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Enfermedades causadas por el confinamiento

El confinamiento nos puso un freno y nos ha obligado a cambiar de manera abrupta las rutinas. Muchas las ocurrencias de las autoridades y, sin embargo, no han logrado que bajen las cifras de enfermos graves. Con el pretexto de cuidar nuestra salud, en México a los adultos mayores nos obligan a permanecer en casa. No permiten a los mayores de 60 ingresar a las tiendas de autoservicio, pero ¡qué incongruencia! en los ayuntamientos para recibir ingreso del impuesto predial y la tenencia por el uso de un vehículo las filas son enormes.

¡Quédate en casa! dicen las campañas, pero la inactividad deja consecuencias. Los que trabajan en línea y los estudiantes se la pasan sentados durante largas horas al día, encerrados en su casa solo dan unos pasos hasta la cocina o para ir al baño. Con el confinamiento el cuerpo se encuentra pasivo y la mente acelerada.

Miedo, incertidumbre, las cifras de muertos y contagiados mantienen en alerta nuestro cerebro. Al cumplirse un año desde el inicio de la pandemia, las consecuencias mentales y físicas son notorias. Para mitigar el aburrimiento y la frustración las ventas de alcohol y licores se elevaron de manera considerable.

Pero vamos a ir revisando qué opina la sabiduría ancestral del confinamiento: la falta de actividad física, causa enfermedades y muerte temprana. La vida sedentaria de los tiempos modernos tiene efectos biológicos, psicoemocionales, y consecuencias metabólicas significativas, además influye en la presión arterial, en los niveles de triglicéridos, el colesterol, la glucosa y las lipoproteínas de alta densidad como el colesterol bueno y en la leptina, la hormona del apetito. Todos estos factores son los que influyen en el síndrome metabólico. La leptina es una hormona que, entre sus funciones, tiene el de decirnos cuándo parar de comer. Esta hormona se desequilibra cuando se cambian las rutinas y se permanece sedentario, de manera que, sin movimiento, aumenta el apetito.

Una interesante investigación de la American Cancer Society, encontró que fumar, permanecer sentados y exponerse al sol son iguales de dañinos. Las mujeres que dijeron permanecer sentadas durante más de 6 horas al día, tenían 37% más probabilidades de morir, los hombres que permanecían sentados más de 6 horas al día tenían 18% más probabilidades de fallecer de ataque cardiaco y diabetes que otros varones más activos.

En otro estudio llevado a cabo en el Instituto Baker en Melburne, Australia, concluyeron que hacer ejercicio dos horas diarias no compensa el daño de permanecer sentado la mayor parte del día. La explicación es que las fuerzas contra el cuerpo durante el movimiento prolongado liberan enzimas que ayudan a regular el equilibrio de la glucosa en la sangre. Al permaneces sentados la circulación de la sangre baja, lo que significa que se utiliza menos glucosa en la sangre, se queman menos grasa y se afecta el gen “lípido, fosfatofosfatasa-1, el cual ayuda a la salud del sistema cardiovascular. Este gen se inactiva al permanecer sentado por horas. La conclusión es que permanecer sentados es un factor de riesgo para la diabetes, las enfermedades del corazón, la depresión y el cáncer.

El razonamiento fisiológico tiene sentido, al permanecer sentados, la circulación de la sangre y el flujo de ciertas sustancias en la sangre que regulan los procesos inflamatorios se reducen. Además, las hormonas ligadas al estado de ánimo como la oxitocina, la melatonina y las endorfinas, no pueden irrigar al cerebro. Una forma de cambiar la actitud consiste en levantar el trasero y llevar a cabo una buena dosis de actividad física, tan simple como una caminata alrededor de la cuadra, por las noches veo a los vecinos caminando acompañados de sus mascotas. Caminar tiene tantas propiedades curativas, unos 20 minutos de manera acelerada estimulan el flujo de biomoléculas sanas. Tan fácil como la regla de tres: muévete, respira, suda y hazlo de nuevo

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