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El Islam en Occidente

El debate sobre el multiculturalismo es el debate sobre la convivencia de seres humanos con tradiciones culturales diversas, pero lo relevante y significativo del debate actual es que se da en la sociedad occidental en la cual se procura no discriminar a nadie por su  género, su religión o su raza. El concepto de dignidad de la persona humana, en todas las sociedades y regiones del mundo, es central para este debate. La española Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política se hace al respecto una pregunta, que adquiere una particular relevancia a raíz de los recientes atentados terroristas  de París: ¿si todas las personas gozan de igual dignidad, todas las culturas también la tienen? La respuesta que da Cortina es fundamental: las personas son las que tienen igual dignidad. Las culturas, en cambio, se la deben ganar, ya que no todos los rasgos de cada cultura son igualmente respetables. Pensemos, por ejemplo, en el trato de la mujer en las sociedades islámicas, con costumbres como la ablación del clítoris femenino y la pena de muerte por adulterio para las mujeres, pero no para los hombres y también la pena de muerte para homosexuales y “apóstatas”.

Antes de seguir es necesario aclarar algunos conceptos. Islámico es alguien que profesa la religión musulmana, islamista en cambio es alguien que tiene una ideología y un proyecto políticos basados en una interpretación del Islam. La mayoría de los islámicos no son islamistas. Ahora bien no todo islamista es un terrorista, pero todos los terroristas islámicos son islamistas. A los terroristas islamistas se les llama también jihadistas. Una complicación adicional es que el islamismo sunita no tiene una autoridad central aceptada por todos que pueda dar una interpretación unitaria del Korán, la Universidad islámica Al Azhar del Cairo es ampliamente respetada, pero sus posiciones no son de obligatorio cumplimiento, por tanto cualquier Imán  en una mezquita en Londres o París puede promover  interpretaciones del Islam acordes con su ideología islamista. 

La creciente y acelerada ola inmigratoria hacia Europa proveniente del Medio Oriente y el Norte de África, fomentada por las guerras civiles y el desastre socioeconómico junto con el auge del terrorismo islamista, está creando, como reacción, un caldo de cultivo para el fortalecimiento de fuerzas políticas extremistas y xenófobas de derecha e izquierda. Los gobiernos europeos deben reformar sus políticas inmigratorias para integrar cultural y socialmente, tanto los nuevos contingentes como los hijos de  inmigrantes más antiguos. Integrar culturalmente implica que el sistema educativo promueva entre todos los ciudadanos de una nación un mínimo común denominador de normas y valores, inscritos generalmente en la Constitución, que deben ser respetados  por todos. Integrar socialmente significa que los inmigrantes y sus hijos no sean marginados en “ghettos” físicos pero también socioeconómicos y educativos. Para eso hay que fomentar la movilidad social ascendente. Según The Economist  hay alrededor de 5000 jihadistas nacidos en Europa, en cambio los jihadistas  nacidos en EEUU se cuentan  en escasas decenas. Esto en parte se debe a que Estados Unidos, un país de inmigración, ha integrado mejor a sus inmigrantes musulmanes, particularmente en la dimensión social. En efecto, a diferencia de Europa, la mayoría de los musulmanes en EEUU son de clase media. Otro dato significativo al respecto es que el 60% de la población carcelaria en Francia es musulmana y muchos musulmanes se convierten en jihadistas en las cárceles. 

Ojalá que los atentados de París se conviertan en la oportunidad propicia para que la vieja Europa, cuna de la civilización occidental, reaccione para defender y promover sus valores fundamentales:

La libertad, la igualdad y la fraternidad en el marco de un  Estado democrático y de derecho, con libertad de cultos pero también una clara separación de la religión y la política. Como dijo Jesús de Nazareth: Dad al Cesar lo que es del Cesar y dad a Dios lo que es de Dios.   

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