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Entrenamiento para envejecer pronto

La actriz Maggie Gyllenhaal (37) ya no se pudo contener y dio un grito de guerra, al contar desde su rabia, que fue rechazada para hacer de pareja de un actor de 55 años de edad, por “vieja”.

Esto mas que una noticia frívola o de farándula es un asunto que nos concierne a todos. Pues descubre cómo la velocidad genética femenina de Hollywood envejece a las mujeres de la vida real.

Las actrices apenas cumplen los 30 años, dejan de ser una opción como protagonistas femeninas de las mejores películas románticas de taquilla. Mientras el límite de los protagonistas masculinos, trasciende los 60 años de edad. Johnny Depp, desde que cumplió 40 es mínimo 20 años mayor que sus parejas cinematográficas, y ni hablar de la vida real. Liam Neeson, de 63 años, hace pareja con Olivia Wilde, de 29 años. ¿Por qué no? ¡Son apenas 34 años de diferencia! Ya sus parejas de antaño, que han envejecido al paso del mismo tiempo que él, no le convienen: Meryl Streep, o Jessica Lange… eso fue a mediados de los años noventa. El no puede seguir enamorado de las mismas mujeres, porque ellas se pusieron viejas. El no, él se ha vuelto “interesante”. Confieso que pensarlo emparejado con Lange o Streep me sorprendería, de alguna manera me parecería forzado, contrahecho. Así estoy de entrenada a aceptar a viejos con jovencitas como la norma.

Y eso es justamente lo que preocupa de todo esto: el entrenamiento. Que las fechas de vencimiento de las actrices no sean las mismas para los actores, por extensión afecta a mujeres y hombres en la vida real. Para ponerlo de la forma mas simple posible, digamos que la cultura pop propone un circuito de retroalimentación masiva, implacable: interiorizamos lo que vemos en la televisión, ancianos con mujeres jóvenes, mientras más jóvenes, pues mejor, y luego perseguimos ese ideal en nuestra propia vida. Después necesitamos satisfacer nuestro apetito por producciones que alimenten nuestro sistema de creencias, escogencias y deseos. Y empieza el ciclo de nuevo, una y otra vez.

No es ninguna novedad decir que las imágenes que consumimos pueden afectar profundamente nuestras percepciones y noción del mundo. ¿Por qué entonces suena tan revolucionario y fuera de tono, tan feminista fastidioso, pensar que es justo cambiar esas imágenes e historias, simplemente “castear” actrices mayores de 30 años para papeles románticos, en favor del respeto a las mujeres del mundo?

Cuando los cineastas priorizan la juventud y la belleza sobre la capacidad histriónica y el peso escénico, el subtexto es que los personajes femeninos son más decorativos que verdaderamente parte de la historia. Y ahí entramos en profundidades aun más terribles en el sistema de producción de creencias que insiste en marginar a las mujeres.

Digamos que las hermosas actrices jóvenes con o sin talento no necesitan quien las defienda, en un negocio, o mas bien, en un mundo donde de forma predeterminada, el talento de las mujeres es expresamente subordinado a la apariencia. Las mujeres maduras pueden optar a papeles de mamás sin sexo o torpes “cougars”-que es como se les llama a las mujeres maduras que van a la caza de hombres jóvenes en la noche de bares y discotecas-. Pero ver en pantalla a mujeres emparejadas con galanes deseables en papeles dignos,  podría cambiar la forma en que muchas mujeres se sienten sobre sí mismas, y la forma en que nuestra cultura entera piensa a las mujeres.

Luego de las declaraciones de Maggie Gyllenhaal, internet se inundó de infográficos, gráficos de barras y curvas, tortas estadísticas, que mostraban la diferencia de edad que es usual entre los galanes que llegan a los sesenta y las galanas que no pasan de 30, en las producciones de la industria del entretenimiento. ¿Será que algo está cambiando? ¿O es que el maltrato a la mujer se ha vuelto ya descarado a pesar de sus consistentes maneras solapadas?

Para muestra un botón, en los Oscar de 2013: Mejor Actriz, Jennifer Lawrence, 22 años, por «Silver Linings Playbook». Mejor Actriz de Reparto, Anne Hathaway, 30 años –en el límite-, por «Los Miserables». Mejor Actor, Daniel Day-Lewis, 56 años, por «Lincoln «. Mejor Actor de Reparto, Christoph Waltz, de 55 años, por «Django Unchained».

Por su parte, un estudio de la Universidad del Sur de California encontró que de las 100 películas más taquilleras de 2013 y 2014, apenas 1,9 por ciento fue dirigida por mujeres. Un análisis de 220 programas de televisión que consta de 3.500 episodios emitidos en 2013 y 2014 del Sindicato de Directores de América encontró que sólo el 14 por ciento fueron dirigidas por mujeres.

En el Festival de cine de Tribeca, tribuna de un pensamiento más libre, hubo varias manifestaciones de este terrible desequilibrio que viene sucediendo hace mucho. Incluso se llegó a plantear que se podría hablar de una grave violación de los derechos civiles. La Unión Americana de Libertades Civiles propuso llevar el asunto a las agencias estatales y federales para investigar lo que sucede en las películas por «discriminación de género desenfrenada e intencional en el reclutamiento y contratación de talento,» según reportara el New York Times.

Meryl Streep alzó más que su voz, su dinero, por financiar El Laboratorio de Guionistas de más de 40, a ser dirigido por la NYWIFT (Mujeres en el Cine y la Televisión de Nueva York) e IRIS, un colectivo de mujeres cineastas. El objetivo es aumentar las oportunidades para las guionistas mujeres mayores de 40, defender la voz femenina en el cine.

Mientras tanto… en otro lugar de la comarca del entretenimiento, en el festival de Cannes se le negó la entrada a varias mujeres que osaron asistir a la gala sin llevar tacones puestos. Dicho sea de paso, todas ellas en edad madura, alguna incluso con una condición física que le impide el uso de tacones. Fueron muchas las estrellas que protestaron airadamente: «Si ellos hacen una regla que me obliga a usar zapatos de tacón en la alfombra roja, entonces yo puedo hacer otra regla que diga que usaré zapatos chatos cada vez que me pidan usar tacones”. Declaró la actriz Rashida Jones, por mostrar la arbitrariedad de semejante manual de estilo. «Creo que es esnobismo. No pueden decir simplemente “esta es la forma en que hacemos las cosas aquí», así de simple y de sexista.»

Cannes se defendió emitiendo un comunicado por aclarar que su código de vestimenta en realidad no tiene requisitos específicos en cuanto a la altura del tacón de los zapatos de las mujeres -¿ni los hombres?… pregunto yo…-. Thierry Fremaux, el director del festival, se disculpó y dijo a la AFP que el escándalo se desató por culpa de unos guardias de seguridad no autorizados: «Tal vez hubo un pequeño momento de exceso de celo», dijo, refiriéndose al incidente.

Independientemente de si existe una regla de tacones altos en los libros o simplemente en algunos porteros ineptos de Cannes, calificar de «pequeño momento de exceso de celo» el haber expulsado a un grupo de mujeres maduras del estreno de una película por no usar tacones, me sigue sonando muy snob y sexista, por usar las mismas palabras de Jones.

Emily Blunt, junto a Benicio del Toro y Josh Brolin, en rueda de prensa promocional de “Sicario”, declaró: «es muy decepcionante, obviamente. Creo que todos debemos usar zapatos chatos. No debemos usar tacones altos de ningún modo. En todo caso, yo prefiero usar zapatillas Converse». El director de la película, Denis Villeneuve, se solidarizó a su vez: «En señal de protesta, Benicio, Josh y yo vamos a caminar por las escaleras con tacones altos esta noche». Sin embargo, luego de obtener el beneficio de la atención y simpatías que congregaron gracias a su actitud de protesta, ni Blunt se puso los zapatos de goma, ni ellos los tacones. ¿Será por eso que las cosas siguen como van? ¿Será que todas las voces de protesta forman parte del mismo show? Pienso con desánimo en el feminismo de Beyoncé o Miley Cyrus…

En todo caso y sin duda, las protestas más honestas de siempre, vienen desde la carne propia. Las mujeres jóvenes no tienen tiempo de luchar por los intereses y justicias de las mujeres maduras. Saben que su gloria es breve, y que una vez superada, formarán parte resignada del montón de deshecho… sin remedio, se esmeran en el disfrute de un presente que aunque se promete efímero queda lejísimo del envejecimiento, visto desde la juventud. Hasta que les llega la hora, siempre más temprano que tarde.

Como detalle curioso, es de destacar que a pesar de las juventudes y tacones obligados del glamour de Cannes, la competencia de este año estaba llena de historias con personajes que luchan contra los estragos del tiempo: “Youth” de Paolo Sorrentino; “Mountains may depart”,  de Jia Zhang-Ke; “Mia Madre”, de Nanni Moretti… A todos pareciera preocuparnos la marcha inexorable del tiempo. Tal vez por eso los hombres, que son los que dominan la industria del entretenimiento, se defienden como pueden, construyendo con crueldad, su eterno atractivo sexual, en la juventud de las actrices jóvenes.

Pero pareciera que… nos estamos arrechando.

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