¿Es la CDMX
en su modelo de sistema
de distribución de arte la nueva Berlín?
Un poco de historia reciente…
El 9 de agosto de 2010, el entonces Jefe de Gobierno del Distrito
Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, entregó una propuesta de reforma al
Poder Ejecutivo Federal que, en términos generales, consideraba crear
el Estado Federal número 32 de México con el nombre Ciudad de México,
el cual no estaría formado por municipios sino por entes jurídicos, parecidos, jurídicamente, a las actuales delegaciones políticas que conforman el D.F. Se constituye así en la única entidad federativa con un sistema administrativo de tipo centralista en cuanto a su administración interna, manteniendo ciertas consideraciones fiscales que la
favorecerían sobre las demás entidades. El cambio a Ciudad de México entró en vigor el 5 de Febrero de 2016.
Sí, será un montón de texto aburrido para llegar donde queremos…
El estado juega una de los roles más importantes en la formación y consolidación de redes culturales. Eso depende de la estructura del sitio que las alberga y genera, en este caso de la CDMX (antes Distrito Federal), la segunda ciudad más grande del mundo y la novena más poblada. Su marca de ciudad global ha potenciado la red de espacios culturales y artísticos, como parte de un programa turístico, que la presenta al extranjero como un centro cultural activo.
TOURISMO: Según datos emitidos por la Secretaría de Turismo (Sectur) del Gobierno de la República, en el primer semestre de este año arribaron a México 20.6 millones de turistas internacionales, cifra superior en un 7.3%, respecto a los 19.2 millones registrados en el mismo periodo de 2017. El ingreso de divisas por visitantes extranjeros registró un aumento de 4.3%, al pasar de 11 mil 107 millones de dólares a 11 mil 582 millones de dólares.
La función de la marca –CDMX- es la de identificarse; es un activo patrimonial de un comerciante local (el Estado), que tiene una declinabilidad que le permite ampliarse en otros sistemas.
Un conjunto de ámbitos de producción, transmisión y circulación de productos y bienes culturales es controlado a través de la marca, dividida en secretarías. La de Cultura se encarga del sistema artístico con la red de reglamentos –y sus posibles escapes- fundamentados en las leyes y normas del gobierno en vigor.
“Las grandes ciudades requieren políticas multisectoriales, adaptadas a las zonas, los estados económicos, educativos y generacionales, en suma a la compleja heterogeneidad de lo que suele simplificarse como “el público”. (…) Quizá el punto de partida para las políticas urbanas sea no pensar en la heterogeneidad como problema, son como base de la pluralidad democrática.” (García Canclini, Nestor, Consumidores y ciudadanos: conflictos multiculturales de la globalización (México: Grijalbo; 1995))
Como toda institución corresponde a su contexto, los espacios de crítica se multiplican. Nada es gratuito y como dijo Tamara Ibarra: “Hay que considerar también el momento histórico y la coyuntura por la que atravesamos. Los espacios independientes de ahora se enfrentan a problemas que tocan transversalmente no sólo a grupos de artistas, sino al país. No estamos deseando rupturas sino eliminar grietas, hacer puentes, y el único modo es a través de la colaboración que nace de la búsqueda de intereses comunes por muy pequeños que sean.”
Juguete mexicano, juguete global
El Cubo de Rubik de Montero
Solo tiene tres colores:
Verde, Blanco y Rojo
Los colores patrios
Exclusivos
De los jugadores
Del Distrito Federal.
El Museo de Arte Contemporáneo
Es un Cubo Rubik centralista.
Por más que lo muevas
Sera Capital.
Heriberto Yépez, Mexiconceptual.com
Arte capital
En la CDMX hay un enfoque activo en la zona centro, oriente y sur, donde se encuentran las clases privilegiadas, principales consumidoras del arte-cultura.
Obedecer a las relaciones sociales de hoy: artista-gestor cultural
El modelo de distribución de estos productos o eventos, sigue primordialmente mediado por la institución y el mercado. Son distribuidos y consumidos en su gran mayoría a través de recintos institucionales como museos, galerías, casas de cultura, ferias, festivales y organizaciones. El espacio del terreno en juego delimita el campo de estudio y estos espacios son organizadores y gestores de los productos.
La gestión es dar origen.
Gestionar es conducir la producción. Eso implica transformación crecimiento y voluntad reinstalada en gestos culturales. Los gestores operan como guías del sentido, con hechos, siempre en acciones.
¿¿¿¿de verdad????
¿Qué hace un gestor cultural?
Todo orden o régimen político,
ha tenido y tiene su propia política cultural, aunque esta no se enuncie,
titule o entienda en estos términos. Si se cambia “política cultural” por
“políticas culturales”, pareciera pasar del autoritarismo a la democracia. Es con la pluralidad y la idea de diversidad que se podría ejemplificar un amplio campo de los modos de gestión cultural al fin de ocultar su ordenamiento hegemónico.