Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

El desnudo siempre paga

El cuerpo humano tiene una belleza incuestionable que trasciende épocas e incluso culturas. Siempre resulta sumamente atractivo, seduce, hipnotiza ver un cuerpo desnudo. En su componente erótico reposa gran parte del atractivo. Sobretodo si cumple con la edad y medidas de lo que culturalmente hemos asumido como los límites de la belleza, cada vez mas joven y delgados.

En el consumo heterosexual, que es el que me ocupa, son infinitamente mas las mujeres desnudas que los hombres desnudos. Desde «Le Déjeuner sur l’herbe», Manet me hizo sentir incómoda: la imagen del picnic bucólico en la paz del bosque quieto, ellos de sombrero bastón y corbata, mientras ella desnuda, me intimidaba haciéndome sentir frío, por decir lo menos. En 2013 Robin Thicke insistió en similar misoginia con su muy popular Blurred Lines, una de las mas controversiales canciones de la década. Vale decir que el video de las bellas mujeres bailando desnudas al lado de los cantantes vestidos, fue dirigido por una mujer cómplice, Diane Martel, que explica su decisión de poner a las mujeres viendo siempre a cámara, como una señal de que las que tienen el poder son ellas. La mujer desnuda del picnic, también mira a Manet, lo que equivale a decir que nos mira a todos los que la espiamos en la intimidad de su picnic desnuda en medio del bosque, en el Musee D’Orsay o en cualquier libro o site de arte. ¿Retrato de mujer emancipada de tanto corset y ropaje… para que se la coman en el picnic? Humm…

Tal vez esa decisión de poner a la mujer desvestida viendo al espectador, intenta matizar de alguna manera el abuso que fácilmente se intuye en la escena cuando es ella sola la que está desnuda. En el caso de Blurred Lines no fue suficiente. Por todas partes aparecieron las parodias feministas, entrevistas acusatorias, comentarios y posts de todo tipo… En tiempos en que el número de violaciones en las universidades americanas fue tal que necesitó acuñar un término para nombrar lo que pasaba (date rape o acquaintance rape), no sólo la dócil felicidad de las bailarinas sino las estrofas que animan a la idea de «no, no siempre significa no», es una irresponsabilidad digna del reclamo.

Thicke se defendió diciendo que la canción era sobre su esposa, y que después de 20 años juntos, él sabía lo que ella quería de él. Y como él no muestra sino el tobillo, para cubrir cualquier sospecha, en el decorado de fondo se puede leer en letras sólidas, doradas, mayúsculas y enormes: Thicke tiene un gran pene, lo que deja mucho a la imaginación, sobretodo en disfavor de Thicke. Debo decir que también causó mucha molestia entre las mujeres, que no se pusiera calcetines con sus zapatos de smoking.

Sin embargo, al final, todo jugó a favor de colocar la canción en el puesto número uno, en mucho del mundo: encabezó las listas en Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Irlanda, España, Alemania, los Países Bajos, Polonia y el Reino Unido, así como los diez primeros en Bélgica, Dinamarca, Lituania, Francia, Islandia, Italia, Portugal y Suiza. En los Estados Unidos la canción encabezó el Billboard Hot 100 durante doce semanas consecutivas, convirtiéndose en el número uno más prolongado de la década 2010. O dicho de otra forma: se vendieron más de 5 millones de copias en tan sólo 22 semanas en los Estados Unidos, y 6 millones en 29 semanas, record en la historia digital de la música. Qué se esconde tras el éxito de esta canción? En todo caso, el desnudo siempre paga.

Es tanto lo que se ha escrito sobre el desnudo femenino… son tantas las pinturas, las fotos, películas y videos; y al mismo tiempo, el pudor puede ser tan peligroso cuando sirve al oscurantismo de cualquier pensamiento retrógrado, que me resulta oportuno aclarar que estas líneas no aventuran proponer ninguna militancia y sugieren inquietud antes que recomendar conclusiones. Me curo en salud: no quiero satanizar el desnudo, ni milito en moral alguna que pretenda establecer controles al goce. Simplemente reporto la observación, de que cada vez pareciéramos necesitar ir mas lejos para que el desnudo de siempre logre impresionarnos.

La revelación de lo que siempre se escondía o lo que es lo mismo, de lo que nunca se había mostrado en el desnudo femenino, pareciera hacerse tendencia: fotos de mujeres desnudas después de los cincuenta, páginas porno con mujeres de edad; desnudos de mujeres que han sufrido mastectomía, desnudos de mujeres talla 44 y mas, mujeres desnudas en lugares públicos, desnudos que no son políticamente correctos, desnudos que no sirven para excitar sino para denunciar… pisando terrenos vírgenes, llamando la atención, cuestionando nuestros esquemas, revisando modelos.

Tal vez por eso, Dolores del Monte, playmate de página central del Playboy magazine de 1954, declara en reciente artículo del 20 de octubre de New York Magazine, que lo que pasa hoy en día es que las modelos muestran demasiado.

Hoy en día, ciertamente, la pornografía es en línea y mas explícita; reposa en cualquier cookie al acecho de cualquier smartphone. Es libre y ofrece liberación. Cuando es selfie, la mujer que se toma la foto, se hace objeto y es la objetivadora a la vez. Ella es quien tiene el control. Muestra la imagen de su cuerpo que quiere mostrar y a quién se la quiere mostrar. Pero si pensamos un poco mas allá, nos invade la inconveniente certeza de que detrás de su aparente libertad, ella se ejerce bajo la impronta del paradigma de belleza que impone el mercado, donde somos bienes de consumo, donde el éxito es obligatorio y urgente, y el llamado a ser liberada si no tonta, late en la sombra. Sólo pensar en el sistema que decide lo que es placentero, libre, seductor o bello, le arrebata su supuesto control. Cuando nos sentimos muy liberadas, en libertad de mostrar nuestros cuerpos y hacer con ellos lo que nos plazca, hay una sospecha que pesa, un otro que pareciera estar atrás empujando con su deseo.

El asunto no es que quien posa desnuda lo hace obligada, a punta de pistola.

Aunque hay casos de denuncias de actrices porno que reclaman por haber sido obligadas a hacer cosas que no quisieron, la generalidad apunta a pensar que , cada quien lo hace por elección libre, y eso supone una liberación de la mujer. A eso aducen estas antiguas playmates de Playboy Magazine, que aun esgrimen con orgullo su condición como sex-symbols (aparentemente un estigma difícil de borrar). La dominación sucede a nivel de los modelos que tenemos en la cabeza, la idea de éxito, las posibilidades que nos ofrece el mercado de trabajo y del afecto, eso es lo que nos hace desnudarnos. Cada vez mas.

Cuando la creación de imágenes de la vagina parecían dominio exclusivo de la pornografía, los artistas eróticos y de las feministas, Jamie McCartney, artista británico, hace escándalo con una escultura monumental: una pared de 9 metros  de vaciados de vaginas, con la que generó el interés de críticos de arte y porno aficionados por igual. Un trabajo de cinco años y las vaginas de 400 mujeres de 18 a 76 años. Cada vagina única, impresa en moldes de yeso.
Según el artista, esta obra expresa su preocupación por el desconocimiento de las mujeres sobre sus propias vaginas y el auge de la cirugía estética en los genitales. La obra no pretende excitar sexualmente, no quiere ser pornografía, sino hacer deliberadamente de lo sexual algo asexual, por lograr que el espectador pueda mirar sin vergüenza, con asombro y sorpresa, la exposición de esa variedad humana. Necesitábamos que un hombre nos vaciara las vaginas para entender “esa variedad humana” nuestra? No. Simplemente, nuestro cuerpo desnudo, siempre paga.

Lo que sí es cierto es que la noción de liberación femenina está cada vez mas ligada a la confianza y aceptación que tiene la mujer de su propio cuerpo. Tal vez en respuesta a las altísimas exigencias que nos propone el mundo de la publicidad en nuestro paradigma de belleza. ¿Será por eso que hay páginas porno donde impresiona ver mujeres de mas de sesenta años en actos de felación? ¿Eso entra dentro de la liberación… o el mercado?

Lin Yao Li, de 38 años, iba camino a casa luego de hacer sus compras en un centro comercial de la ciudad china de Puyang, cuando de pronto, se vio acorralada por cuatro mujeres que la estaban esperando. La susodicha Lin Yao Li se había acostado con el marido de otra mujer. Eso autorizó a estas cuatro mujeres a arrancarle violentamente la ropa a la vista de todos sin que nadie hiciera nada por detenerlas. Las atacantes estaban lideradas por la esposa del hombre con el que Lin Yao Li había mantenido presuntamente una relación, como cabía sospechar.

Esta práctica se está volviendo cada vez mas normal en China. Mujeres y novias enfadadas se vengan de sus parejas infieles atacando a sus amantes.

Cabe destacar que Lin Yao Li, tuvo que ser hospitalizada para ser atendida por las heridas. ¿Y el amante de Lin Yao Li, marido de la agresora? Bien, gracias. Dudo que Lin Yao Li quiera volver a verlo, después del bochorno y la golpiza. El fulano se tendrá que buscar a otra. El desnudo… siempre paga!

Hey you,
¿nos brindas un café?