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El distanciamiento social tiene consecuencias

La población se divide, entre los que salen a trabajar y los que permanecen en casa. Para los que trabajan por internet y tienen recursos para sobrevivir sin salir de casa esta situación parece ideal: desde su celular, piden lo que necesitan, desde alimentos hasta un mundo de tentaciones. Hacia los que se quejan por no poder salir, circulan mensajes vueltos a hacerlos sentir culpables: “tus abuelos fueron a la guerra, se quedaron sin comida, no tenían internet, ni televisión, muchos ni siquiera contaban con luz eléctrica ni teléfonos y ¿te quejas de estar en un sofá, con tu celular en la mano y recibir hasta la comida caliente?”.

El distanciamiento social ha cobrado un alto precio emocional. Es cierto que el enfoque debe centrarse en el contagio, pero también hay que tomar en cuenta los efectos que conlleva el permanecer encerrados. La monotonía, la falta de estimulación social, de ejercicio y el cambio en los hábitos hasta de sueño, contribuyen a que el cerebro degenere sus funciones. El estrés crónico genera más células productoras de mielina y menos neuronas de lo normal. Eso produce exceso de mielina y de materia blanca en algunas áreas del cerebro, que modifican el equilibrio y la comunicación interna.

El estrés también compromete el sistema inmunológico, disminuye las defensas y nos vuelve más susceptibles al contagio de infecciones. Es importante controlar el estrés y la ansiedad para preservar la salud cognitiva del cerebro. Una manera de contrarrestar es practicar con juegos que agilicen la mente: armar rompecabezas, tejer, bordar punto de cruz, pintar, moldear con plastilina, barro, incluso dedicarse a la panadería.

Hay que limitar la cantidad de información, la sobrecarga perjudica la eficiencia del cerebro, lo pone en alerta, afecta la seguridad en nosotros mismos y la capacidad de tomar decisiones, además de disminuir el razonamiento lógico. Para mantener el equilibrio, es aconsejable alimentar el cerebro con temas positivos como la música, evitar las teorías de conspiración y las noticias de fallecimientos por el COVID.

Hoy en día escuchamos que en todo hay algoritmos (conjunto ordenado de operaciones sistemáticas que permite hacer un cálculo y hallar la solución de un tipo de problemas). Sucede algo similar en el pensamiento. Cuando se busca un tema, por ejemplo, perros, por varios días el algoritmo mostrará perros en tus redes, lo mismo sucede en la mente. Los que siempre piensan negativo, los pesimistas, quedan con el cerebro atrapado en más de lo mismo y dejan de enfocarse en el panorama general.

Los hipocondriacos y los obsesivos se enfocan en ellos mismos y sus síntomas, y así se complican sus trastornos. Cuando, dirigen su energía en ayudar a los demás, reducen el estrés y mejora su salud mental. Hay tantas necesidades en la pandemia y las pequeñas acciones también cuentan, como visitar a un vecino mayor que viva solo, leerle un libro, un capítulo en cada visita, comprarle sus víveres. Dependiendo del sector al que cada uno se dedica. Una maestra de música puede compartir videos con ejercicios para aprender a cantar, otra puede dar clases de yoga. También circulan videos de artistas que comparten su talento. Expertos de Harvard descubrieron que las actividades que requieren destreza manual ayudan el cerebro a construir nuevas células y redes neuronales. “Leer es para la mente como el ejercicio para el cuerpo”. La lectura de ficción y la narración de cuentos mejoran la creatividad, la empatía y la inteligencia emocional.

Toma un descanso de la monotonía cotidiana, cambiar de actividad mejora el estado de ánimo. Las luchas emocionales y mentales debido al COVID-19 pueden dejar trastornos como depresión, enfermedades cardiacas, cerebrovasculares, digestivas, hasta demencia.

En China después de la reclusión analizaron la angustia emocional causada por el brote, y descubrieron que los que seguían trabajando en oficinas como de costumbre tenían menos angustia, mejor salud mental y mayor satisfacción que los que dejaron de trabajar.

Toma en cuenta que 30 minutos al día de cambio de actividad y ejercicios son suficientes para mantenerse saludable.

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