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Guadalupe Loaeza

El enamorado de México

Para J. N.

«Llegaba a México por primera vez en 1964. Tenía poco más de 32 años y venía para trabajar un guion de una película del director Louis Malle, quien me esperaba en el aeropuerto. Él había llegado una o dos semanas antes y tampoco conocía el país», escribió el guionista, dramaturgo y escritor Jean-Claude Carrière, en su Diccionario enamorado de México (Dictionnaire amoureux du Mexique; éditions Plon), en cuya portada aparece Emiliano Zapata.

Cuenta Orlando Torricelli quien entrevistará a Carrière que a lo largo de 500 páginas de este diccionario, figuran desde el Zorro, hasta Hernán Cortés, Frida Kahlo o Bartolomé de las Casas y, por supuesto, Luis Buñuel, con quien trabajara como guionista por más de 20 años en películas como Belle de Jour (1967), La Vía Láctea (1969), El discreto encanto de la burguesía (1972), El fantasma de la libertad (1974) y Ese objeto oscuro del deseo (1977).

Carrière llegó a México para trabajar en el guión de la película Viva María!, con Brigitte Bardot y Jeanne Moreau. Después de haber sido recibido en el aeropuerto por un grupo de mariachis contratado por Malle, se dirigió al hotel, dejó sus maletas y enseguida se fue al Museo de Antropología.

Gracias a la página Le Piment et le Coq o El Chile y el Gallo obtuvimos algunos extractos del maravilloso Diccionario amoroso de México (Dictionnaire amoureux).

«Yo había hecho estudios universitarios, con una especialidad en historia. Louis Malle, por su parte, no era ningún ignorante. Sin embargo nos dimos cuenta, desde los primeros días, desde las primeras experiencias, que penetrábamos una cultura desconocida. Este terreno humano (…) no era el nuestro. (…) A lo largo de nuestros estudios, nuestros libros y nuestros profesores nos habían escondido algo -o probablemente, por falta de curiosidad, nosotros mismos lo habíamos ocultado. (…) Este país, este pueblo hecho de muchos pueblos, esta nación cuya identidad no se parece a ninguna otra…», se lee en su Diccionario enamorado de México.

Desde ese primer viaje a nuestro país, «este gigante de la creación» no dejó de pensar en México, especialmente cuando comenzó a trabajar para Luis Buñuel, otro enamorado de nuestro país, con quien realizó seis guiones. Su primer encuentro fue en 1963, durante el Festival de Cannes. Buñuel buscaba un guionista para su película Diario de una camarera, con Jeanne Moreau. Lo primero que le preguntó el director de Los olvidados fue que si le gustaba el vino; a Carrière no nada más le gustaba sino que trabajaba en los viñedos de sus padres. A partir de ese momento y a pesar de que se llevaban treinta años de diferencia, se volvieron inseparables; a lo largo de su amistad, juntos comieron tête à tête dos mil veces. Ambos estaban de acuerdo en muchas cosas, como, por ejemplo, en que los personajes tenían subconsciente. El autor no debía controlarlos, sino todo lo contrario, dejar que tomaran caminos incongruentes. Trabajar con Buñuel, para Carrière era una forma de reivindicar su oficio más bien «menospreciado» en el mundo del cine: «Los guionistas son sombras en la historia del cine. A menudo, el guionista ha sido percibido como un desgraciado que aspira a cortar las alas del director», afirmaba el guionista más socorrido de Europa y Estados Unidos muy admirador de Gonzalo Iñarritu y de Guillermo del Toro.

Jean-Claude Carrière nació en 1931 en Colombières-sur-Orb, muy cerca de Montpellier y de Toulouse. Su casa era más bien humilde, no había cuadros y tampoco había un solo libro. La enfermedad de su padre hizo que toda la familia se fuera a vivir a Montreuil, un suburbio parisino. Allí sus padres se ocupaban de un pequeño café a donde iban muchos artistas y gitanos, lugar que le inspiraría su primera novela, Lezard, en 1957. En ese cafecito maloliente y cuyo mobiliario era realmente muy pobre, conoció al músico Joseph Reinhardt, hermano de Django, el gran guitarrista de jazz. A partir de ese encuentro, su vida dio un giro de 180 grados. Comienza a trabajar en las adaptaciones a novelas de las películas de Jacques Tati, Las vacaciones de M. Hulot y Mi tío. Colabora con Andrzej Wajda en Danton, y con Volker Schlöndorff para El tambor de hojalata. Además, firmó, entre muchas otras películas, las adaptaciones de La insoportable levedad del ser, a partir de la novela de Milan Kundera, y Cyrano de Bergerac, en la versión de Jean-Paul Rappeneau que protagonizó Gérard Depardieu en 1990.o9

Este enamorado de México, Jean-Claude Carrière autor de 60 guiones, quien muriera mientras dormía a los 89 años en París, aparte de ser un apasionado de nuestra cultura, también estaba enamorado de Sor Juana Inés de la Cruz, de Frida Kahlo, pero sobre todo de la vida, la literatura y el cine.

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