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esteban ierardo

El drama de los rohinyás

Casi sin buscarlo, con Laura descubrimos un documental de la BBC que nos impresionó. En un gran campo de refugiados una madre, desconsolada, lloraba y suplicaba auxilio para encontrar a su hijo que había desaparecido. Al documentalista, también horrorizado, una persona de la organización del lugar le comentó que el niño seguramente fue secuestrado por una red de tráfico infantil. Nada podían hacer. La visión del campamento, a su vez, era impactante y desoladora, miles de construcciones precarias arracimadas en un bolsón de tristeza y desolación, como refugio del perseguido pueblo rohinyá.

La ONU declaró que, desde 2017, los rohinyás son víctimas de limpieza étnica. Las autoridades de Birmania (hoy Myanmar) forzaron a la mayoría de los miembros de este grupo étnico musulmán a refugiarse en la fronteriza Bangladés. Los rohinyás vivían principalmente en la región de Rakáin. Para 2018, de su población de 1 millón de habitantes, al cabo de un año 700.000 habían sido desplazados, y 25.000 muerto.

En Birmania hay 135 grupos étnicos oficiales. Los rohinyás no son reconocidos como uno de ellos. Hablan un dialecto bengalí. En 1982 se les negó la ciudadanía por lo que se los considera inmigrantes y no birmanos. Según muchos observadores, son la minoría étnica y religiosa más perseguida del planeta, en un país en el cual en 2021 se produjo un golpe de estado encabezado por el militar Min Aung Hlaing, a quien hoy se lo acusa de la organización de la limpieza étnica rohinyá (1), mientras gobernaba Aung San Suu Kyi, quien recibió en 1991 el premio Nobel de la Paz por su liderazgo democrático, pero que negó los estropicios contra los desplazados, por lo que le fueron retiradas varias distinciones internacionales.

La población birmana es mayoritariamente budista. La agitación contra los rohinyás fue fuertemente impulsada por el grupo budista Ma Ba Tha.

En el budismo el individuo se realiza mediante su paradójica disolución en el nirvana; los budistas creen en un proceso de innumerables nacimientos, muertes y renacimientos (sansara) que conducen hacia una lenta purificación y un despertar a la conciencia del alma como parte del todo. En su camino, la compasión, el desapego, la meditación son esenciales. Pero entre la nobleza espiritual de los grandes movimientos espirituales en su comienzo y su posterior masificación, el idealismo religioso inicial se contamina con los intereses terrenales y el deseo de poder, que convierten una legítima chispa ética y religiosa en el fundamento de instituciones religiosas que se proclaman dueñas de la verdad absoluta. Quienes no participen de esa verdad por profesar otra creencia o por una diferencia étnica suponen una amenaza, cercana o difusa que, en todos los casos, debe ser “administrada”.

Todas las religiones sufren de contaminación terrenal, y en ese proceso se alejan de sus ideales originales de tolerancia, comprensión y hermandad. Un ejemplo exaltado de esto, que no representa al budismo como tal en modo alguno, es el mencionado grupo Ma Ba Tha, el Comité para la protección de la raza y la religión en Birmania, organización budista ultranacionalista nacida en Birmania en 2014.

Muchos de sus miembros pertenecen al Movimiento 969, cuya denominación se relaciona con los atributos del Buda Gautama; del dharma o “ley religiosa”, y de la sangha o comunidad budista.

El movimiento 969 es decidido opositor de la tolerancia y por lo tanto enemigo de la expansión del islam en Birmania. Acusan a los “bengalíes”, como llaman a los rohinyás, de aterrorizar a los budistas; denuncian una supuesta conspiración musulmana para conquistar Birmania. La numerología, creencia mágica arcaica en el poder o significado simbólico de los números, es manipulada para justificar esta acusación conspirativa. Entre los musulmanes existe la basmala, una formula ritual con la que comienzan los suras o capítulos del Corán. Y que dice “En el nombre del Dios, el Clemente, el Misericordioso”. Los números conferidos a las letras de la basmala dan como resultado la cifra 786. Este número es usado en los negocios para indicar que son regenteados por musulmanes. Y la suma de 7, 8 y 6 es 21. La supuesta señal de su conspiración para dominar el país en el siglo XXI.

El líder del Movimiento 969 es Ashin Wirathu. La revista Time lo presenta en una de sus portadas como “El rostro del terror budista”, y declara que se define a sí mismo como el Bin Laden del budismo, aunque negó esta atribución. En su historial se suman numerosas acciones de boicot o represalias contra los musulmanes derivados del clima hostil de los incidentes en el estado de Rakain en 2012. En ese entonces, tras la violación de una mujer budista por tres musulmanes, un grupo de budistas incendió un autobús en el que murieron calcinados diez musulmanes. En la violencia desatada posteriormente murieron cientos de personas en ambos bandos, y se inició la huida de los rohinyás hacia Bangladés.

En el monasterio dirigido por Wirathu, según el diario El país, se exhibían paneles con fotografías de monjes budistas que habrían sido descuartizados a machetazos por los rohinyás, así como casas quemadas y otros supuestos asesinados por ellos. El movimiento 969 es también refractario al casamiento entre musulmanes y budistas.

El movimiento 969 en teoría fue ilegalizado, pero ya tuvieron su oportunidad de “institucionalizar” el odio contra un grupo minoritario a través de la manipulación en línea. En Birmania, en 2014, solo el 1 de la población de 53 millones tenía acceso a las redes. En 2017 esta situación cambió drásticamente: 14 millones de personas podían acceder, y de hecho Facebook era su única fuente de información online, por lo que sus publicaciones eran consumidas como noticias. La situación se agravó con la acción de un grupo de insurgencia rohinyá, no representativo del ansía de paz de la mayoría, que atacó un puesto de policía y del ejército. Entonces se registró un pico de 15.000 publicaciones en Facebook y numerosos videos en Youtube. La red social fue usada como canal de difusión de odio y desinformación por el que se difundió noticias falsas con el propósito de atizar el repudio a los rohinyás, como la fake news que aseguraba que “mezquitas en Rangún están almacenando armas con la intención de hacer estallar varios templos budistas, entre ellos la pagoda Shwedagon». Esta pagoda, en Rangún, capital birmana, es el templo budista más sagrado. Los rohinyás eran acusados de “terrorismo bengalí”. El gobierno se negó a detener la campaña de desinformación, lo que facilitó el uso del odio digital como hervidero de repulsión.

Facebook fue finalmente denunciada por su complicidad pasiva en la viralización de las consignas de violencia. Aceptó la responsabilidad en lo que era un problema real. Comenzó controles y filtros. Pero ya era demasiado tarde. El reptil del mal alimentado en las redes, ya estaba libre entre los cuerpos y el aire.

La palabra de odio repulsivo multiplicada y estallada en línea “legitimó” la acción represora de las fuerzas armadas birmanas. Comenzaron su raid de asesinatos, violaciones, torturas, quema de viviendas contra la minoría musulmana; la procreación de la creatura envenenada del genocidio y la limpieza étnica según lo declarado por las Naciones Unidas.

El campo más grande y emblemático del desplazamiento obligado rohinyá es Kutupalong, a cuatro kilómetros de la frontera con Birmania. Miles de viviendas frágiles y encimadas, carentes de infraestructuras satisfactorias de agua potable y electricidad, flagelados por el hacinamiento, las enfermedades diversas, las amenazas de las lluvias monzónicas. El campo de refugiados más grande del mundo, desde 2017, repartidos en realidad en 27 campos bajo la denominación común de Kutupalong, con alrededor de 900.000 refugiados, comprometidos especialmente en tiempos del coronavirus.

La vastedad del emplazamiento de quienes escapan dio también lugar a la creación de la mayor planta de gestión de residuos en el mundo con el apoyo de ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados (3).

En 2020 se inició el desplazamiento de muchos rohinyás a la isla de Bhasan Char, con buenas instalaciones, pero expuestas a las inundaciones (4). El aislamiento como metáfora desgarrada de su condición y de su muerte lenta.

El uso de las redes para promover la segregación rohinyá fue en realidad solo uno de los medios para lograrlo; un medio, no su causa, pero el de mayor eficacia al momento de fortalecer la hostilidad. La causa de fondo es la intolerancia respecto a quienes detentan otras creencias, en este caso, los musulmanes rohinyás. Intransigencia especialmente dolorosa si se atiende a que procede de una deformación del budismo que niega una de sus virtudes principales: el amor y la compasión hacia todos los seres.

La víbora ponzoñosa de la persecución presente en muchas partes como, entre varios ejemplos posibles, las que sufre el Falun Gong en China, los cristianos en muchas partes, o las que sufrieron los judíos en su momento, o más recientemente la etnia nuer en Sudán del Sur.

Y los rohinyás unen su desgracia a la de las naciones sin Estado (como los kurdos o los palestinos), a los perseguidos y refugiados destinados a vivir en chabolas incesantes, a los expatriados detestados tanto en el país que expulsa como en su principal territorio de refugio. Muchas de las niñas y adolescentes rohinyás son atrapadas por el tráfico sexual; y algunos intentan su fuga hasta Malasia en barcos pesqueros de madera con cientos de personas apiñadas, casi sin agua ni alimentos, y sin permiso de atracar tampoco en su destino; muchos mueren, y algunos son rescatados por la guardia costera de Bangladés.

La persecución, rémora del primitivismo que perdura en el siglo XXI, agravado por el mal uso de las redes informáticas producto de la sofisticación tecnológica. Contradicción visceral, regresión que demuestra la lejanía respecto a un progreso parejo y real de los derechos; y señal de la indiferencia generalizada del mundo globalizado respecto al drama de los refugiados, la pobreza estructural en muchas regiones, el racismo y la persecución.

Y en los inmensos campos de refugiados, vuelven las lluvias, el sol y las noches de estrellas, pero lejos, muy lejos, susurra, escondida, la esperanza del regreso al hogar que quizá nunca ocurrirá.


Citas:

  1. El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas informo sobre la violación de derechos humanos y limpieza étnica del ejército de Min Aung Hlaing contra la comunidad rohinyá en Rakáin. Violaciones que podrían ingresar en la categoría de crímenes de guerra, genocidio y crímenes de lesa humanidad. En 2019, el gobierno de Estados Unidos prohibió el ingreso.
  2. Una lectura introductoria recomendable sobre el budismo, y también sobre las filosofías surgidas en la India: Heinrich Zimmer, Las filosofías de la India, ed. Sexto piso, edición de Joseph Campbell.
  3. Ver:https://www.acnur.org/noticias/briefing/2019/2/5c5451cd4/el-asentamiento-de-refugiados-mas-grande-del-mundo-pone-en-marcha-la-mayor.html
  4. Sobre esta cuestión, interesante nota de El paíshttps://elpais.com/internacional/2020-12-04/banglades-traslada-a-mas-de-1600-rohingyas-a-una-isla-remota-expuesta-a-inundaciones.html

 

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