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El pulso contemporáneo desde el cine actual (Parte I)

El cine ha traído a Nueva York un grupo importante de películas, tanto nacionales como provenientes de la cinematografía mundial, en sintonía con la actualidad, invitando al público a reflexionar ante las intolerancias que nos rodean. Las pugnas por el poder desde la mujer en Mary Queen of Scots y The Favourite, el lado oscuro del estrellato en Maria by Callas y Bohemian Rhapsody, las deficiencias del sistema social y político en Shoplifters y BlacKkKlansman, las diferencias de clase y la solidaridad femenina en Roma y Las herederas, son algunos de los temas que los films abordaron a fin de mostrar una vez más el poder del séptimo arte para tomarle el pulso a la contemporaneidad.

En este sentido, Mary Queen of Scots, exploró las rivalidades entre María Estuardo e Isabel de Inglaterra, contraponiendo y descontextualizando las figuras históricas para encontrarlas en un contexto ajeno, pero no por ello menos efectivo a la hora de exponer la manipulación, por parte de lo masculino, de la mujer aún en posiciones de poder. Dirigida por Josie Rourke, a partir de la biografía de John Guy Queen of Scots: The True Life of Mary Stuart, la película recreó los humores y amores de ambas soberanas humanizándolas; con lo cual la precisión de los eventos reales, como el encuentro entre ambas reinas, quedó supeditada al verismo dramático, tal cual otros creadores como Friedrich Schiller y Gaetano Donizetti llevaron a cabo en la obra teatral Mary Stuart y la ópera Maria Stuarda, respectivamente.

De hecho fueron las intrigas de los esposos de María, Lord Darnley y James Hepburn, y del consejero de Isabel, William Cecil, lo que precipitó la caída de la reina escocesa y su ejecución, autorizada, aunque reluctantemente, por su propia prima quien, según cartas recientemente descubiertas, consideraba más importantes los lazos de sangre que la amenaza a la corona del catolicismo de esta. Algo que el film acentúa intensificando la carga erótica y emocional de ambas heroínas mediante el uso del primer plano y una iluminación donde se contrapusieron los colores cálidos y fríos, en las escenas rodadas en torno a su intimidad, para crear una zona de roces y contrastes de gran impacto visual y sensorial.

Saoirse Ronan y Margot Robbie, como Mary y Elizabeth, respectivamente, realizaron un penetrante tour de force, que atrapó la atención del espectador e instauró un espacio de exploración de lo femenino, sensiblemente volcado sobre la pantalla, al tiempo que las grandes panorámicas del agreste paisaje puntearon el estallido de las pasiones de las protagonistas, pero sin llevarlo al exceso, mediante una acertada dirección dable de balancear lo público y lo privado, desdramatizándolo.

De manera similar, The Favourite, dirigida por Yorgos Lanthimos, hizo uso de un fino sentido del humor para abordar las componendas, los celos, las traiciones y avideces de la reina Anne (Olivia Colman) y sus favoritas, Sarah Churchill (Rachel Weisz) y Abigail Hill (Emma Stone). La última soberana de los Estuardo, quienes accedieron al trono con el hijo de María Estuardo, quedó representada en el film como una mujer de grandes apetitos, presta a otorgar o quitar favores con la misma rapidez con que sus favoritas cayeron en desgracia. Sarah primero y Abigail después, perderán las prebendas y privilegios obtenidos por su cercanía al trono, lo cual también repercutirá negativamente en la soberana, quien acabará sus días sola y abandonada, por quienes una vez tan cerca estuvieron de ella, pese a haber logrado la unión de Inglaterra y Escocia en el reino de la Gran Bretaña.

La película de Lanthimos no se detendrá, sin embargo, en las disputas entre Tories y Whigs, clave durante el gobierno de Anne, sino centrará más bien las relaciones entre esta y sus favoritas llevándolas hasta el lecho real, de lo cual no existe evidencia escrita. Pero como en Mary Queen of Scots, el director incurrirá en otra licencia histórica, fundamental para el desarrollo de la diégesis. De hecho, la ajustada actuación de las protagonistas oblitera, como en el film de Rourke, la importancia de los personajes masculinos, mucho más prescindibles aquí, al ser ellas quienes controlen, manejen a impongan.

Las maquinaciones de las protagonistas, sus escarceos amorosos y las venganzas personales anegaron el espacio fílmico, donde el recargamiento ornamental tuvo eco en la profusión de recursos esgrimidos por Sarah y Abigail para regir sobre la regente misma. Ello, con una ironía y un humor negro, que Lanthimos ya había desplegado en películas anteriores como Alps (2011) The Lobster (2015) y The Killing of a Sacred Deer (2017), a fin de traer hasta nuestra contemporaneidad los laberintos palaciegos y afectivos de la corte. En palabras del director: “Más que la época, lo que me atrajo a este proyecto fue la historia; el haber leído acerca de estas tres mujeres y de cómo se relacionaban entre ellas. Me interesó desarrollarlas de un modo diferente a como se había hecho anteriormente”.

Maria by Callas, documental sobre la gran diva y figura icónica del pasado siglo, también aportó una nueva visión sobre la artista y la mujer, partiendo de material de archivo nunca revelado, sus entrevistas y la personal reinterpretación del mito por su guionista y director Tom Volf, en la voz de otra importante voz operística: Joyce DiDonato. La biografía de Callas se estructuró así en un iluminador film narrativo, especialmente para quienes no tuvieron oportunidad de disfrutar de sus actuaciones en vivo, dispersando a su vez fábulas y leyendas en torno a su persona. De hecho, si bien el éxito fue su pasaporte a la inmortalidad, hubiera dejado a un lado el canto para tener una familia. En sus palabras: “la gloria se le sube a la gente a la cabeza, pero no a mí: la gloria me aterroriza… Hubiera preferido tener una familia feliz y tener hijos. Habría dejado mi carrera con placer pero el destino, es el destino; no hay forma de escapar a él”.

El trabajo de collage propuesto por Wolf fue sumamente efectivo para reconstruir la persona pública y privada, de la cual emerge una heroína frágil e insegura, manipulada por la madre y el marido, y dejada a un lado por el único hombre a quien amó. Recluida en su apartamento en París, cuando ya su voz y su persona habían quedado eclipsadas, falleció prematuramente. Callas Forever (2002), film de Franco Zeffirelli interpretado por Fanny Ardant, abordó este último período. Y Master Class (1995) de Terrence McNally, llevó al teatro algunos episodios de su vida, durante unas ficticias clases magistrales a jóvenes promesas del bel canto.

El documental de Wolf, sin embargo, se ciñó fundamentalmente al material existente, con lo cual es Callas misma quien cuenta su historia. Desde su nacimiento de padres griegos en Nueva York, pasando por sus años de esplendor como una de las sopranos más cotizadas, y la vorágine de viajes y encuentros que marcaron su carrera, sin intermediarios ni reinterpretaciones ficticias. Ello creó una cercanía con el espectador y diluyó la distancia puesta por la artista, especialmente en lo que a sus contactos con los medios de comunicación respecta. Unos medios proclives a asediarla, tal cual ocurrió con otras figuras trágicas como Marilyn Monroe y Diana de Gales, tal cual veremos en la segunda parte de este artículo.

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