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El mal humor social

El estado de ánimo de los mexicanos es de molestia, resentimiento, enojo, inconformidad. El Secretario de Salud se reunió con otros ministros en Colombia preocupados por la salud mental de sus ciudadanos.

El malestar social se ha convertido en un asunto de salud pública, todos tienen una queja. Un amigo me dijo: “Estoy muy enojado, nos roban al comprar el gas, la gasolina, pago kilos de fruta y me dan 800 gramos”, otro externó enojado: “pagamos impuestos y se los roban”. El coraje no es una patología en sí, es una energía que se tiene que canalizar, enfocar en promover cambios, no hay que reprimirla, ni desplazarla; si se guarda produce enfermedades.

La sensación de enojo en la sociedad, no es privativa del mexicano, el mundo está enojado, de manera que el tema tomó relevancia para la OMS (organización mundial de la salud). La salud psicosocial afecta la vida de las personas y de la comunidad y requiere de un esfuerzo colectivo para enfrentarla. Son varios los factores que influyen en el desequilibrio emocional: la violencia, la inseguridad, el narcotráfico, la economía, la falta de empleo, la incertidumbre de no sentir paz en el mundo, la falta del estado de derecho y el estrés de vivir en las grandes ciudades. Incluso la OMS cambió el concepto de salud: “la capacidad de una persona para perseguir sus metas vitales y desenvolverse adecuadamente en contextos sociales y laborales habituales”, a diferencia de la definición clásica de salud “el estado de completo bienestar físico, mental y social”.

Un cierto grado de malestar psíquico o físico es inevitable al menos ocasionalmente, sin que ello suponga un fracaso en la salud integral del sujeto; la salud requiere de la participación activa de la persona en la búsqueda de soluciones a sus problemas. En el nuevo enfoque, la persona adquiere responsabilidad en el cuidado de su salud, no deja todo en manos de los medicamentos.

Cuando era niña no se escuchaban tantas quejas como las que se escuchan actualmente. ¡Vivimos tiempos de crisis!, frase que repetimos hace años, tal paree que la globalización nos volvió más vulnerables, los países de primer mundo tosen y a los de tercer mundo les da pulmonía. El malestar tampoco es privativo de los tiempos modernos, Sigmund Freud en 1930 escribió el “malestar de la cultura” explicando como la cultura modela y sirve de control en los procesos mentales del sujeto, moldea comportamientos, establece principios, organiza las costumbres, pero, también reprime, transmite creencias, actitudes y prejuicios.

Necesitamos un cambio de actitud hacia la vida, enfocarnos en lo bueno para cambiar lo malo, considerar prioritario el objetivo de la felicidad de la población. En México tenemos una riqueza enorme, cantidad de recursos humanos y naturales, una multiculturalidad que atrae a los extranjeros, pero, solo recordamos la conquista y se nos olvida la riqueza que dejaron los pueblos indígenas. Todos podemos hacer el cambio y convertirnos en líderes morales, cuanto más entendamos nuestras emociones, más podremos estar a cargo de nuestras decisiones. Hablemos del malestar sin destruirnos, el pasado tiene que servir para aprender, tenemos que motivarnos unos a otros y apreciar lo bueno de nuestro país y de cada uno de nosotros. Los maestros antes tenían vocación, trabajaban en pésimas condiciones, hoy en día, tienen mejores salarios y prestaciones, aun así, los líderes siempre se están quejando. El cambio en nuestro país no es solo un asunto del gobierno, todos tenemos que involucrarnos para reconstruir el tejido social. La vida es como andar en bicicleta, para mantener el equilibrio tenemos que estar en movimiento.

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