El 29 de octubre fue el certamen de belleza de Miss Perú. El 30 y 31 los medios se desbordaron en hacer el reporte de lo que consideraron una actuación de las mises fuera de lo usual. Al momento en que cada una tenía que decir cuáles eran sus mediadas:
– Mis medidas son 2.202 casos por feminicidios reportados en los últimos 9 años en mi país…
una tras otra…
– 82 feminicidios y 156 tentativas en lo que va del año…
– 81% de agresores a niños menores de cinco años son cercanos a la familia…
– Una niña muere cada 10 minutos por producto de la explotación sexual…
Los miles de peruanos que presenciaron el tradicional concurso de belleza, se encontraron con esa sorpresita. Y muchos fuera del Perú también, pues la noticia tomó por asalto las redes. Digamos que fue una estrategia de mercado muy eficiente… en favor de una buena causa, es fácil opinar. Que una inmoralidad comúnmente aceptada por todos, como lo es que las mujeres nos midamos en los centímetros de la circunferencia alrededor de nuestras tetas, cintura y cadera, en concurso televisado, haya sido ocasionalmente sustituida por la denuncia de la violencia de género que sufren las peruanas, se puede decir que es una buena noticia… visto así, de buenas a primeras.
“Esas cifras no tienen ninguna belleza, es todo lo opuesto. La idea sale de llamar la atención, de buscar un contraste y que la gente reaccione”, declaró a CNN en Español, Luciana Olivares, autora de esta campaña, gerente de Estrategia y Contenido de Latina -el canal de televisión que tiene los derechos de transmisión del concurso-. Su idea era plantear algo “bien revolucionario” y “transgresor” y presentar “medidas que realmente importan» para llamar la atención de los peruanos sobre un tema que se ha convertido en “parte del paisaje”… el feminicidio es parte del paisaje peruano…
Sus declaraciones no tienen desperdicio. Continúa… “En un medio donde te espera este tipo de noticias, no lo conseguimos (llamar la atención) hasta el día de hoy. En cambio, en un espacio no predecible para un discurso de este tipo ha habido una reacción en redes sociales, en general, en la población de verdadera alarma y de conciencia. Y aunque esto que ocurrió en el concurso de belleza no va a solucionar el problema en el país, hizo que la belleza de las mujeres se vuelva una discusión para abordar dicha problemática”.
“Estamos buscando que esta discusión sobre la belleza sea más bien capitalizada con la fuerza que la belleza puede tener. Cómo las mujeres se transforman más bien en movilizadas y no en maniquíes”, puntualizó Olivera.
¿Qué más se puede decir de esta estrategia de mercado, que no haya dicho ella misma? Que el asunto tenga poco o nada que ver con la realidad del problema, que muy por el contrario de lo que Olivera dice, está indisolublemente ligado a la percepción que se tiene de la mujer como objeto de uso y abuso, que es lo que ese tipo de concursos proclama, no pareciera ser una inquietud para todo el media que generó la campaña, sin embargo. Las maneras que tiene el sistema de asimilar cualquier cosa que se le oponga y convertirlo en objeto de consumo, son espeluznantes. Estamos sometidos y presos hasta cuando creemos que nos oponemos. Trabajamos en beneficio de la economía de escala, del bienestar de unos pocos en detrimento de esos otros muchos, que pretendidamente defendemos.
El engaño y desatino ético de la engañosa campaña alcanzó su clímax cuando al final del concurso, las finalistas expusieron su opinión al respecto, como surgida de su pensamiento espontáneo, luego de escuchar la pregunta decisiva: Todos los días vemos en las noticias que más mujeres mueren en manos de sus parejas o sus exparejas. Todos los días. Si tu tuvieras la oportunidad de cambiar las leyes, ¿cuál sería la que tu consideres la adecuada para el delito de feminicidio?
Con semejante sintaxis, se instaló el sabor a justicia ficticia en el escenario. En una cápsula aislada del sonido exterior esperaban dos de las finalistas, mientras una primera, pasó a responder, con suma torpeza, aunque con la parsimonia y lentejuelas que la ocasión imponía:
– Muy buenas noches, es lamentable lo que vemos día a día en las noticias. No hay un minuto ni un segundo en que ello pare. Mi plan sería implementar una base de datos, aquella que pueda contener el nombre de cada agresor, no solo de feminicidio sino de cada cosa que hizo a una mujer. De esta manera poder protegernos, poder saber quién verdaderamente es esa persona, y… y así hacer posible de que esto no siga sucediendo. Y también si podríamos implementar algo más, seria privarlos de toda cosa, por ejemplo, visitas, y algunos servicios que también son para todas las personas. Muchas gracias.
Una base de datos… sin visitas… hummm…
Le tocó el turno a la segunda que, con mucha seguridad en sí misma y gran vehemencia, respondió a la misma pregunta:
– Buenas noches, con respecto a tu pregunta, yo creo que es momento de poner un alto total ante la agresión, y lo que yo propondría para este tipo de casos con respecto al feminicidio, sería cadena perpetua. Para que así los agresores nunca más se atrevan a tocar a ninguna mujer. Es momento de cambio. Y ese cambio es ahora con nosotras empoderando a todas las mujeres de nuestro país. Gracias.
Cadena perpetua… empoderamiento… suena algo más lógico, al menos.
Y la tercera, salió de la cápsula:
– Muy buenas noches, considero que las leyes que ya existen deberían ser muchísimo más fuertes y rigurosas y es… y… ehm… enfocarme en trabajar para promover el valor a la mujer porque si bien es cierto la responsabilidad está en el gobierno y en las rei… en las leyes de nuestro país, también somos nosotros mismos responsables para no ser cómplices y poner un alto a esto de la violencia de la mujer porque tan… tanto culpable eh es quien agrede como también quien apaña una violación o un acto como estos. Sería eso. Gracias.
… en las re… ¿reinas?… ¿quedaba algún espacio libre en su cabecita que no fuera ocupado por el deseo de “reinar”?… somos nosotros mismos responsables… ¿incluso las abusadas? … me pregunto… ¿es eso lo que tenían planeado decirles a las mujeres desde la palestra de mayor audiencia de la que disponen las mujeres: el concurso de belleza?… ¿no es esa responsabilidad compartida a la que ella se refiere, donde se gesta la “culpa” de la agredida, que es donde justamente se esconde y alimenta la impunidad del agresor?
De nuevo es poco lo que se puede decir que no haya sido dicho por ellas mismas cuando usan una causa noble para obtener beneficios en el sentido opuesto a la causa. Y lo que es peor, en una producción de cultura que trabaja en favor de perpetuar el estado de cosas que aparentemente critican. Sin el menor escrúpulo.
Justo antes de dar los resultados, se explicó también en términos numéricos como para no desentonar pues, que como lo que había eran décimas de diferencia en cuanto a la belleza, lo que fue verdaderamente tomado en cuenta y que hizo la diferencia, fue la inteligencia. El veredicto que se prolongaba a manos de un animador de poca gracia y mucha tontería, terminó por coronar a la más torpe.
De nuevo… ¿qué más se puede decir? Los concursos de belleza son una forma más de feminicidio.