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Ese Shakespeare no es Shakespeare

Hace unos días, cuando todavía era Abril, se cumplieron 400 años de la muerte de William Shakespeare. La revista BBC History conmemora la fecha ofreciendo en su portada, revelar «los grandes misterios de la vida del dramaturgo». Una promesa sin duda muy atractiva y por consiguiente eficiente para vender la revista. Sobre todo porque es poco lo que se sabe de la vida privada de Shakespeare. Y como sus obras muestran un conocimiento de lo humano tan extraordinario, pues… es fácil creer que haya tenido una vida extraordinaria también… ¿o es invento?

La revista publica un nuevo retrato de Shakespeare. Los entendidos no tardaron en reaccionar: ¡ese no es Shakespeare sino Sir Thomas Overbury! ¿Cómo es que utilizaron en la mismísima Inglaterra, una imagen de alguien que definitivamente no es Shakespeare, para promover a Shakespeare? ¿Por qué? ¿Estaban diciendo de esa manera que fue otro el que escribió los sonetos y las obras que aun conmueven a la humanidad? ¿De dónde salió ese retrato que en poco se parece al que siempre se ha asumido como el retrato del dramaturgo?

En la página web Shakespeare Birthplace Trust, se entiende que el nuevo retrato, apodado el Cobbe, lo adquirió este Trust en 2006, asegurando, aunque sin muchas pruebas, que se trataba de Shakespeare. Y a partir de ahí mandaron el retrato de viaje por el mundo, en una exposición itinerante que organizó nada más y nada menos que la «Shakespeare Found» en 2009. No se puede decir que el asunto no estuvo manejado por las más puras autoridades en la materia, pues. Que aducen que la pintura podría haber sido encargada por el conde de Southampton, insistiendo en un mito ampliamente extendido que asegura que Southampton era el patrón de Shakespeare, a pesar de que tampoco hay evidencia alguna, ni siquiera existe alguna pista que conduzca a pensar que el conde y el dramaturgo se conocieran, o que nunca se hubieran reunido o siquiera hablado.

Es comprensible que de los numerosos visitantes de la exposición, muchos se mantuvieran incrédulos. No es cualquier cosa venirle a cambiar la cara de Shakespeare a los ingleses, incluso a la gente del mundo. A los especialistas orondos, a sabiendas de que sir Thomas Overbury fue un cortesano y poeta que murió en 1613, les causó risa el intento de engaño. Pero el Trust no se amilanó, siguió adelante con su “verdad”. ¿Por qué? ¿Cuál era el interés de que el mundo aceptara ese retrato como Shakespeare?

Hasta ese momento, la única imagen aceptada como su retrato era el grabado Droeshout que todos conocemos, el que aparece en la primera página de muchas de las ediciones de sus textos. Pero los del Trust insisten en decir que ese grabado Droeshout, aunque fuera publicado en 1623 en la parte delantera del primer folio, ya no es la representación más cercana que tenemos del dramaturgo, pues “el retrato Cobbe, muestra a un Shakespeare mucho más guapo y glamoroso”. El grabado Droeshout, según el Trust, retrata a alguien que es demasiado feo, simple y ordinario como para haber escrito las magníficas obras de la literatura que se le adjudican a Shakespeare. De manera que simplemente buscaron una imagen sustituta más elegante, ¡y a todo color!  Y desde el año 2009 la nueva imagen, quiero decir el retrato Cobbe, es la que se publica vinculada a cualquier cosa que tenga que ver con Shakespeare, a manos de los señores del Birthplace Trust. «El descubrimiento del retrato Cobbe de Shakespeare ha sido una oportunidad sin precedentes para dar a conocer la labor del Birthplace Trust y llamar la atención de los medios en todo el mundo; luego de la revelación del retrato en Londres y su posterior exposición en el Centro de Shakespeare, recibimos una cobertura mediática valorada en unos 15 millones de libras, siendo conservadores”.

Así es que Shakespeare repotencia su imagen, como corresponde a cualquiera que quiera sobrevivir en una sociedad tan consciente y subyugada por las imágenes como la que vivimos. Eso llama a pensar en las muchas verdades que se construyen a través de la iteración y reiteración, que sin necesidad de estar relacionadas a lo cierto, se componen por la repetición constante. ¡Y delante de nuestros ojos! ¿Qué importa que el retrato Cobbe no sea Shakespeare? De mostrarlo por todas partes diciendo que es él, terminará por convertirse en él.

Así como sus «casas» en Stratford upon Avon. Se supone que allí nació, vivió, trabajó Shakespeare y su familia, pero no existe ninguna evidencia que sugiera por ejemplo, que María Arden, madre de Shakespeare, haya vivido jamás en la «Granja de Maria Arden», ni que cualquiera de su familia viviera en «Croft de Hall, la elegante casa de Susanna Shakespeare [su hija] y su marido, el Dr. John Hall», según apunta el sitio web del Trust, y los aficionados y turistas acuden al llamado. ¿Se puede trust (confiar) en el Trust? También miles de turistas visitan el «balcón de Julieta» en Verona, que nunca existió más que en las líneas del dramaturgo. Y es así como los ingleses celebraron el cumpleaños de Shakespeare, en su casa que no era su casa, y frente a su retrato que no es él.

Y si eso es en Inglaterra… En Venezuela vivimos un país que no es el que nos están contando en los medios controlados por el gobierno, ni el que ha venido publicándose en los periódicos del mundo entero comprensiblemente confundidos con la imagen de dos realidades opuestas que coexisten en el imaginario de los que la viven. En cuanto al fundador Simón Bolívar, también ahora es otra su imagen, en este caso en el sentido opuesto del reinvento de Shakespeare, ahora Bolívar es mucho más feo, aduce menos prestancia, de mirada mucho menos inteligente… la justificación que exponen los responsables tiene que ver con la intención de acercar la imagen de Bolívar, a la imagen del hombre común venezolano. Quiere decir que los responsables de la nueva imagen, nos ven menos gallardos, inteligentes y bellos, de lo que en verdad somos. Y eso es definitivamente cierto a juzgar por la manera tan brutal que insisten en volver verdad las mentiras, en base a la repetición encadenada.

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