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Estereotipos, prejuicios que molestan

Los estereotipos son juicios de valor, ideas y creencias que se asocian a grupos de personas que comparten ciertas características. Pueden ser positivos o negativos, algunos resultan cómicos y otros ofensivos ante la realidad del grupo social; son perjuicios que perduran con el tiempo. Los estereotipos culturales siempre están relacionados con el desenvolvimiento de un pueblo con respecto a la vida cotidiana: los de género, la comida, la manera de vestir, el futbol, la religión y los usos y costumbres.

Los más conocidos son los que representan a la mujer en la sociedad. A pesar de los avances quedamos atrapadas en el papel del sexo débil, con tendencia a erotizar lo relacionado con el cuerpo femenino. En los medios de comunicación es tema cotidiano, mujeres bellas mostrando sus cuerpos para atraer la atención del público, en la venta de carros, cerveza, objetos de lujo, hasta en productos para la nutrición y la obesidad.

El estereotipo está constituido por tres componentes: cognitivo (información), afectivo (sentimientos) y comportamental (acciones), que pueden o no estar juntos. Son la representación de cómo reacciona el individuo ante una colectividad.

Los estereotipos se siguen cultivando a través del tiempo, se refuerzan al seguirlos transmitiendo de boca en boca y desde hace unos años, a través de las redes sociales. Algunos de los más reforzados y que han afectado al género masculino son: que los hombres no lloran, que son fuertes, que su hombría se demuestra teniendo varias parejas y muchos hijos, y que para ser macho hay que ser golpeador.

La época de oro del cine es uno de los mayores proveedores de figuras estereotípicas en México con Pedro Infante y Jorge Negrete y sus películas que han dado la vuelta al mundo.

Los estereotipos que se refieren a las mujeres son: que son débiles, madres a toda madre y que para manejar son brutas. Y los que se remiten al futbol mexicano: que México siempre pierde, que ya merito ganamos y que futbol y alcohol tienen que ir acompañados. La percepción de los extranjeros hacia la imagen de los mexicanos es: que somos flojos, ignorantes, mentirosos, que el agua en nuestro país es sucia, que al viajar a México reciben la venganza de Moctezuma, que solo comemos vitamina T: tacos, tortas, tamales, tequila y tostada y que en todo hay corrupción. Sin embargo dice la OCDE (Organización para la cooperación y el Desarrollo económico) que no somos flojos, que el mexicano trabaja más que otras personas de otros países. Sin tomar en cuenta que el mexicano hace “mexicanadas”, la creatividad se desarrolla por las carencias, repara máquinas sin ser mecánico, construye sin ser ingeniero, se alivia sin ser doctor, aconseja sin ser psicólogo, se defiende sin ser abogado, tiene sazón como el mejor chef, hace drama sin ser artista, es el mejor anfitrión y para celebrar “echa la casa por la ventana”; trabaja para ganar el chivo (la comida del día) y sigue las reglas para bailar la Bamba, con un poco de gracia y otra cosita y arriba y arriba. No se trata de rebatir los unos a los otros, si queremos cambiar, como dice la pedagogía. Todo aquello que quieres que desaparezca ignóralo.

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