensa era un anhelo más que una realidad, se oponía a la homologación de la información y desde el primer editorial subrayaba: reiteramos el propósito de asumir una actitud antimonologante.
– Era una lectora fiel de Unomásuno, diario que admiraba por su profesionalismo y honestidad. Estaba cursando todavía el taller de Elena Poniatowska y recientemente había ganado un concurso de cuentos con un texto titulado “El discreto encanto de la burguesía de las lobas”. Fuerte de ese premio fui a las oficinas de Unomásuno y pedí hablar con Granados Chapa, uno de los periodista más importantes de México, hombre de grandes principios, muy reconocido por la valentía de sus denuncias. Granados leyó con atención mi cuento y luego me pidió escribir algo. Con gran sinceridad me dijo que no podía prometerme nada porque en ese entonces el diario tenía problemas con la compra de papel. Era el año 1982 y uno de los medios que usaba el gobierno para limitar la libertad de prensa era a través de la venta de papel que manejaba a su antojo con una empresa estatal. Mi primer artículo se tituló “Con el alma en un hilo” y reproducía la conversación telefónica de dos mujeres quienes se quejaban de la devaluación y en general de la situación del país. Utilicé la forma en la cual hablaban en la realidad, mostrando su desdén por el país y un desconocimiento total de la situación y de la historia mexicana.
Fue el primero de muchos artículos durante los cuales ha mostrado siempre una gran agudeza política denunciando sin ofender, abierta a todas las voces y tratando de ir más allá de lo inmediato. En los últimos meses ha escrito sobre los diferentes candidatos electorales. A pesar de haber apoyado abiertamente a Manuel López Obrador en sus anteriores candidaturas y de la amistad que los une –el actual Presidente fue también su padrino de bodas- en esta última contienda electoral, con la honestidad que la caracteriza, Guadalupe se mantuvo cauta y en sus escritos reflejó dudas e incertidumbres. Escribió sobre los aspectos positivos y negativos no solamente de los candidatos sino también de sus esposas y no escatimó críticas a todos ellos.
En consideración de tu experiencia como analista política, ¿qué opinas del resultado de estas últimas elecciones?
Lo que sucedió en estas elecciones nos tomó a todos por sorpresa. Ningún presidente había ganado con tanta mayoría y ningunas elecciones habían sido tan participativas y sin el menor reclamo de fraude. Fue un acontecimiento, un terremoto. López Obrador sabía que iba a ganar porque era lo que indicaban todas las encuestas desde un primer momento. Sin embargo ni él mismo esperaba una victoria de estas dimensiones. Estamos hablando de más de 30 millones de votos, mayoría en las dos Cámaras y en ocho estados. Su partido Morena que tiene apenas 4 años de edad, ganó 11 de 16 alcaldías, entre ellas la de Ciudad de México. Algo realmente increíble.
Muchos los populistas quienes no solamente en América Latina sino también aquí en Estados Unidos y en Europa, han llegado al poder con el apoyo masivo y entusiasta de poblaciones cansadas de los escándalos de corrupción, el abuso de los políticos, los problemas diarios. ¿Estamos asistiendo a más de lo mismo en México?
No creo. Si bien sea cierto que en otros países las mayorías han expresado un voto castigo votando esencialmente contra el poder, contra los políticos corruptos etc, en este caso expresaron su preferencia hacia López Obrador por ser quien es. Es él el verdadero ganador. Ha llegado al poder con el clamor del pueblo, y, si bien hubo personas que votaron contra el PRI, todos los analistas coinciden en decir que, de ser un voto castigo, los resultados hubieran sido más ajustados. Obrador superó los 30 millones de votos, mientras que Ricardo Anaya obtuvo poco más de 12 millones y José Antonio Meade, algo más de 9 millones. Aún contando con la fuerza del aparato. La diferencia es demasiado profunda.
¿Cómo lo logró en tu opinión?
Obrador ha mantenido inalterado un discurso muy llano y sencillo. Ha repetido siempre las mismas fórmulas, indicado los mismos problemas, y ha criticado a los políticos y empresarios que se han enriquecido a espaldas del pueblo. Nunca se contradijo. Le hablaba al pueblo, hablaba como el pueblo y la gente sintió que era uno de ellos y que iba a hacer algo para ellos. El electorado se enamoró de él, de lo que emana, de su sencillez.
Tu fuiste mucho más cauta en estas elecciones y solamente a última hora, en la urna, decidiste apoyar a Obrador. ¿Por qué?
Yo apoyé a López Obrador en el 2006 y en el 2012. Sin embargo en esta ocasión me entraron muchas dudas. Lo sentía muy radical y no me gustaban algunas de sus declaraciones así como su pragmatismo. No obstante ahora pienso que me alegra que haya ganado en esta ocasión y no en las anteriores porque la diferencia con los otros candidatos hubiera sido menor y no hubiera contado con el respaldo actual.
Sin duda el Presidente electo ha sabido movilizar sentimientos y ampliar su base de electores. Es indiscutible su capacidad de individuar y denunciar culpas y culpables de los graves males de la sociedad mexicana; sin embargo ¿hasta qué punto será capaz de pasar de la etapa de las denuncias a la de las soluciones?
En su campaña Obrador se ha enfocado en dos problemas fundamentales: la corrupción y consecuente impunidad, y la inseguridad. ¿Cómo los resolverá? No será fácil. Encontrar soluciones adecuadas es muy complejo; sin embargo creo que lo hará poco a poco. Ya el gesto de rebajar los salarios de los altos funcionarios y el suyo propio, así como de quitarle la pensión a los ex Presidentes, representa una señal muy importante para los mexicanos.
Sin duda esos recortes son algo que puede tener un impacto positivo en un primer momento, pero los verdaderos problemas son otros. ¿Estará dispuesto a atacarlos?
Yo traté mucho a López Obrador cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal y puedo decir que cumplió gran parte de sus promesas, por ejemplo la pensión a los adultos mayores. El PRI trató de copiar muchos de sus programas sociales. Cuando fui candidata al Congreso Federal, encontré personas paupérrimas quienes me confesaron que sobrevivían gracias a la pensión que les había otorgado López Obrador. Ahora prometió duplicar esa pensión y darla también a los jóvenes. A tal fin está tejiendo alianzas con los empresarios. Sabe que para hacerle frente a sus compromisos, necesita dinero.
Es decir que, en tu opinión, no olvidará las promesas hechas en campaña electoral.
Yo creo que de López Obrador se puede decir que es populista, autoritario, mesiánico, evangelista -aspecto que no me gusta en absoluto- pero también hay que agregar que es un hombre que está consciente de lo que han padecido los mexicanos por las promesas no cumplidas. Sabe lo que ha sucedido durante la presidencia de Peña Nieto, considerado uno de los peores Presidentes de México, y sabe que no puede repetir ciertos errores. No se lo puede permitir. Sé que va a hacer lo posible para cumplir sus promesas, porque tiene la ambición de ser recordado como el mejor Presidente de México. Quizás sea un poco soberbio; sin embargo no va a echar por la borda el gran patrimonio político ganado con estas elecciones.
Dicen que quiere igualar a su ídolo Benito Juárez.
Es verdad. Obrador tiene gran admiración por Benito Juárez y Lázaro Cárdenas y su deseo es ser recordado como y mejor que ellos. La verdad es que sus orígenes son muy humildes, no tiene mundo, vive en un departamento sencillo. Podríamos decir que tiene los defectos de sus cualidades o las cualidades de sus defectos. Su esposa es diferente, pertenece a una clase medio alta, pero él es un hombre de pueblo. Después de un triunfo tan significativo no va a darse un disparo en el pie. Sé que no es bueno crearse demasiadas expectativas; sin embargo, conociendo su trayectoria, la manera de ser, la consistencia de su personalidad, creo que va a hacer todo lo que está en sus manos para dar respuestas concretas a los problemas de los mexicanos.
Mucha incertidumbre causa su alianza con el partido conservador PES (Partido Encuentro Social) fundado por el evangelista Hugo Eric Flores Cervantes quien ha expresado claramente su posición en contra del aborto y de los matrimonios y adopciones de las parejas homosexuales. ¿Se avecina un retroceso en los derechos humanos de las mujeres y de la comunidad LGTBQ?
La alianza con PES fue la causa por la cual muchos intelectuales se alejaron de Obrador. Hay que decir que él mismo es evangelista, su hijo se llama Jesús Ernesto, por Jesús y por el Che. La verdad es que en México, y sobre todo en estados como Chiapas y Oaxaca, el catolicismo ha perdido muchos adeptos por los escándalos de pedofilia que han minado la confianza hacia la Iglesia. Ese vacío lo ocuparon los evangelistas quienes, en cambio, siguen creciendo y tienen mucha influencia en las poblaciones, sobre todo en las clases más humildes. Por ejemplo gracias a los evangelistas, en algunos estados, han disminuido los casos de alcoholismo.
Más allá de las creencias religiosas de cada quien, la preocupación surge cuando esas creencias pueden tener un impacto en la política. ¿Hasta qué punto la Iglesia evangélica podrá condicionar las decisiones de López Obrador?
No mucho creo. El nuevo gabinete está conformado por personas abiertas y progresistas. En un cincuenta por ciento son mujeres preparadas, feministas quienes vigilarán para que no haya retrocesos en tema de derechos humanos. Por ejemplo Olga Sánchez Cordero, quien fue magistrada, va a ser secretaria de gobernación y ya está estudiando cómo despenalizar el consumo de marijuana. La nueva alcaldesa de Ciudad de México es una científica, muy preparada y sensible hacia las problemáticas de género y de todas las minorías. También la esposa de López Obrador es una mujer autónoma y vanguardista. Intelectual, historiadora, tiene un discurso propio. No hay que olvidar que muchos jóvenes votaron por este Presidente, algunos de ellos lo hicieron por primera vez. No puede defraudarlos. En conclusión creo que Obrador está rodeado de personas muy válidas. Esperemos que no haya tomado demasiado compromisos durante la campaña electoral y que sus aliados no traten de pasarle factura.
Llama la atención que, a pesar del alto índice de violencia doméstica, femicidios y trata de seres humanos, ningún candidato haya hablado demasiado de estos temas.
Es verdad nadie se focalizó especialmente en esas temáticas sin embargo el hecho de tener un gabinete con un cincuenta por ciento de mujeres garantiza una atención particular hacia todas las problemáticas de género. Y también las que no estamos en el gobierno se lo vamos a recordar constantemente.
Otro problema gravísimo que deberá enfrentar el nuevo Jefe de Estado es el narcotráfico y las conexiones con la política. Muchos presidentes han tratado de resolverlo sin lograrlo. ¿Será diferente para AMLO?
Seguramente sabe que ese es uno de los problemas más complejos e importantes que deberá enfrentar. Ya dijo que se va a reunir con su gabinete todos los días a las 6 de la mañana y que va a poner muchísimas atención a la criminalidad. Sabe también que todo lo que pasará a partir de 2019 será responsabilidad suya y ya nombró a Alfonso Durazo, persona sin duda con gran experiencia en materia, como secretario de Seguridad Pública.
¿Crees que las agresiones de Trump a los mexicanos favorecieron la elección de López Obrador?
Creo que si porque muchos votantes decían que el único que podía encarar a Trump sin miedo y hablarle de tu a tu era López Obrador. Creo también que fue muy acertada la decisión de nombrar a Marcelo Ebrand como Secretario de Relaciones Exteriores. Es una persona preparada, es un buen político con mucho mundo y una visión universal. Habla perfectamente varios idiomas y no es ningún improvisado. Pienso que Trump mira a Obrador con respeto porque según su visión lo considera un “winner” mientras que a Peña Nieto lo veía como a un “loser”.
¿Cuál será la relación de Obrador con Venezuela?
Creo que será distante porque está viendo el fracaso de ese gobierno, la rabia de la población, el hambre, la falta de medicinas. Obrador va a estar cuidando el mínimo detalle, no va a hacer tonterías.
Volviendo a tu trayectoria de escritora, en estos años has tenido la posibilidad de conocer a personajes de gran espesor intelectual como Elena Poniatowska, Jean-Marie Le Clézio, Carlos Monsiváis. ¿Qué recuerdos tienes de ellos?
Conocí a Jean-Marie Le Clézio cuando era muy joven. Él vino a México para hacer el servicio civil en sustitución del servicio militar. Lo conoció antes mi mamá quien estudiaba literatura francesa. Lo invitó a casa. ¡Era bellísimo! Vino con su esposa, una chica de Nizza muy hermosa también y se hizo amigo de toda la familia. Siempre fue un hombre muy reservado. Elena Poniatowska es como una hermana mayor para mi. La quiero enormemente, la respeto y nunca me ha defraudado. Es una persona que ha sido muy importante para mi historia personal. También con Carlos Monsiváis fuimos muy cercanos. Compartimos muchas cosas y nos unió una profunda amistad.
¿Te consideras más periodista o escritora?
Depende del mes, de la estación del año, de mis circunstancias personales – dice riendo Guadalupe Loaeza tras una pausa – Creo que no hay gran diferencia entre literatura y periodismo. Una crónica bien escrita es literatura y una novela, como las que escribía García Márquez, puede ser periodismo. De mi puedo decir que me gusta expresarme a través de la escritura, que me permite crear puentes con los lectores. Escribir para mi es poder estar cerca del otro, ver al otro, verme a través del otro. Significar compartir, cruzar caminos.
Es éste un anhelo que Guadalupe Loaeza logra constantemente. Los lectores la siguen, dialogan con ella, creen en ella. Saben que el puente de palabras que ha echado a lo largo de estos años es sólido y confiable. Ahora están esperando la tercera parte de la saga que comenzó con el libro Las yeguas desbocadas, para seguir con Las yeguas finas. Novelas en las cuales con profunda ligereza y una buena dosis de ironía, Loaeza dibuja el mundo en el cual nació y vivió durante buena parte de su vida. Pero hay mucho más en el tintero…
Palabras que Loaeza sembrará consciente de que encontrarán muchos terrenos fértiles dispuestos a dejarlas florecer.
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