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El pesimismo tiene mejor prensa

El azar posee caprichos insondables. La versión española de la mítica revista americana Esquire y el periódico bandera de Cataluña, La vanguardia, han puesto de bulto a dos optimistas redomados.

En esos derroteros he leído las ideas del escritor, economista y divulgador científico, Eduardo Punset; y del actor, humorista y humanista, Eduard Biosca. Ambos catalanes.

Han conversado con periodistas avezados: Daniel Entrialgo y Victor M. Amella. El primero, subdirector de Esquire. Y el segundo, uno de los tres periodistas estrellas de la contratapa de La Vanguardia, en los diálogos de “La contra’’.

Qué ha dicho Punset? Jamás olvides de dónde vienes. Con esa frase quiere reconocer la trayectoria de España, que ha pasado en tres décadas de ser una economía agraria a una industrial. No es poca cosa.

A la generación que tiene 70 años, como Punset, le cuesta reconocer el cambio. Cuando era niño llevaba sandalias, hechas con caucho de viejos neumáticos. Así caminaban por pueblos y ríos.

Hoy esa España viaja a Nueva York para comprar rebajas en los saldos de Banana Republic. Celebra el cambio, al tiempo que recuerda que uno nunca debe olvidar de dónde viene. Digna recomendación.

Sobre todo para un país como España, que ha vivido por encima de sus posibilidades económicas y hoy exhibe la mayor deuda de Europa. Un país con una enorme crisis de confianza. Cuando falta, la gente saca el dinero y desaparecen las inversiones como por arte de magia. La ecuación resulta criminal.

Así lo ve Punset. “El hundimiento de la demanda ha sido el más fuerte de nuestros vecinos y la caída del ladrillo la más brusca, casi en picado. Sin embargo, esta crisis nos pilla habiendo hecho ya el salto económico importante. Somos capaces de otro milagro español’’.

Piensa que lo de “la letra con sangre entra’’ se acabó hace tiempo ya y le fascina la película Blade Runner, aunque no sabe quién la dirigió. La historia del robot enamorado, con emociones programadas, los replicantes y la vida artificial. Reconoce que se adelantó años a temas candentes del debate científico de hoy.

Punset se lamenta que tanto científico trabaje día y noche, y no aproveche para ir al cine. Promueve que los padres les pongan música a sus hijos pequeños. “El ritmo y la melodía preceden a nuestra capacidad de hablar’’. Cuando ve que alguien se toma muy en serio, no lo perdona: se ríe del personaje.

Eduard Biosca tiene muchos puntos en común con Punset, aunque es más joven (44 años). Este actor se presenta a sí mismo como un optimista global. Cree que existen serias razones para pensar que avanzamos como humanidad.

Biosca no toma estos temas a la ligera. Piensa que cada día hay más democracias en el mundo, menos corrupción, más seguridad y mejores condiciones económicas. Lo publican los periódicos, pero como él dice el pesimismo tiene mejor prensa.

Su teoría es sólida: el pesimista es un sentimental que se deja llevar por la emoción negativa, sin reflexionar. El optimista es analítico: entiende que el conjunto es positivo. El mundo ha acabado con la explotación infantil en muchas partes. Se protegen los derechos de la mujer y en España la educación es pública y universal.

Antes se quemaba a los locos. Ahora se curan. Nuestros abuelos no hubieran soñado un mundo como éste. El hombre dispone de la tecnología para generar energía renovable y se puede reciclar todo al 100 por ciento.

Reconoce Biosca que ser optimista es una apuesta difícil, incómoda. La facilona es ser pesimista, aunque tenga aura intelectual y apariencia de seriedad. Se cree que el pesimista está enterado y el optimista pasa por bobo. Pero no es cierto.

Biosca reacciona: el pesimista no es el que sabe ver los problemas, es sólo el que no sabe ver las soluciones a los problemas. Hay buenas razones para ser optimista. Obama desbloqueó la investigación de las células madres, que Bush anuló. Lo que viene es bueno.

Y arremete contra los amantes de la naturaleza. Hay mucha gente fascinada con lo verde que anda con un oso de peluche bajo el brazo. “Los animales ni saben que existen, matan a sus crías y se despedazan. Los humanos tenemos conciencia, inventamos el pacifismo y vamos a hacer un mundo mejor’’. Que Dios los oiga. A los dos.

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