El control coercitivo (CC) es una forma autoritaria de obediencia, los encargados de la autoridad ponen límites y castigos. No es lo mismo autoridad que autoritarismo pero ambos, llevados al extremo se vuelven dictadura. Es lo que observamos en la pandemia.
El CC se convierte en una forma de relación de dominio sumisión, en la que, niños, jóvenes, trabajadores, parejas y finalmente todos los ciudadanos, se someten a las reglas que los cuidadores impongan. En muchos casos implica maltrato, físico y psicológico.
El CC implica autoritarismo y pretende cambiar comportamientos, es imposición y no tiene carácter preventivo. Se vuelve un tipo de relación impositiva y vertical basada en el ejercicio de poder sobre otros.
Esta práctica implica maltrato y pérdida de libertad en la mayoría de los casos, el método utilizado para inducir sumisión es dar órdenes e impartir castigos.
El CC lo sufrimos por generaciones, era una costumbre de la cual aprendimos conceptos como: “a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa y hay que respetar a los mayores”. Ese tipo de sentencias nos marcaron: a la mujer se le programó para la inseguridad, la fragilidad y a todos nos enseñaron a considerar a los adultos personas de respeto aun cuando maltrataran y hasta abusaran de los menores sexualmente. A los niños nos veían como tontos, no como seres pensantes.
El autoritarismo logra un control precario que depende del temor. El sometido no hace ciertas acciones por miedo al castigo, no porque esté convencido de que es lo que conviene.
Lo que aprende es la manera de evadirlas, para evitar el castigo. Cuando no hay ese peligro actuará de forma diferente. Por ejemplo, no respetará el semáforo, si se entera que no hay policía o no hay fotomulta.
Hoy en día con las clases en línea los maestros y profesores imponen a los estudiantes una exageración de tareas y trabajos. Las madres se quejan sin resultado. El CC no se limita a un evento o una relación, es también la acumulación de palabras, comportamientos y amenazas que humillan, aíslan y controlan a las víctimas, afectan su autoestima y coartan su libertad. Las víctimas no se dan cuenta de hasta qué punto les afecta en la seguridad y confianza en sí mismos.
En cuanto al control de contagios por la pandemia los gobiernos se vuelven dictadores, utilizan el autoritarismo y se quejan de que los ciudadanos no respetan las reglas. El CC de multas y castigos genera rebeldía, y los adultos como si fueran adolescentes, buscan evadir las reglas. “Esta pandemia nos ha convertido en esclavas” se quejan las empleadas domésticas, a quienes no se les permite salir a la calle.
España tiene más trabajadoras domésticas que cualquier país de Europa y muchas proceden de América Latina, la mayoría viven en casa de sus empleadores de manera que son más vulnerables a la explotación y al abuso. En México muchas empleadas domésticas dejaron de asistir a su lugar de trabajo, ya que los “patrones”, es así como les llaman, les pidieron que no fueran por el temor de que les trajeran el contagio. En algunos casos les pagan la mitad de su salario y en otros las dieron de baja definitivamente, al no tener prestaciones se las están viendo muy duras.
Restaurantes, cines, y todos los establecimientos que se dedican a la industria de los eventos están en bancarrota. Se han preguntado ¿cuál será el objetivo de tratarnos como esclavos?
Si los gobiernos no cambian la estrategia no vamos a salir de esta crisis de miedo. Los ciudadanos están sufriendo de inseguridad, falta de confianza y trastornos mentales: miedo, ansiedad, y, muy preocupante, ideas suicidas.
La estrategia para salir de la crisis es fomentar la responsabilidad personal. Recordar siempre que “El pez por su boca muere”. El sistema de defensas solo pide nutrientes, no es lo mismo comer que alimentarse. La interacción mente-cuerpo-sistema inmunitario es compleja. Una dieta pobre en nutrientes, los pensamientos negativos, el estrés y el miedo ponen en riesgo la salud del cuerpo y de la mente. El proceso de enfermedad se desarrolla en seis fases: acumulación, agravamiento, diseminación, localización, manifestación y diferenciación. Las primeras tres son invisibles, las otras tres conllevan síntomas manifiestos. Cada etapa refleja una pérdida de equilibrio y de los procesos naturales del cuerpo. La ingestión de fármacos de manera indiscriminada afecta el microbioma, las bacterias que mantienen la salud de los órganos internos y de la piel. El abuso de gel y el lavado de manos está causando dermatitis. No me canso de decirles: “que tu medicina sea tu alimento” y la seguridad y confianza en ti mismo la mejor arma para evitar infecciones.