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El oso ruso nunca dejó de rugir

Habían anunciado el más grande desfile de la Rusia contemporánea para celebrar el Día de la Victoria, el 9 de mayo, el 70. aniversario del triunfo del Oso Ruso sobre el Nazifascismo. Y mantuvieron la promesa: 15 mil soldados rusos; por primera vez también 1.300 militares extranjeros; entre los cuales destacaban los guardias de elite serbios, los guardias de honor chinos y los granaderos indios. Casi 200 medios acorazados (50% más que en el 2014) y 143 entre aéreos y helicópteros (el doble que el año pasado).

Eran 250 mil los que asistieron al desfile del orgullo ruso, pero menos de la mitad de los 68 líderes mundiales estaban en la Plaza Roja de Moscú. En el 2014 eran 53.

Entre los que estuvieron presentes resaltaron Xi Jinping, presidente de China, nación con la que Moscú ha firmado una colaboración estratégica en muchos ámbitos; y los infaltables presidentes de África del Sur, India y Egipto.

Y si no sorprendió la participación de Raúl Castro y Nicolás Maduro, fue la ausencia de todos los líderes occidentales en la Plaza Roja la que se evidenció en el día en el cual fueron conmemorados los 27 miliones de soviéticos caídos en la Guerra. Sin ellos, hoy Europa sería muy diferente. 

Barack Obama y François Hollande rechazaron la invitación del dueño de casa, Vladimir Putin, a causa de la crisis ucraniana y David Cameron estaba oficialmente ocupado en celebrar su contundente afirmación en las elecciones de algunos días antes. Italia prefirió quedar al margen y  el ministro de Relaciones Exteriores, Paolo Gentiloni, se limitó a colocar un ramo de claveles rojos sobre el monumento del militante ignoto. Por su parte, Angela Merkel, la mujer más potente del mundo, decidió participar a otros eventos en conmemoración, para expresar la solidaridad de la actual Alemania y al mismo tiempo remarcar la relación privilegiada con el Cremlín (ambos gobernantes han discutido sobre el dossier Ucrania el domingo pasado); pero sin dejar que el líder ruso considerara solucionada la crisis ucraniana. “That’s the diplomacy, baby!”

«Alemania asume su responsabilidad: ha provocado la guerra, nuestra responsabilidad es histórica», dijo la Canciller durante la rueda de prensa que tuvo junto a Putin. «Lo recordaremos siempre, y al igual recordaremos el papel decisivo que tuvo la Armada Roja en la liberación de Alemania». Con muchas distinciones.

Si por un momento ponemos de lado los compromisos formales y los bloqueos contrapuestos que tienen el antiguo sabor a Guerra Fría, hay que reconocer que 1945 ha sido el año que marcó el fin de la Segunda Guerra mundial. Una victoria común contra la barbarie nazi-fascista. ¿Estamos seguros que si los líderes mundiales hubiesen celebrado juntos, sólo por un día, el aniversario de su triunfo, eso hubiera significado legitimar a Vladimir Putin?  ¿Esa ausencia no ha sido por lo contrario la representación plástica de una Europa dividida?

Para el ex presidente ruso Mikail Gorbaciov fue «Una Falta de respecto». Para muchos analistas extranjeros un error estratégico.

En realidad, por más que parezca una medida contraproducente, su objetivo principal ha sido aislar Rusia, desde el punto de vista político, así como las sanciones lo han sido del punto de vista económico. Aunque con muchas diferencias. Según el Global Trade Atlas, sociedad suiza independiente que recoge y armoniza los datos oficiales de cada Despacho de  estadística, las exportaciones americanas hacia Rusia han aumentando de un 0,7%; contrariamente a las de la mayoría de los países europeos que han disminuido del 13,6%. Datos que desmintió el Departamento de Estado norteamericano. Según el economista francés Jean Sebastien L. Lucidi «Cuando empezó el vacío comercial en Europa, los emprendedores rusos se han dirigido al mercado americano y viceversa. El balance del 2014 registra un aumento del volumen del comercio ruso-estadunidense de 29,2 mil millones de dólares».

“No obstante las dificultades del comienzo – sigue Lucidi – la economía rusa contestó de manera excelente a las sanciones”, buscando pronto otros mercados favorables. Debido a las sanciones suspendieron los trabajos para la construcción del gaseoducto Southstream, que hubiera unido Rusia y Ue sin pasar por los Países extracomunitarios como Ucrania. Sin embargo Rusia firmó el mismo  acuerdo con Grecia y eso significará un flujo de 3 a 5 mil millones de euros que llegará a las cajas de Atenas.

Considerables han sido también las inversiones rusas en Oriente. Keith Johnsonn en la revista Foreign Policy aclara que la relación entre Rusia y China está lejos de ser perfecta como parece. Rusia tiene necesidad de encontrar liquidez, y el Dragón Rojo sabe que puede liderar cada acuerdo comercial. Las dos súper-potencias firmaron acuerdos por miles de millones de euros para proyectos energéticos, agrarios  y infraestructurales. Sin olvidar Power of Siberia, un gaseoducto que abrirá las puertas de China al combustible ruso. Un acuerdo de 60 mil millones de dólares.

Sin embargo, en estos días, parece que sople de Poniente el viento del deshielo.

El Secretario de Estado americano John Kerry ha encontrado, el 12 de mayo en Sochi, al ministro del Exterior Sergej Lavrov para dibatir de Irán, Siria y Ucraina. “No excluimos la posibilidad de una conversación telefónica entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos, Vladimir Putin y Barack Obama”, dijo el portavoz del Cremlín, Dmitri Peskov, dos días después de la visita de Kerry a Rusia. Entretanto el 17 y 19 de mayo en Bruselas la delegación rusa participará en el debate sobre la asociación de Ucrania a la Unión Europea. Un resultado concreto, obtenido el domingo pasado por el líder ruso de la Canciller alemana. Si la soledad del Oso Ruso parece acabar, su letargo, que guste o menos a Ue y Usa, nunca empezó.

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