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El Senado, un reality show

Es irresponsable ver a los Senadores en la primera sección de la presente legislatura comportarse como actores en obra de teatro, utilizan el recinto para convertirlo en un reality show, no les importa faltar al respeto a todos los mexicanos. El Senador Fernandez Noroña logró lo que buscaba. Demostró que tiene gran necesidad de protagonismo y, como dice la sabiduría popular: “dime que presumes y te digo que careces”.

Recordamos las mantas ofendiendo al Presidente Felipe Calderón, las críticas y hasta la renuncia que ha exigido al Presidente Peña Nieto. Además de sorprendernos por la licencia otorgada al electo Senador Manuel Velazco, que retoma la gobernación de Chiapas y luego regresará a su cargo de Senador, además de presidir la CONAGO (Conferencia Nacional de Gobernadores). Primero le negaron el permiso, luego, llegó la orden superior y, como en juego de niños: “dijo mi papá que siempre sí” regresa a Chiapas y en el mientras le apartan la silla. Es obvio, le interesa cerrar el año de Hidalgo, ya conocemos la consigna: “chin a su mamá el que deje algo”. Tan joven y tan enfermo de poder, está muy aliado al electo Presidente.

A los Senadores no les importó violentar el proceso legislativo. Llovieron las críticas a Martí Batres, presidente de la Mesa Directiva, por su pasividad en la conducción de la sesión. Sería bueno vigilar a Diputados y Senadores y, si no hacen bien su trabajo, pedirles su renuncia ya que, al fin y al cabo, en el juramento aceptaron la consigna: “que la nación me lo demande”. Vale la pena revisar la historia del Senado romano. Estaba formado por los ancianos de las familias y la institución, que llevaba el verdadero poder de la República, se resistió a la incorporación de plebeyos a las magistraturas romanas. Senado significa antiguo, de manera que estaba formado por los ancianos y sabios. Nació como una junta consultiva del rey, lo constituían personas experimentadas que asesoraban a magistrados, declaraban la guerra y recibían embajadas.

Al tiempo el Senado romano terminó contaminado por la corrupción, prácticamente como pasa en el presente en nuestros países: abuso de poder, corrupción y malversación de fondos, y no solo, el sistema se fue perfeccionando con la definición de nuevos delitos. El abuso de poder por parte de los senadores y magistrados, era considerado el acto más grave contra la República y se castigaba incluso con la pena de muerte o el exilio voluntario. Lo mismo pasaba con la malversación y apropiación indebida de fondos públicos por parte de un funcionario, incluso la alteración de moneda o documentos oficiales y el crimen “ambitus” que describía la corrupción electoral, especialmente la compra de votos.

Es obvio que ya no tendremos otro Gandhi, pero sería bueno que trataran de imitarlo, él definía la política como: “un gesto amoroso para con el pueblo”. La política como cuidado del bienestar de todos, y ternura esencial hacia los pobres. Él mismo declaraba que entró a la política por amor a la vida de los débiles, tras convivir con los pobres, recibir a los parias como huéspedes y luchar para que tuvieran derechos políticos iguales. Dos principios básicos orientaban su proyecto: la fuerza de la verdad y la no violencia. Tenía la convicción de que, detrás de los conflictos hay una verdad latente que debe ser identificada.

La pasión por la verdad hace que la política sea mucho más que un ejercicio del poder público y que se transforme en un cuidado amoroso hacia la vida, y en un compromiso ético con el destino de todo el pueblo. No olvidemos que las instituciones son el alma de la república, un Estado en el cual faltan instituciones solo es una república ilusoria, se convierte en una anarquía.

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