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Guadalupe Loaeza

Girasoles contra las balas

Así como en Portugal se acabó con la dictadura de casi 50 años de Oliveira Salazar en abril de 1974, por un movimiento llamado la Revolución de los Claveles, asimismo desearíamos que la flor como símbolo más popular de Ucrania, el girasol, terminara con la guerra de Putin. Lo anterior totalmente utópico, nos permite imaginar una situación similar con la brutal invasión rusa a su vecino del oeste.

Los girasoles han estado muy presentes en el imaginario de los ciudadanos ucranianos. Dice Abby Vesoulis de la revista Time una vez que consultó la enciclopedia que: «la presencia ubicua del girasol en los pueblos y las ciudades de Ucrania ha hecho a esta flor un símbolo nacional no-oficial». Por su parte Olivia Waxman, responsable del reportaje, menciona que mientras la invasión rusa de Ucrania lleva más de dos semanas, el hecho de mostrar, bajo cualquier pretexto y en cualquier momento, esta maravillosa flor, se ha convertido, en una de las muchas maneras en que el mundo puede demostrar su solidaridad con el pueblo ucraniano. En América Latina, desde México hasta Caracas se ha visto que las personas que se reúnen para protestar contra la invasión rusa, no olvidan llevar en sus manos, un par de girasoles, como condena de las facciones rusas. Muchas venezolanas llevaban bellísimas coronas con estas flores y otras las distribuían entre los peatones, a la vez que decían: «no nos olvidemos de los ucranianos». En Londres, por ejemplo, se veían las flores amarillas sobresalir de las barricadas justo en frente de un edificio que alberga a la organización de caridad «Girasoles por la paz», para ayuda de los ucranianos.

Durante la historia de Ucrania, la flor ha sido usada como un símbolo de paz. En junio de 1996, para celebrar la entrega de armas nucleares de los Estados Unidos, Rusia y Ucrania, sus ministros de defensa plantaron girasoles en una ceremonia en la base de misiles Pervomaysk, localizada en el sur de Ucrania. Este evento también marcó el abandono por parte de Ucrania, del tercer más grande arsenal nuclear del mundo, que había heredado este país durante el colapso en 1991 de la Unión Soviética», según reportó ese año el Washington Post.

Es tan representativa de Ucrania esta flor que la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, usó la semana pasada en una ceremonia llamada «State of the Union», como un gesto de solidaridad, un vestido con un enorme girasol cosido en su manga derecha. Todo el mundo le aplaudió y comprendió que su país estaba, sin la menor duda, con Ucrania. He allí un gesto diplomático de primer orden. Con un solo girasol, se puede mandar el mensaje de paz a todo el mundo.

Hemos de decir que la conciencia de la asociación entre el girasol y Ucrania ha crecido desde el primer día de la invasión es decir desde el 24 de febrero, cuando el News Outlet «Ukraine World» compartió en twitter un video mostrando a una mujer ucraniana entregando a los soldados rusos semillas de girasol, con la llamativa instrucción de guardarlas en sus respectivos bolsillos de modo que las flores crecieran cuando alguno de ellos muera. De inmediato el video se hizo viral con 8.6 millones de vistas.

Curiosamente la historia de la flor es más larga que la de Ucrania. Los girasoles (soniashnik en ucraniano) han crecido en ese país, de acuerdo con la Enciclopedia de Ucrania de 1993, desde mediados del siglo XVIII. Las semillas de esta flor tan singular y decorativa fueron, en aquella época, el bocadillo que se comía como las pepitas en México, el más popular. La flor es una importante ayuda para la economía actual; Ucrania y Rusia proporcionan del 70 al 80 por ciento de las exportaciones de aceite de girasol.

¿Cómo olvidar los múltiples pintores de girasoles, las flores favoritas de Van Gogh? ¿Cómo olvidar el libro de Boris Pasternak, Dr. Zhivago, así como la espléndida película (1965) que obtuviera cinco Oscares? En una de las escenas descubrimos un enorme jarrón pletórico de girasoles. ¿Cómo olvidar el filme Los girasoles, con Sofía Loren y Marcello Mastroianni? ¿Cómo olvidar la música de Henry Mancini, dedicada a esta flor que gira con el sol? Y, ¿cómo olvidar la pintura de Diego Rivera, llamada: Muchacha con girasoles?

Una pequeña recomendación, llenen su casa de girasoles y solidarícense con Ucrania, aunque el gobierno de la 4T guarde silencio.

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