En su conferencia mañanera el presidente López Obrador, defendió los recortes al presupuesto y dijo: “que se aprieten el cinturón. El gobierno se “tragaba” todo el presupuesto, sueldos elevadísimos, los consejeros del INE ganaban 300 mil pesos mensuales. En el caso del Tribunal Electoral querían recibir pensión equivalente al sueldo que recibían. Abusaron y eso ya no se puede”. Agregó una de las frases que más predica: “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”.
Nada resulta más estéril que escuchar más de lo mismo. ¡Qué pronto perdieron la confianza los que votaron y creyeron en sus promesas!. Muchos están decepcionados aunque otros se niegan a perder la esperanza.
El presidente de México sigue en campaña. Lo que más le interesa son las próximas elecciones y sabe, que si pierde la mayoría en el poder legislativo, se le complicará su 4T. Quienes lo apoyan dicen que le falta tiempo, que no puede cambiar el país en pocos meses. Por supuesto que ha cambiado al país.
Tomando como metáfora el avión presidencial guardado en una bodega, pagan renta esperando a un cliente que no llega. Así está el país, como un gran avión cargado de pasajeros esperando que tome vuelo. No queda lugar para el optimismo, la violencia se agrava, la economía está estancada, ya casi en recesión y la sensación de desasosiego es grande.
No entendemos como permiten que el grupo de Antorcha campesina paralice el trabajo legislativo justo en el momento en el cual estaban por aprobar el presupuesto. Los miembros de este grupo no son campesinos, son anarquistas, mantenidos por el gobierno anterior y por Morena. Pareciera planeado para aprobar los caprichos del presidente.
Una diputada compartió esa experiencia llena de peripecias. Ya entrada la noche los trasladaron en camiones a la sede alterna en Santa Fe. Los panistas se negaron a aceptar con el argumento que no se estaban respetando las condiciones y los tiempos que marca la ley.
Los integrantes del grupo mayoritario de Morena siguieron las instrucciones del ejecutivo al fin de privilegiar todo lo que les genera clientela electoral, además de los proyectos del tren y de la refinería. Ya aprobados los caprichos del presidente, los legisladores estaban tan emocionados por haber cumplido con el “jefe” que aplaudían, con euforia como si se hubieran ganado un Oscar.
Les vale recortar a lo prioritario: educación, salud, cultura y al INE, que, por cierto, quisiera desaparecer para apoderarse de las elecciones. Tanto que ha costado crearlo y confiar en que las elecciones son limpias, de hecho, por eso ganó la presidencia.
Todo el presupuesto va para sus programas sociales, que llama, Secretaría de Bienestar, pensando siempre en las siguientes elecciones.
Vale la pena revisar el libre mercado. Dice que el neoliberalismo se basa en la corrupción y en el egoísmo. Presume un Estado Benefactor y está en contra del capitalismo. La dependencia al Estado Benefactor destruye los deseos de autonomía y libertad. Cada beneficio se convierte en una obligación, el ciudadano se vuelve dependiente y exige. Es lo que sucede en países socialistas como Cuba.
Es una paradoja. A pesar de los estudios universitarios que la mayoría tiene, dependen del gobierno, no pueden acceder al libre mercado. En el capitalismo se fomenta la independencia, el trabajo en equipo, la autonomía, la responsabilidad, además produce generosidad. Dice el dicho: “el que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija” y da más el duro que el desnudo.
Ya vivimos muchos años bajo un gobierno paternalista. Estamos repitiendo el modelo con el presidente más priista de los priistas. Somos una mayoría inteligente, preparada, esperamos que el avión ya despegue. Pero lo que busca el presidente son votos para que su partido gane las próximas elecciones.