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El régimen venezolano y la derecha y la izquierda (Parte II)

El régimen venezolano y la derecha y la izquierda (Parte I)


Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral.

José Ortega Y Gasset

Al definirse de izquierda e identificar a Estados Unidos como enemigo el régimen venezolano ha concitado apoyos en partidos de  todos los fragmentos que conforman el bloque de izquierda y neutralizado partidos de centro. Logró durante un importante lapso silenciar la crítica de centrales sindicales de países y regiones. Ha conseguido construir una red de docentes e investigadores en varios puntos del planeta y en instituciones multilaterales en las que abunda la presencia de la diplomacia de regímenes amigos. Este esquema tan simple me hace recordar una frase que dice, “trátales como los estúpidos que son y hazles pensar que los tratas como si no lo fueran”.

Se identificó al enemigo común de todas las izquierdas y para ello resultaron de enorme utilidad los  amigos del foro de Sao Paulo, más de 100 miembros entre partidos y organizaciones de izquierda de la región liderados por los gobiernos de Brasil y  Cuba. Los recursos de los que disponía el país, como resultado del incremento de los precios del petróleo, se utilizaron para los fines personales del régimen. Se creó un proceso de integración de ficción, el Alba, un club de amigos que se mantuvo mientras los recursos de los venezolanos lo permitían,  mientras que los países que más crecen en la región miran hacia el pacífico, la democracia, la innovación y la integración global.

Los gobiernos, primero el de Lula y luego el de D. Rouseff en Brasil, los Kichner en Argentina, Evo Morales en Bolivia,  Correa en Ecuador y Ortega en Nicaragua formaron parte de esa red de apoyo.  Los nexos se ampliaron a Medio Oriente y a grupos integristas más próximos al “Yihadismo” que a la democracia. En Europa y Estados Unidos encontraron cajas de resonancia en centros de investigación y estudiantes, quienes recibieron diversos beneficios: contratos, viajes, etc.

Los apoyos iniciales con los que contó el régimen venezolano se han venido resquebrajando en la misma medida es que se ha demostrado la falacia del esquema y la extraordinaria mentira de sus argumentos ( no es casual que sea éste uno de los rasgos básicos de todo totalitarismo). El gobierno ha propagado la idea de que quienes lo adversan forman parte de la derecha extrema, que representa los intereses de los Estados Unidos, la oligarquía y los ricos que se niegan a aceptar vivir en un país con menor desigualdad. Este argumento se complementa con el otro, acusar a la alternativa democrática de golpista. En una declaración reciente un eterno contratado del régimen calificó a los presos políticos venezolanos de golpistas.

Cualquier lectura superficial de la realidad venezolana permitiría demostrar las grandes mentiras que han construido el régimen y sus socios, cada vez menos, en el plano internacional. Mostraré solo algunos datos. La sola composición de la mesa de la Unidad Democrática da cuenta de esta gran mentira. Quienes integran la mesa de la Unidad representan todo el espectro político: izquierda, centro y derecha. Entre los de izquierda, con los matices que ya hemos apuntado, se encuentran Bandera Roja, Avanzada Progresista, Causa R, Un Nuevo Tiempo,  Voluntad Popular  y Acción Democrática. Estos últimos, miembros de la Internacional Socialista en la que participan organizaciones europeas que hasta no hace mucho respaldaban al régimen. En el plano sindical, las organizaciones vinculadas al mundo de la socialdemocracia han comenzado a denunciar las mentiras del gobierno en esta área. En el centro y hacia el otro extremo del eje, la derecha,  se sitúan partidos como Copei, Proyecto Venezuela y Primero Justicia.

Como señalamos, los argumentos se han complementado con una generosa inversión de recursos:  financiamiento para la producción de películas a directores amigos en el mundo, turismo de estudiantes y profesores, financiación de proyectos, asesorías y estudios, financiación de revistas, diarios y directores de medios, aportes directos en petróleo, gasolina y diésel, etc.

Esto le permitió obtener el respaldo internacional en varios frentes. Participación directa y presencia de personas provenientes de los países y partidos amigos que se complementa con las redes internacionales de los partidos políticos. Ellos suplementan con el mercadeo político y propagandístico. Ministros de relaciones exteriores de otros países, representantes de organismos internacionales, dirigentes políticos y sindicales, alabando al gobierno y criticando a la oposición venezolana por ser de “derecha” y contraria a las políticas promotoras de igualdad social. Se trata de un apoyo diplomático activo o pasivo de los socios, allegados y beneficiados del gobierno: OEA, UNASUR, etc.

Frente a la contundencia de la realidad: mayor pobreza en el marco del mayor volumen de ingresos de toda la historia del país, inflación, escasez, número de homicidios, persecución política y prisioneros de conciencia, los apoyos internacionales no han hecho más que desvanecerse. Algunos lo hacen con pena y nostalgia, los viudos del modelo.

El esquema elemental ha mostrado todas sus costuras y, a la luz de las evidencias y los resultados que exhibe el modelo socialista venezolano,  éste resulta absolutamente indefendible. Todavía nos preguntamos cómo fue posible que algunos pudieran convertirse en caja de resonancia y propagandistas de semejante realidad, aunque se agradece mucho que hoy la cuestionen: más vale tarde que nunca. No pedimos ni esperamos de los franquiciados posiciones críticas y por ello no nos sorprende el respaldo que brindan, por acción u omisión, a la decisión de mantener a los presos políticos y de encarcelar y agredir brutalmente  a los estudiantes y trabajadores.

Frente a la grosera inversión que ha realizado el régimen para mantener los cada vez más reducidos respaldos internacionales, la alternativa democrática ha debido trabajar con las uñas y valerse de esa inmensa diáspora que desvela todos los días las mentiras del régimen.

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