El discurso de Meryl Streep en los Golden Globes le movió el piso a medio Internet. Lo movió a quienes apreciamos la sabiduría de sus palabras y también a quienes consideran que se metió en un terreno que no le corresponde.
Más que debatir si el arte y la política son mezclables o no, creo que hay algo que fue omitido en el discurso de la actriz y que puede ser agregado, sin implicar que este no haya sido impecable.
El Donald, sin haber tomado posesión todavía hasta el 20 de enero, ha generado más escándalos de los que vimos en los 8 años de presidencia de Obama, porque… ¡No los hubo!
Fueron 2 cuatrienios que, si bien no fueron perfectos desde el punto de vista de la gestión política y administrativa y que tendrán sus disidentes, no fueron marcados por escándalos ni asuntos personales que manchasen su trabajo. Eso es algo digno de subrayar en estos tiempos en los cuales tenemos cámaras hasta en el baño. He de admitir que admiro la elegancia con la que el Presidente saliente de Estados Unidos logró mantenerse en el ojo público a lo largo de los años, incluso teniendo hijas pasando por la adolescencia: una lección a la que deberían atender numerosos políticos y dignatarios de todas partes del mundo, incluyendo algunos miembros de las realezas que aún imperan.
Estados Unidos está a punto de comenzar un período presidencial que podría dejar a escándalos como el de Watergate o el de la joven Lewinsky en pañales. Sin intenciones de ponerme apasionada sobre algún excandidato u otro, porque es una discusión inútil y sin sentido en este momento, hay algo que nos ha dejado Trump claro: Su estrategia para llegar al poder fue la de usar los medios, aunque estos hablasen mal de él. El típico “Bien o mal, pero que hablen”.
A nivel publicitario, Trump es un éxito. Generando controversias logra llegar a las masas y ganarse una parte de ellas en esta época en la que todos somos susceptibles a recibir y compartir información inútil y barata.
Los de Obama fueron unos ocho años de presidencia regios. A los lexicógrafos les pido que por favor incluyan la foto de Obama al lado de las palabras clase y elegancia en los diccionarios. Bye, Obama. I’ll miss your class.