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gustavo gag-artigas
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Golpe de Estado, ¡qué dolor Venezuela!

Cómo me duele mi América Latina, cómo me duelen las esperanzas traicionadas, cómo me duelen nuestros pueblos hambrientos mientras los que se apropiaron del poder se revuelcan en la fortuna.

Cómo me duele mi América Latina cuando los gobernantes elegidos democráticamente callan tras vergonzosas declaraciones que no llaman a la acción cuando es tiempo de actuar –“estamos altamente preocupados”–, cuando deberían estar exigiendo democracia como la exigimos cuando éramos nosotros los perseguidos por otra dictadura.

Cómo me duele el pasado cuando Maduro, con una desfachatez que no tiene parangón, se apropia de nuestro pasado, de nuestras luchas, de nuestros principios y tras dar un golpe de Estado, por lo que hay que nombrar las cosas por su nombre, se atreve a declarar “No podemos obrar para alimentar viejas heridas ni para que se impongan esquemas intolerantes y excluyentes en lo ideológico. Venezuela aboga por esquemas incluyentes, de respeto absoluto y de diálogo”. “Nadie puede entrar a juzgar un modelo, porque o si no entraríamos en un mundo de la tierra sin nada y sin nadie. Si nosotros entramos a juzgar a «x» país por «x» circunstancias, pues en esos países sería el acabose”, sentenció.

El callar hoy día es ser cómplice, es aceptar que se puede dar un golpe de Estado, que un gobernante mediocre, que un gobernante populista se pueda transformar impunemente en un dictador.

Cómo me duele el futuro al pensar en cómo explicar a las nuevas generaciones que Maduro en Venezuela u Ortega en Nicaragua no representan nuestros ideales de una sociedad más justa, equitativa, en que los valores se respetan, en que es el pueblo soberano el único que puede elegir a un presidente o sacarlo en las próximas elecciones, que aquellos que se aferran al poder no nos representan, que aquellos que se apropian de los poderes del Estado comienzan a caminar por el camino de la dictadura.

Usted Maduro, lo que ha dado es un golpe de Estado en Venezuela, y ello no es solución a la situación actual de su país, al contrario, usted, Maduro se ha puesto la soga al cuello, usted está llamando a:

Uno, a aislar a Venezuela del concierto de América Latina.

Dos, está jugando a que los militares venezolanos den otro golpe de Estado y asuman el poder.

Tres, a que la gente se levante y haya un enfrentamiento de incalculables consecuencias.

No, señor Maduro, no somos nosotros quienes transitamos en el siglo XIX que nos dividió, es usted quien regresó a caminos que creíamos terminados, los de la autocracia y las dictaduras sobre nuestros suelos.

Y así como me duele Nicaragua, ¡ay Nicaragua, Nicaragüita!, hoy me duele Venezuela, ¡ay Venezuela, Venezuelita!

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