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El cuerpo como territorio (segunda parte)

El cuerpo como territorio (Parte I)


 

Tu patria la vida
No concede premios.
Sólo
te sostiene
Cuanto más suyo,
Más extranjero
Así te afianzas
Y dices: hay algo
En lo que no puedo equivocarme
Sobre mis país de origen.
Rafael Cadenas

II

¨Los proyectos integrales de vida y la planificación a largo plazo no son propuestas realistas y resultan insensatas y desaconsejables¨[1] asegura Zygmunt Bauman. Bajo esta premisa, incertidumbre encarnada, presente continuo, donde nada nos pertenece, parece que solo podemos tener control sobre nuestro cuerpo, por eso lo hacemos nuestro territorio,  es sin lugar a dudas nuestro dominio más inmediato,  lugar primigenio donde podemos ejercer el poder. Así el cuerpo transita en una esfera de coordenadas, mensajes, estructuras discursivas, formas de consumo. El cuerpo adquiere valor simbólico, y termina por entrar  en la dinámica de consumo contemporáneo, de este modo la idea de estatus, modo de vida, poder y moda, son categorías que están relacionadas con el cuerpo de forma latente pero se hacen manifiestas como signos de auto-representación, auto-afirmación/diferencia de eso-otro,  intercambio, incluidos y descartados.

De modo que nuestros intercambios simbólicos hoy más que antes están definidos por la corporalidad, las identidades individuales, muchas interacciones pero frágiles vínculos humanos, pues en todas las relaciones se expresan  las complejas tramas que el cuerpo experimenta como consecuencia de la vida a modo de videoclip, estrepitosa sobreposición de imágenes y contenidos, hacen cada vez más precarios los encuentros profundos. A diferencia de los detractores y apocalípticos, encuentro que las redes sociales parecen estar construyendo los puentes que las fronteras territoriales han derribado para construir muros y alcabalas en los márgenes entre los países.

Si estamos condenados al nomadismo, a vivir en la ciudad de los viajeros, en donde la raíces no son importantes, mientras que la movilidad sí lo es, dejemos huellas comunes a nuestro paso.

Las raíces hacen común al errante y al exiliado, ya que en ambos casos carecen de ellas. Gilles Deleuze y Félix Guattari, criticaron las nociones de raíz, inclusive la idea de estar enraizado. La raíz es única,  un tronco tomando todo para sí que va llevando el resto a su paso, en oposición, a la idea de rizoma (…) que mantiene la idea de raíz pero asumiendo la idea de poética de la relación, como el lugar determinante de la creación de identidad y por extensión de las relaciones con el-otro.[2]

Aquí el cuerpo es el lugar clave para el diálogo, la participación y de la acción colectiva, es un buen lugar para comenzar, no hablamos desde la categoría metafísica. Encuentro en estos tiempos que la idea de lo-diferente es más pertinente que la noción de igualdad, que a ratos parece de viejo cuño porque atiende más bien a la homogeneización. Las actuales apuntan a establecer entramados  de comunicación desde la multiplicidad, que comienzan desde el cuerpo, pero que aportan claves para abrir el discurso hacia aspectos como la educación, la política, ecología, y  cultura. La idea de auto-percepción del cuerpo en tanto lugar de la creación de identidad, repercute en la idea del otro, inclusive si pensamos en el cuerpo en términos de territorio (visión ontológica) como dispositivo de locomoción (visión instrumental),  o como  sujeto en el exilio ( visión relacional).

Establecer relaciones desde el cuerpo en los tiempos que corren es un desafío. En la ciudad de los viajeros, implica hacer conexiones, hacer comunidad, conscientes de las complejidades y las contradicciones en el contacto entre culturas, que nuestras interacciones cotidianas son el producto de caóticas dinámicas de movimiento que han transformado no solo el mapa, sino  también a nosotros mismos, y que suelen estar mediadas por la violencia latente o manifiesta. No existe garantía ni derecho cuando nos enfrentamos a la convivencia con nuestro primer instrumento que es el cuerpo. Sin embargo, el cuerpo es nuestro  territorio más preciado cuando no tenemos nada a que asirnos, es el lugar desde donde podemos dar y comprender, reto de todos los días. Nadie dijo que sería fácil.


 

[1] Bauman Z (2007)Vida de consumo. México. Fondo de Cultura económica.  P.74

[2] Glissant, E  (1990) Poetics of relation  In:  Participation, documents of contemporary art.  Claire Bishop editor (2006) Cambridge. WhiteChapel Gallery p.71

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