Estalla la tormenta en mis ojos de lluvia.
La belleza echa el ancla en tu recuerdo a la deriva.
Una sirena ebria se ahoga en mis oídos.
La cordura es el precio que se cobra el olvido.
Antes de ti solo había tequila, un saxofón tartamudo y los periódicos que el viento no barría.
Ahora cruzas el desierto de mi piel en un suave leteo.
No me quedan flores para adornar tu cabello.
Tus ojos azules, verdes, grises. No sé.
Tus ojos me miran desde cada esquina.
Tu sonrisa bajo tierra, como una flor cortada que exhibe orgullosa su cara de neón entre las ruinas.
Estás llena de estrellas.
Y no sé dónde pusiste el azúcar.
Detrás de tus ojos.
Azules, verdes, grises, qué más da.
Detrás de tus ojos.
Lucía Gris.