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¿Fue “Gravity” un vistazo al futuro del cine? ¿Y eso es bueno, o malo?

Mi primera impresión al ver “Gravity” de Alfonso Cuarón fue de disgusto.

Inmediatamente la identifiqué como una de esas películas de “plataforma  única” (Piensen en Avatar), que solo se disfrutan con lentes 3D en una sala de cine IMAX con sonido Dolby 7.1. Peligrosas señales de una película que intenta esconder su falta de concepto artístico por medio de logros técnicos. La descarté como una cinta que dirigía a las películas hacia una experiencia sensorial más cercana  a una atracción de Universal Studios que a la realización cinematográfica.

Como un seguidor del trabajo de Cuarón (Me gustó mucho Childen of Men) estaba amargadamente decepcionado. Sin duda que el despliegue publicitario que rodeaba a los innovadores logros de la película, junto con la omnipresencia de “2001: Odisea al Espacio” de Kubrick y “Solaris” de Tarkovski, colaboraron a profundizar la ya oscura sombra de decepción que el film había tallado con deficiencias  propias, y que en última instancia me llevaron a categorizarla como una cinta con un único (y común) objetivo: Hacer dinero a través de proezas visuales. Pero tal vez estaba equivocado.

Después de una reciente revisión del film (En una pantalla de TV, en mi casa) mi tesis sobre su naturaleza de “plataforma única” no había cambiado. Pero lo que si había cambiado, era mi percepción de sus objetivos. Tal vez Cuarón estaba realmente intentado hacer algo diferente. Tal vez estaba intentando construir un nuevo camino hacia la concepción del significado en el cine. Un camino –que aparentemente- todavía no somos capaces de construir.

-Metáforas visuales por encima de dialogo retorico- Parecía ser la meta de Alfonso Cuarón cuando realizaba “Gravity”. Pero las metáforas visuales no son nada nuevo en el cine. Y se pueden encontrar ejemplos a lo largo de su historia y en el trabajo de incontables directores. ¿Qué pudo haber hecho diferente Cuarón? Pues abarcar la idea de una forma subjetiva externa.

¿Qué pasaría si el significado pudiese ser evocado a través de una experiencia “directa” en el cine? En la vida funciona. Sueños y alucinaciones son constantemente utilizadas en el cine como una forma de mostrar lo que un personaje piensa o siente. Vemos constantemente –desde un punto de vista objetivo- a un personaje llorar después de perder a alguien querido. Vemos a alguien llevar una vela de un lado de la piscina al otro como una metáfora de las durezas de la vida. ¿Puede el cine sobrevivir sin razonamiento consciente? ¿Puede el film existir sin metáforas? ¿Sin empatía? ¿Puede el cine proveer una experiencia sensorial suficientemente poderosa como para generar una respuesta intelectual en la audiencia? ¿Puede el cine escaparse de sus raíces observacionales? ¿Puede el cine como una forma de arte más participativa cambiar la vida de alguien? ¿Y si puede, todavía lo llamaríamos cine? ¿Es “Gravity” un vistazo hacia una especie de realidad virtual guiada?  ¿Podemos ser el hombre llevando la vela? Por ahora, no. Y “Gravity” indudablemente no pudo. Pero la experiencia de ver películas se está volviendo cada vez más personal, y viendo nuestro presente de Oculus Rift y Google Glass, me es difícil no imaginar un futuro  con un cine enormemente influenciado por la tecnología. Para bien o para mal.

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