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Ezequiel Wolf

Ezequiel Wolf: Para mí escribir es una búsqueda de voces

Ezequiel Wolf es un productor audiovisual y poeta argentino nacido en Buenos Aires (Baires) en 1985. Ezequiel siente la literatura como vive y experimente la música y la radio en su vida, en su cuerpo. En Hungría, ha descubierto otro río (Tisza) que le permite expandir su sentir y su escritura y también reconciliarse con lo que dejó atrás en su ciudad natal, esa geografía o gran poema como es el Río de la Plata. Produjo y co-condujo el programa radial No Retornable entre los años 2007-2013. Publicó la novela Retazos en la Casa del Viento (2009).  En 2019 publicó su segundo libro, Mientras Tanto (Indómita Luz) y obtuvo la beca Stipendium Hungaricum, para cursar los estudios de Filología Hispánica y Lenguas Romances, en la Universidad de Szeged, Hungría, donde reside actualmente. Desde 2020 forma parte de La Ninfa Eco, los programa radiofónicos Traslanoche en la emisora Argentina RadioConVos y La Frontera en Nacional Rock. En 2021 parte de su trabajo literario fue publicado en la revista de Homo Hispánisticus de la Universidad de Szeged. Ezequiel es un mar de referencias, un patchwork de poemas o geografías plurisignificantes que nos invitan a soñar, a sentirnos más humanos, más río, más música, más radio.

Ezequiel Wolf

Eres comunicador y poeta o poeta comunicador, dice Paz que la poesía es un encuentro de voces, un diálogo con las otras voces, ¿cómo piensas que dialoga tu carrera radial y de comunicador con tu poesía, pensando en las dinámicas de expansión radial frente a la contención poética?

Empecé a hacer radio en la adolescencia porque la escuela secundaria a la que iba tenía un taller de horario extra escolar que no estaba muy difundido, pero por suerte di con él bastante temprano. Comencé en la parte de la producción y después ya me entregué al aire. Soy fanático de la radio desde siempre. Hay algo en esa dinámica que me gusta mucho.

En este sentido para mí escribir es una búsqueda de voces. Escribir es mi manera de cantar. Creo, y cada vez lo asevero más, que fui haciendo radio porque era lo más cercano a estar en un estudio, como grabando y de esa manera, emular a mis músicos favoritos sonando, como ellos a través de un parlante. Esa dinámica que me dio el estudio de radio, y que mucho tuvo que ver con (cómo) aprender a poner el cuerpo, fue lo que me enseñó que yo podía hablar en voz alta. Pensándolo bien nunca me había dado vergüenza leer en voz alta, al contrario. Así fue que una vez desarrollado lo radiofónico y la comunicación, fui decidiéndome como nunca antes por la poesía. En un momento determinado la cabeza me terminó de hacer clic, y de alguna manera pasé a un segundo plano el romance que tuve con el cine y la televisión. Quizás ahora uno como realizador audiovisual, en tiempo de la internet, termina heterogeneizándose, pero yo creo, pienso y siento que la radio es poesía. Puedo decir que “mi carrera radiofónica” me afirmó y confirmó la necesidad de sentir la poesía porque la radio es un acto poético en sí mismo.

 

¿Cómo piensas que ha evolucionado tu escritura literaria? ¿Qué crees que la ha afectado en esa evolución? ¿Cuáles son tus influencias en general para escribir, pienso en música, literatura, cine y en general manifestaciones de la cultura popular? 

Me gusta pensar el tiempo de la escritura como un descubrimiento de posibilidades más que una evolución en sí. Lo que me ha pasado con la escritura, para no ponerme demasiado académico, es que estoy cada vez menos “barroco” y quizás también menos metafórico. O sea, siento que cada vez elijo mejor la metáfora, cuando la hay. También pasa que la gente que me lee desde hace más tiempo, encuentra una escritura mucho más desmalezada. Fui descubriendo también escrituras nuevas. El descubrimiento de cierta estructura literaria me fue afectando.

Mi influencia primaria es la música. Hay un recurso al cual recurro cada tanto, sobre todo cuando estoy perdido: empiezo a cantar alguna de las últimas canciones que canté, o incluso alguna de las que todavía recuerdo. Lo que hago es usar la melodía de la canción, le cambio la letra y con eso zarpo, veo hacia dónde me lleva. Voy cabalgando sobre canciones ajenas, que es una referencia que tengo todo el tiempo. Pero puntualmente a nivel musical, Charly García con toda su obra tanto solista como los grupos en los que estuvo funciona en mí como una antena que conecta con un nervio. Fito Páez, desde su sentido del placer y la búsqueda, Luis Alberto Spinetta, siempre alumbrando el futuro. The Doors, Jim Morrison en particular, Guns N’ Roses, desde el desparpajo musical, la literatura del nombre y del título de su disco doble Use Your Illusion con ese escritor de La Escuela de Atenas sentado en el aire. Los Stones, todo acompasados, elegante rock and roll. Piazzolla, mucho Astor. Serge Gainsbourg que desde que lo descubrí vuelvo todo el tiempo a él. Patti Smith, desde antes de haberla descubierto como escritora. Pj Harvey. Bueno, de hecho en Mientras Tanto, (libro editado por Indómita Luz) me tomé el atrevimiento de citar varias referencias que funcionaban para lo que estaba narrando en el libro y que a su vez eran también puentes tendidos de una parte del libro a otra. Otra figura clave en mí es Hendrix. Todo Hendrix en lo musical, en lo lírico. Hablando de esto no quiero no nombrar a Sam Shepard y su Crónicas de Motel que fue mi puente para llegar tanto a Leonard Cohen como a Tom Waits, sobre todo por sus puntos de vista, por sus maneras de mirar que me atraviesan y que me influyen todo el tiempo. Pienso que son escritores que hacen canciones. Por supuesto que en esa liga está Nick Cave también. Pero puntualmente con Waits me pasa esa sensación de desparpajo que mencionaré ahora remitiéndome a la literatura, y Cohen es para mí la elegancia, la finura y el trabajo en la estructura de lo cantado y de lo escrito. Hay una elección de por qué cada palabra, cada silencio. 

Influencias literarias, Cortázar, Rayuela, pero sobre todo La Vuelta al día en 80 mundos, Último Round, me fascinan, me pueden y me alumbran. Lorca, sobre todo lo poético. Poeta en Nueva York es un librazo de cabecera para mí. Borges, todo, Borges como ser, como multiverso. De todas maneras, entré y me imanté a Borges desde su poesía. Alejandra Pizarnik, siempre. Desde que leí El infierno musical descubrí que hay un porqué y un desde dónde me pasaba lo que me pasaba con la manera de escribir y sentir la música. La generación Beat es para mí fundamental, los poemas de Gregory Corso, lo revulsivo y sagaz de William Burroughs, “Kaddish” de Ginsberg, y Kerouac, sobre todo Kerouac. Me pasa algo con él, con su escritura y su estructura, con el fraseo y la musicalidad que ya es sabido, escrito y está muy dicho. Desde ya, la influencia del Jazz, pero además hay algo en su manera de escribir que es el tipo de escritura, de literatura que me gustaría escribir. 

Las influencias cinematográficas, Phillippe Garrel, Wes Anderson. Jim Jarmusch es un director que me fascina. Leonardo Favio. Richard Linklater, Woddy Allen de quien siempre pienso qué pasará cuando ya no haya más estrenos que esperar de él. 

Mientras te respondía y revisaba la estantería de mi memoria, hay alguien a quien llevo conmigo siempre y reviso cada vez más, y que desde que vivo acá, en lo que considero un “exilio elegido”, es todo para mí, el señor Juan Gelman. Él me enseñó como pocos a jugar con el lenguaje. Obviamente descubrí a Girondo en la escuela, y sobre todo cuando vi la película de Eliseo Subiela, El Lado Oscuro del Corazón, y Girondo es alguien de quien yo he tomado, sobre todo la manera de jugar con la sonoridad de las palabras. Pero fue Gelman con quien volví a encontrar esa manera de jugar. Esa manera de jugar que tiene esa música parecida a eso que contaba de las canciones. 

Por último, no puedo no mencionar dos películas fundamentales para mí. Roma de Adolfo Aristarain, que también hizo Martín Hache, marcaron mi cabeza para siempre. La otra película que fue fundamental para mí y que la vi a los 7 años en el cine, acompañado de uno de mis hermanos mayores y de mis padres un sábado a la noche, es Tango Feroz. Viendo todo eso, en mi tierna infancia me di cuenta que el perfil de mi vida iba a ir, en la escritura en la música o lo que fuera, por el lado del rock.

Ezequiel Wolf
Photo by: Ezequiel Wolf

Actualmente vives en Hungría, ¿cómo sientes que está influyendo en tu escritura la experiencia húngara por donde han pasado escritores latinoamericanos como Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias, Antonio Cisneros, que incluso experimentó un trance místico que lo llevó de nuevo a la fe cristiana, producto de esa experiencia escribió El Libro De Dios y de Los Húngaros?

Actualmente vivo en Hungría, y me está pasando algo al vivir acá. Antes de venir para acá, en Baires, Argentina, escribí un libro llamado Mientras Tanto. En ese sentido, cuando lo titulé como tal, lo pensé a la manera de varios de los personajes que hay ahí dentro y que conviven. Y pensé que el mientras tanto era lo que yo iba a vivir acá. Puntualmente yo vivo en el sudeste de Hungría, en una ciudad que se llama Szeged. Vivo en las afueras, en una residencia universitaria que está a seis kilómetros del centro, y a seis kilómetros del río. Desde que descubrí el río Tisza, mi manera de escribir cambió. Mi manera y mi forma. Eso lo pude comprobar cuando descubrí el Danubio en Budapest. Porque en Buenos Aires, para mí, el río, el Río de la Plata, era un lugar que existía, al cual iba, porque era un río al cual llegar, porque es parte de la memoria histórica de la ciudad. Acá lo que me pasa es que el río es un ser al que voy a visitar seguido.

Me gusta decir que soy un porteño que se amigó con el agua en otra ciudad.  ¿Cómo me influye todo esto? Estoy mucho más natural para escribir. Mucho tiene que ver el entorno. Mucho tiene que ver la mezcla también. Vivir con gente de otros países que habla otros idiomas, pensar en otros idiomas y soñar en otros idiomas, estar estudiando otros idiomas. Hay un poema en Mientras Tanto que habla(ba) de la posibilidad de este viaje, y que mencionaba un puente de lenguas. Eso es lo que yo siento que me está pasando acá.

A su vez me tocó el encierro. Vine a vivir acá a mediados de 2019, por lo que la pandemia me agarró acá. Acá en la residencia con el toque de queda completo. Esto me motivó a escribir. Volví a escribir, desde que estoy acá, como creo que no escribía hace por lo menos diez años. Esto desde varias perspectivas. Pienso en poemarios completos, obra. Estar en este lugar de Hungría me está influyendo para bien y creo que en la medida de lo (im)posible estoy descubriendo esas nuevas pieles que vine a buscar.

 

¿Cuáles son tus proyectos creativos y profesionales futuros?

Hablando de proyectos, si bien estoy estudiando Filología española y lenguas romances y una subespecialidad en catalán gracias a la beca Stipendium Hungaricum, tengo la suerte de pertenecer a varios proyectos más allá de los personales. Uno es La Ninfa Eco, una organización en la que estamos nucleados varios escritores y escritoras, diseñadores, diseñadoras y gente que tiene que ver con la motivación y las partes que componen el proceso de escritura. Uno de los proyectos es escribir una serie de notas sobre viajes irrealizados hasta el momento. También participo semanalmente de un programa de radio en Argentina que se llama La Frontera, que sale por Nacional Rock. Hago una columna telefónica en vivo en la cual yo presento un escritor, o escritura e incluso a veces una temática y la intercalamos con canciones. 

En lo particular, me gustaría expandir acá un proyecto que tenía en Argentina que se llamaba “Las Habladurías del Mundo”, en el cual tomaba una temática, parecido a como se hace para un programa de radio. Allá había conseguido armar una banda musical, entonces elegía también una temática musical o un artista y atravesábamos ese universo con sus canciones, acompañado con ediciones de video, y yo me encargaba de escribir las cartas de oyentes ficticios. Esto sucedía en vivo y yo las narraba como si fueran mensajes que me iban llegando a lo largo del programa. Eso es “Las Habladurías del Mundo”, sin dudas un proyecto que me gustaría poder desplegar acá. 

Durante el primer confinamiento escribí una serie de seis episodios de lo que se llamó “Zona Bulias”. Tuve la suerte de que dos de ellos fueran publicados en una revista de aquí, de la universidad. De todas maneras, me gustaría poder publicar los seis, con la historia completa.

Como mencioné anteriormente, desde que llegué empecé a escribir mucho y una de las ideas a llevar a cabo es terminar el compendio de poemas y relatos que fui escribiendo a lo largo de mi estadía aquí en relación a la ciudad y al río Tisza, el río de la ciudad. También me gustaría, finalmente, hacer un libro de relatos relacionado a lo musical, que seguramente se llame Sobre Canciones Ajenas. Por último, algo en lo que llevo más tiempo trabajando es la publicación de un audiolibro.

Ezequiel Wolf
Photo by: Ezequiel Wolf

FedericoGarciaLorca 

En la barraca buscando la luna nueva
mientras los gallos masticaban el sol
antes de cantar  frente a los falangistas
y parado ya sin mirarlos a ellos a los ojos pensé:
¿Dónde estaba mi luna, dónde estaba mi mar?
¿Por qué habría yo de ver mi muerte en sus manos cobardes?
¿Por qué habría yo de regalarles mi mirada de sangre y de mirada imposible?
¿Por qué habría yo de abrirles mi vida tan viva a su pornografía moral?
Porque bien sabia yo que la muerte estaba al caerme
como pena de cauce oculto en una madrugada remota
ante la muerte que brama en la sangre derramada de mi tierra,
y así estaba yo negando mis ojos de poeta a mis fusiladores
cuando me dieron vuelta para darme dos tiros en el culo.
Y acá estoy, en una fosa común, brotando en versos de la tierra que soy…
Federico García Lorca.

Publicado en la revista Homo Hispanisticus Pályázati Felhívás, de la Universidad de Szeged

Sentado en la punta de tu lengua

                                                /Yo te quiero ver
                                                por eso te escribo
                                                y aparecés/

la palabra es distancia
cuando lo que se dice no se entiende
porque la idea no es dicha
porque no se puede decir
porque carece de palabras
el arte de escribir
por el espacio
entre las palabras
poresohoyescriboconelcuerpo
contucuerpoyconmicuerpo
contucuerpoaquíenmicuerpo
conmicuerpoallíentucuerpo
larisadeloslabioscomounríoenlageografíadelamor
tubocacomounlagotambién
tuslabioscomoorillas
tusojossiemprecaféconleche
yporesoyacasinodejoespacios
más que para respirar como jadeos
enestadanza que esescribir te

Mención especial en Sentir latino transformado en mujer, Barcelona, 2016.

Otra vez, noviembre. 

Otra vez, noviembre.
Otra voz.
Otra Luz anda.
Otro blanco.
Otro rojo.
Otro verde.
Otro negro.
Otro cuerpo y no.
Otra lengua en otra boca.
Otra mueca afinada en re.
Otra melodía delineándose.
Otra mirada afilada pestañeándote.

 

Ese rayo de vos

Ese rayo de vos
ilumina la cocina
la canción suena, se cuela.
Tras la cortina
la ventana abierta.
En la ciudad (casi) desierta
casi dormida
se acuna la melodía.
Anda.
Resuena todavía
ahora sobre la mesa
la pregunta de ¿Para quién?
y vos sabés. Creo que
como dice la canción
los rayos filtrados se toman su tiempo
para dormir y para estar despiertos.
La química pagana gana.

 

Cuando las palabras ahí están

Cuando las palabras ahí están
en el miedo agazapadas
sin saber dónde salir
son las pestañas en la mesa
las tuyas, mi certeza
que me dicen vení.
Trucos y un trago más allá.
Más allá de la puerta tu boca seca
entona una a una las notas
me llama y me destraba.
Hasta ese momento tiemblo en el espejo,
después te busco y te encuentro
muerdo y duelo
sin embargo me callo y escribo en silencio
miro el suelo
y ahí aparece ella.
Habla, habla ella la que habla
y le da cuerpo a la palabra
esta que mi boca canta.

Poemas inéditos del libro ES

 

16

Entrenar la escritura también desde la ronca y bronca voz.
Desde el resentimiento como contra-acción.
La voz hablada recita cantos húmedos que se imprimen en páginas
que tus ojos han de leer y después en tu cabeza
vas a escuchar(me) lo sé.
La noche se acomoda entre los hielos
y el whisky saborea la cajita musical.
La primavera abrió las ventanas
y se hizo cargo de todo lo demás y entonces…
¿El fin de todo no es tal? ¿No existe?
y si hay reacción vos bien sabés:
Acción hubo.

Atardeceres espías del reflejo del sol.
Cuántos nombres. Cuántas sombras.
El sillón como refugio de cauce y saberse saboreado aún con los ojos
cansados y la mirada perdida en un libro robado.
La caricia de haber sido leído desnudado y elegido entre canciones
y palabras.

Enredarse en silencio y desenredarse en palabras.
Lento y constante -todavía- te muerdo como un espía en la maquinaria de la noche. 

Algo está. Yo en mí. Otra vez.
Algo estalló en mí.
Otra vez un verbo (con)jugándo(se).
Actuar que se escribe para ser escrito e incluso ser dormido por el sueño.

De Mientras Tanto, Indómita Luz, 2019.

 

LA Woman

A 50 años de las voces en el baño
del solo estridente de cuerdas vocales
del blues caliente en una habitación
de la velocidad y el contraste
puertas adentro, descamada
la criatura cambiante
repta hasta enroscarse
ensortijada en el reflejo
de sus escamas, desparrama en el suelo
azulejos del más allá
de una canción solitaria
que habla del amor de y a una ciudad
de la súplica del derrotero
del infierno de…
cuando el afuera es adentro
de la sensación y el encierro
de la defraudación y el deseo
de los autos que silban al otro lado de la ventana
y los perros se arrastran
siguiendo las luces de las calles,
trazan diagonales
sin principios ni finales, autopistas
y una ciudad que es una mujer
y que a la vez es muchas
y que también es muchas ciudades
y muchas mentiras y muchas verdades
y en la ciudad de los ángeles
la ciudad de la noche se leva
muda la duda de qué hubiera sido si,
por eso su arena quema
y la certeza de estar en (una parte de) América
drena las aguas atascadas
el hombre de la lluvia que llega
se eleva la densidad se derrama
cuando la fiebre del oro abraza el hambre y la sed
y a pesar de ello
los cuatro elementos marcan el paso
medio tiempo
hasta llegar a Hyacinth House
para reposar y preguntarse
hasta cuándo, cuánto más,
retiro envuelto con anzuelo disuelto
de jugar el juego de que algo más que una sombra
te marca el aliento y sentís que te mastica
que te está siguiendo,
y cuando sopla el viento
raspa el anhelo contra el suelo
que viborea ya adentro del refugio
y el desvelo es cada vez es más sincero
aquello que sobrevuela el aleteo,
una avispa estridula y apunta
con su aguijón el pinchazo,
mojo que marca y traslada
y duerme y avanza y desarma
algo más que el cuerpo que dio lugar al anagrama
y que vestido en cuerpo ardió desde afuera hacia adentro,
hero In, berretín de fugar
y marcar otra vez el bosque
y desmarcar el tedio
y preguntarse sobre el amanecer
y hablar sobre la noche y sueños
el juego de la radio y el lenguaje nuevo
y con estas palabras te digo y te repito
dejame verte, como pedía
como cantaba, como deseaba aquella canción
los jinetes van, galopan y el cielo se mueve
y tanto adentro como afuera llueve
el arrojo de estar vivos duele
y mientras tanto
abre el fuego el deseo en celo
que te dá té y naranjas
sentado en el suelo sobre la alfombra
cubierto como un monje negro
y con recelo, ensaya con sorna una sonrisa
y de sobra cuando mastica la angustia y el duelo
porque se acuerda que hoy
tal como mañana y ayer
este disco cumple 50 años.

Del libro inédito Sobre20Canciones21Ajenas

 

En el fuego de anoche

                                                             a Juan Gelman
En el fuego de anoche
me acordé de vos.
En el juego del verso y el ángulo
siempre, cierro los ojos
respiro profundo y murmuro
tangotangotangotangotan
y están vos y tu voz
que en abrigada confianza me abrazan
y se quedan conmigo en el llano del río
hasta que el poema que mora
canta en ya no, y el llanto
es un manto de labios
que tiritan de frío
tiritas de poemas tuyos
y silencios míos,
como cuando niño
y digo que quiero escribir
para ser como vos.

Del libro inédito Almanaque.

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