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Gobierno capitalista, el libre mercado

Luis mira con envidia la nueva camioneta de José, su vecino y le dice: «Me pregunto ¿cuántas personas podrían ser alimentadas con el dinero que te costó esta lujosa camioneta? Seguramente estás lavando dinero”. José muy tranquilo le responde: “Voy a aclarar un poco tus dudas. Tengo años trabajando, pagando impuestos, aguanté los sobornos que me pedían los inspectores en mi negocio, los robos hormiga de los empleados, pago servicio de protección porque varias veces nos asaltaron, casi cerramos con el aumento del dólar, le echamos ganas, hasta que pude comprarme este auto. Te diré, la compra de este vehículo alimenta a varias familias: la cadena productiva inicia en Ontario Canadá y en otros países de América Latina dio trabajo a las personas que hicieron los neumáticos, a los que realizaron los accesorios y les dio de comer a los trabajadores de la mina de cobre de la que extraen el mineral para elaborar los cables eléctricos. La cadena productiva sigue circulando, les dio trabajo a los obreros, los ingenieros que laboran en la fábrica y en la otra empresa a quienes hicieron los camiones que transportan el cobre, alimentó a los choferes que llevaron la camioneta de la fábrica al distribuidor y a los vendedores, a los expertos en marketing, al gerente y a sus asistentes, incluso a las encargadas de la limpieza del salón de ventas, a los guardias, en fin. Tengo que admitir que no sé con exactitud cuántas personas han sido alimentadas sin embargo creo que es una gran cadena alimenticia ¿no te parece?”

Luis se quedó sorprendido, no supo ni que contestarle. Esta es la diferencia Luis, de trabajar en el libre mercado al que algunos llaman capitalismo. Si trabajo y ahorro me puedo comprar una camioneta como esta, además la puedo deducir de los impuestos que le pago al gobierno. Yo también le doy trabajo a muchas familias, tengo mi propia cadena alimenticia y me siento orgulloso de ello, los trato bien y ellos se ven contentos. Me preocupan esos políticos que quieren regalar el dinero de nuestros impuestos en sus campañas paternalistas, esos populistas que ofrecen dinero para que voten por ellos. La diferencia con ese socialismo que nos quieren vender con campañas populistas, el resultado es que les quitan la dignidad a las personas, lo que necesitan los pobres es empleo, capacitación para trabajar y ganar su dinero dignamente, volverse productivos, y tener ambición para escalar a otros cargos. Cuando les dan dinero a sectores como a los ninis, jóvenes que ni estudian, ni trabajan o a las madres solteras, les roban su dignidad y la autoestima, ése dinero gratis no tiene valor.

Incluso el dinero a los adultos mayores debe estar regulado, muchos no lo necesitan, fueron productivos y guardaron para su vejez.

No te dejes llevar Luis, por esos candidatos que toman el dinero de nuestros impuestos sin pedirnos permiso para dárselo gratis a los que no hacen nada para merecerlo. Ya bastante tenemos con tolerar, el año de Hidalgo -ya sabes a qué me refiero- dejan pobres a los Ayuntamientos. No queda de otra que trabajar con optimismo con amor por México, si en verdad combatiéramos la corrupción y la impunidad, nuestro país sería otro, tenemos tantos recursos, lo que necesitamos son valores: honestidad, tolerancia, respeto y amor por nuestras raíces. Yo hago lo que tú no puedes, tú haces lo que yo no puedo, eso hace la diferencia, juntos podemos hacer grandes cosas.

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