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Farmacodependencia legal

Debemos reflexionar hasta que logremos construir un nuevo estado de conciencia. En la búsqueda de un bienestar de los estados mentales que afectan su estado de ánimo, muchas personas quedan atrapadas en la farmacodependencia; se vuelven clientes cautivos de fármacos con efectos secundarios. Las empresas farmacéuticas han invertido fuertes sumas de recursos materiales y humanos para que el usuario suponga que ese es el único camino terapéutico. La creencia ya está introyectada y es difícil asimilar el hecho de que la materia no es simplemente “material” sino también energía con complejas interacciones.

La física cuántica ha demostrado la interconexión del todo con sus partes; no hay realidad desconectada de la mente que la piensa. No solo somos entes biológicos, somos seres complejos: bio, psico, social. La filosofía holística, ecológica y espiritual, nos ofrece una alternativa al realismo materialista, cree en la capacidad que tiene el organismo de recuperarse de las enfermedades y de las pérdidas, por dolorosas que parezcan.

Es un hecho, el hombre moderno sufre de frustración existencial, sus síntomas no siempre pertenecen a patologías clasificadas en el manual de los trastornos mentales que utilizan los psiquiatras. El origen de la insatisfacción brota de los conflictos morales, en los cuales el vacío existencial desempeña una función importante.

En la era moderna se ha incrementado el sentimiento de vacío, el individuo al socializarse perdió parte de los instintos animales básicos que le daban seguridad y de las tradiciones culturales que servían de soporte a su conducta. Como efecto carece del instinto que le diga lo que tiene que hacer y tampoco tradiciones que se lo indiquen. El problema actual es la cantidad de estímulos a los que estamos sometidos. Los cerebros están tan acelerados que se pierde la atención. Hasta a los niños los vuelven farmacodependientes con tal de mantenerlos quietos y obedientes, en lugar de aprovechar su temperamento y su energía.

Inmerso en el consumismo y en un estilo de vida desechable el ser humano ya no sabe lo que quiere, vive una paradoja; se conforma con hacer lo que otros hacen o hace lo que otros quieren que haga. Al no encontrarle significado a la vida, va de un extremo a otro, entre la tensión y el aburrimiento. No todos los conflictos pertenecen al área de la neurosis o la psicosis y nadie está exento de cierta dosis de conflictos, de hecho, estos son normales y hasta saludables.

El sufrimiento, la frustración, el aburrimiento no siempre son patológicos. Acostumbrados al suministro de los fármacos para evadir el dolor sin enfrentarlo, los procesos se complican y en ese momento es fácil quedar atrapados en la dependencia. El resultado es triste. Las personas pasan años ingiriendo pastillas, parecen zombis, anestesiados para no sentir; se despersonalizan, su metabolismo queda afectado con consecuente aumento de peso, pierden el deseo de vivir, la energía vital, la libido.

Como cualquier adicción, la inversión que requiere es alta, la diferencia es que una es legal y la otra ilegal. Es un hecho la empresa más productiva en los Estados Unidos, después de la venta de armas, es la industria farmacéutica.

Las teorías coinciden, para ser feliz, se necesitan dos cosas: alguien a quién amar y un trabajo que nos guste. Para la recuperación hay otras opciones: terapias alternativas, y la psicoterapia que no debe crear dependencia, tiene que ser breve, de acompañamiento, ayudar a resolver culpas, conflictos, traumas de la infancia, a recuperar autoestima, desbaratar nudos y encontrar un hilo conductor.

Como dijo el ex presidente Barack Obama: “El futuro recompensa a los que siguen adelante. No tengo tiempo para sentir pena por mí mismo, no tengo tiempo para quejarme. Voy a seguir adelante”.

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