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Ética y lealtad hacia los enfermos

Es sorprendente la cadena productiva que se ha enriquecido tras la pandemia. La industria farmacéutica, los hospitales, los laboratorios clínicos, los que venden cubrebocas, material médico, oxígeno y los médicos de la iniciativa privada.

La preocupación por la enfermedad convierte a los enfermos en víctimas del negocio. Son muchas las quejas que se han levantado contra los médicos quienes se han aprovechado de su situación durante la pandemia.

La señora González me compartió una indignante situación. Sus tíos enfermaron de Covid, y en el Seguro Social les dijeron que permanecieran en casa. Al ver que no mejoraban solicitaron los servicios de un médico particular quien les ofreció el Tocilizumab. Sus honorarios fueron de $65 mil pesos e incluían la promesa de que se recuperarían. Ese es un fármaco para tratar la artritis reumatoide sin eficacia comprobada, y que se puso de moda en la pandemia. Confiando en la recomendación, un familiar que vive en Estados Unidos generosamente patrocinó los honorarios del médico. Desgraciadamente en unos días ambos fallecieron.

La mercadotecnia de la Industria farmacéutica es poderosa. En las facultades de medicina prohíben impartir materias de terapias alternativas so pena de no otorgarles patrocinios financieros, hasta se burlan de los tratamientos ancestrales utilizados por nuestros abuelos. El sistema inmunológico ni lo mencionan en la pandemia. Los médicos se vuelven parte de ese sistema. Las farmacéuticas les patrocinan la asistencia a congresos con todos los gastos pagados, solo con el fin de que recomiendan sus fármacos.

Cuando realicé mi servicio social me quedé sorprendida al escuchar la comisión que otorgaba el laboratorio a los médicos por enviar a sus pacientes a practicarse los análisis clínicos. No solo, un médico que recomendó a otro colega pidió que le otorgaran comisión extra por los pacientes de su recomendado.

El paciente se convierte en víctima, cuando la fidelidad se enfoca en los laboratorios clínicos, hospitales y equipo de médicos, mientras que la ética médica queda escondida con el argumento de curar al enfermo.

En la cultura consumista en la que estamos inmersos está arraigada la creencia; entre más costosos son la consulta con el especialista y el medicamento, mejor debe ser el resultado. Luego entonces, al ser el fármaco tan costoso lo consiguen en el mercado negro: eso favorece el robo de medicinas y la venta de muestras médicas.

Me compartió una recepcionista, que, en el núcleo de médicos donde laboraba, reunían las muestras médicas y ella estaba obligada a entregarlas al comprador y recibir el dinero que luego se repartían.

El Psiquiatra Thomas Szasz de la Universidad de Syracuse, NY, es un crítico de la medicina moderna, resume su opinión en una fórmula. “Teocracia es la regla de Dios, democracia la regla de las mayorías y farmacracia la regla de los doctores”. Szasz agrega que las farmacéuticas no florecen por casualidad, los vínculos con las empresas distribuidoras y los gobiernos son fundamentales de ahí su incremento monetario. El lema sería: “un paciente, un fármaco”.

Otro tema es el incremento de investigadores, no solo para buscar un nuevo fármaco, sino también nuevas enfermedades. Un ejemplo, el déficit de atención en los niños. La verdad es que todos lo padecemos. Levanten la mano quienes no tienen fallas con la memoria reciente, o quienes no tienen dificultad para poner atención en las clases y conferencias en línea. Las maestras en las escuelas tradicionales se quejan porque quisieran a los niños desde preescolar sentados, sin hablar, atentos al profesor.

Es un hecho, en la globalización el coronavirus se volvió uno de los más grandes negocios para la industria farmacéutica y médica, pero, la segunda ola llevará a otro negocio: los fármacos para los trastornos mentales causados por el duelo, la pérdida de empleo, los efectos del confinamiento y el miedo obsesivo al contagio.

¿Cuánto derecho tenemos sobre nuestro cuerpo? Pregunta que se hace el médico Arnoldo Kraus experto en el tema de bioética, la relación médico paciente y derecho a la salud. Estamos sujetos a muchas restricciones, como en la inoculación de la vacuna, que no tiene por qué ser obligatoria y sin respetar las condiciones de salud de las personas ya que son muchos los que padecen graves efectos secundarios.

El Dr. Kraus recomienda cinco virtudes para humanizar al ser humano: compasión, integridad, fiabilidad, escrupulosidad, discernimiento. En cuanto a los que se dedican a las ciencias de la salud es indispensable el compromiso y la vocación.

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